Tiempos del Hombre Nuevo

Siempre que me refiero al Comandante Guevara, lo describo como una rara especie de hombre, pero al decir "rara" quiero manifestar que se trata de un hombre que vivió y predicó con suma intensidad sus ideales, que se atrevió a igualar la razón y el discurso, abandonando el confort y la comodidad para demostrar sus verdades, que transformó la perspectiva de los oprimidos cuando la historia no era sino la suma de derrotas y pliegues del fracaso. Hoy avanzamos con muchas dificultades, aún falta mucho por hacer, debemos de construir ya no muchos Vietnam, sino proyectos Bolivarianos en el mundo, ese es el ejemplo del Ché.

En estos días, de octubre, se conmemoran los cincuenta años, del asesinato, de ese extraordinario revolucionario llamado el Che, Ernesto Guevara de la Serna, el hombre que asumió la revolución en toda su dimensión que se sintió llamado hacia la tarea ´mas difícil y compleja, ambiciosa y sublime, como irse a combatir por todos los pueblos de América.

El presente escrito, además, tiene que ver con ese gran teórico del socialismo, al hombre de la utopía concreta, Ludovico Silva, quien falleciera a temprana edad por allá a finales del año 1988, quien siempre andaba en búsqueda de la "maravillosa utopía del socialismo perfecto" y que persistentemente mantuvo como una gran referencia de acción, teoría y praxis el ejemplo y temple del Che Guevara.

Cuando en la antigua URSS, a mediado de los años 80 se inicia el proceso de la llamada Perestroika y la Glasnost, Ludovico, fue fascinado, imanado por la posibilidad que despertaba la democratización de la sociedad regimentada y la adopción de un conjunto de medidas dirigidas a aumentar la participación ciudadana en los asuntos públicos y asimismo ampliar la gama informativa y cultural de la URSS.

En una sus conferencias decía Ludovico "si hago mayor énfasis en la Glasnost es porque la considero de igual o mayor trascendencia y primacía que la misma Perestroika, aunque ésta se refiera al aspecto material de la productividad y la Glasnost al aspecto espiritual, el de las conciencias. Nada necesitamos nosotros tanto como una revolución de nuestras conciencias. No podemos aspirar a transformar las deficiencias de nuestra economía a base de puro pragmatismo; es preciso que creemos en nosotros mismos a hombres nuevos, cualitativamente libres, lo que el Che Guevara llamó "el hombre del siglo XXI".

El Ché Guevara y Ludovico, coincidían, en la necesidad de echar las bases para formar al hombre nuevo, aún a sabiendas que es una tarea enormemente dificultosa y más que compleja.

Ese hombre nuevo, el cual todavía esta por edificarse, conforma para muchos uno de los capítulos mas lamentables de la historia del llamado "socialismo real", el cual fue tan duramente criticado y con razones bien fundamentadas tanto por Guevara como por Ludovico.

Es bueno apuntar que el Che, en su estadía en Praga, año 1965, comenzó a escribir un libro, el cual gravitaba a la critica al manual de economía de la academia, que para él significaba el regreso al capitalismo, era una critica al socialismo "real" de la antigua URSS, critica abierta y contundente al camino emprendido por la URSS para construir el socialismo, iniciaba con las palabras "necesidades de este libro", fue una obra inconclusa.

El Che, fue más que un guerrillero heroico, más que un ser lleno de romanticismo y voluntarismo, fue por el contrario un gran pensador sobre los problemas del socialismo, sobre la economía política; acá en particular es necesario destacar el estudio que sobre el pensamiento del Che realiza el escritor de origen argentino Néstor Kohan en su obra intitulado EN la Selva (2014), que son los estudios desconocidos del Che a propósito de sus cuadernos de lectura de Bolivia.

La referida obra "rescata al Che del museo, el monumento y el poster inofensivo donde lo han querido encerrar" y nos presenta al Che como estudioso del capitalismo, analista de las dificultades de la transición al socialismo, teórico de los problemas de la revolución mundial y polemista al interior del marxismo, según Kohan.

El pensamiento del Che, no puede encasillarse de ortodoxo, ni dogmático, pues muchos le condenan por haber hablado y escrito en voz alta sobre los problemas prácticos y teóricos de la revolución y el socialismo.

Ese hombre nuevo, por el que lucho el Che, por el mismo que abogo Ludovico, es el hombre en plena libertad para ejercer sus derechos ciudadanos, es el ciudadano ilustrado, conocedor de sus derechos y deberes y practicante de los mismos. Es el hombre desprendido de lo material y ceñido a la humanidad por amor.

