Los EE.UU., desde que el presidente Evo Morales llegó al poder ha ido conspirativamente comisionando; desde su ex embajador Philip Goldberg, hasta hoy con sus eufemísticos “encargados de negocios”, con un premeditado propósito, que como es una conspiradora costumbre de los EE.UU., obviamente tiene el objetivo de ejercer un control sobre las naciones; y en el caso de Bolivia con más razón, por ser antagónica a sus despóticos designios de tener sometida su soberanía.
El ex embajador Philip Goldberg, como es de conocimiento público estuvo comisionado en una escisionista estrategia que si bien tuvo éxito en los Balcanes, en Bolivia, con una oposición política recalcitrantemente regionalista, y un pueblo unido, no tuvo éxito después de que perdiera esa oposición el poder ante un presidente indígena, que fue lo que llevó a Goldberg a esbozar esa estrategia en un escenario que le permitiera aplicar la receta del resquebrajamiento aplicada en la ex Yugoslavia.
Brennan fue la receta del recambio, que ante el fracaso de fraccionamiento de Bolivia, volcó su accionar a la desestabilización dentro los mismos aliados, o ex aliados del MAS, como fue el caso de sus conspirativos contactos con dirigentes de Achacachi, como el Mallku, en las movilizaciones de agosto, o los cocaleros de los Yungas.
Así mismo replicando la receta aplicada en su anterior misión diplomática en Nicaragua, donde aplicó la del dirty-job (Guerra Sucia), contra el presidente Daniel Ortega, con la mercenaria mentira de la violación de su hijastra; en Bolivia se urdió otra monumental mentira, en complicidad con el agente/informante Carlos Valverde contra el presidente Evo con el escandaloso embuste del “hijo del presidente” con su ex pareja sentimental, que nuca se probó.
Hoy el nuevo emisario para la embajada de los EE.UU., proveniente de México es Bruce Willamson, quien es, según el portal del periódico La Jornada de ése país, egresado del Colegio Nacional de Guerra, con Maestría en Estudios Estratégicos y ex Consejero para Latinoamérica de la Oficina Internacional de Narcóticos del Departamento de Estado.
La pregunta por demás obvia es, ¿a qué viene a Bolivia, donde tenemos un presidente que proviene la Defensa de la Hoja de coca, un hombre especializado en la “lucha” contra el narcotráfico, la misma que para los EE.UU., no es más que no para instrumentalizar la injerencia yanqui con fines políticos?
Esta designación, como las otras anteriores no es casual, tiene un objetivo que no es más que el desgaste y derrocamiento del gobierno; y hoy se juega los EE.UU., su apuesta más fuerte, mediante un operador que en México, a través del mayor cártel que hay, como es la DEA, llevaron violencia y sometimiento de la soberanía mexicana al negocio del narcotráfico, que es el que controla, sin competidor alguno, los EE.UU.
Así que prestarle mucha atención a lo que haga y deje de hacer Willamson.
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