No es el hombre finamente adiestrado para brindar culto a la personalidad de algún dirigente; se trata de cuajar a través de la educación a un hombre nuevo capaz de dejar de ser un simple habitante del planeta tierra y transformarse en un ciudadano fundamentado en el humanismo viviente.

Esa era la utopía que eternamente perseguían el Ché y Ludovico que los desposeídos, los invisibilizados de siempre asuman todo el protagonismo que les otorga su ciudadanía.

Para Ludovico, "la figura del comandante Ernesto Che Guevara es hoy más que nunca para nosotros como un relámpago de oro en la conciencia. Su acción y su pensamiento, su increíble audacia histórica, constituyen una permanente advertencia para todos aquellos que pensamos, como Marx, que no basta con interpretar el mundo, sino que es preciso cambiarlo, transformarlo, alterarlo revolucionariamente."

Para el Che, como gran pensador y estratega político, el socialismo y su construcción, pasa necesariamente por no cometer los errores y desaciertos de otras experiencias; que las ideas de Marx y de Lenin, de Trotsky, no son para aplicarse como una cartilla; El Che, siempre anduvo empeñado en construir un socialismo original.

Tal vez, uno de los errores más graves que han cometido en casi todas las revoluciones socialistas es el descuidar, o dejar en un segundo plano de importancia, el problema del desarrollo de la conciencia.

En ese sentido Ludovico, nos refiere que "se ha creído que bastaba realizar una transformación en el orden material económico, pues de esta transformación se desprendería, como por arte de magia, la transformación de la conciencia. Un materialismo grosero, por completo distinto del materialismo de Marx, cuando no un burdo economicismo, han creído que las conciencias de los hombres es algo así como un mero agregado".

Esa falta de formación, de generación de conciencia, lo cual no es mas que asumir el compromiso de cambio, nos lleva a caer en desviaciones que hacen correr riesgo para desvirtuar la revolución, llegando al colmo del atrevimiento de establecer lo que Ludovico llama un capitalismo ideológico, el cual consiste en la "acumulación, por parte de la clase dirigente y dominante-que en este caso es la burocracia- del derecho a manejar las ideas revolucionarias como sí fuesen una propiedad privada, un derecho exclusivo de quienes controlan el poder".

El Che Guevara, siempre nos hablaba- lo cual pregonó con su ejemplo- sobre la cualidad del hombre nuevo, el hombre del siglo XXI, la cual toma del filosofo argentino Aníbal Ponce quien tuvo gran influencia en la formación del Che; partía en sus reflexiones la necesidad de llevar la revolución al plano de las conciencias, ya que por su experiencia en la revolución cubana, logro detectar que las transformaciones económicas y sociales no se acompañaban de un desarrollo paralelo de las conciencias, las cuales seguían espiritualmente en la órbita del capitalismo. Para El Che, en la sociedad capitalista no es necesario que la conciencia haga un esfuerzo especial de cobardía o egoísmo para convertirse en mercancía; el mismo sistema nos obliga a todos a pensar en términos mercantiles, a producir eso que Ludovico llama plusvalía ideológica.

Ese Hombre Nuevo, consustanciado con el desarrollo de la conciencia, claro que depende una nueva escuela, pero fundamentalmente, según el Che, debe ser necesariamente producto de un gran esfuerzo individual y dual, pues por un lado el individuo se somete a la sociedad con su educación, pero por otro, el individuo asume un proceso consciente de autoeducación.

En ese sentido Ludovico, siendo consecuente con el pensamiento de Che, afirma que "no debemos creer, que el desarrollo de la conciencia deba ser simplemente un esfuerzo de unos cuantos dirigentes, que desde el aparato estatal, guían la educación del pueblo; a este esfuerzo debe sumarse, el esfuerzo individual, la voluntad de autosuperación".

El concepto de "Hombre nuevo" ha quedado indiscutiblemente ligado, al menos en el contexto latinoamericano, a la figura legendaria del Comandante Guevara. Fue él quien le dio forma, tanto en sus escritos como en la lucha que terminó con su vida en la quebrada de Yuro. El Hombre nuevo es para él, asimismo, el valor moral sin el cual la sociedad comunista se convierte en otra forma de opresión y alienación.

El Hombre nuevo implica, pues, el nacimiento de la humanidad en una etapa diferente, en la que prevalezca el espíritu de solidaridad y no el egoísmo de los individuos. Hombre nuevo como objetivo al que se llega por medio del rescabrajamiento de la propia individualidad para dar paso a una verdadera dimensión social. Hombre nuevo también como producto de la revolución que destruya el sistema que impide la relación plena entre las personas que forman una sociedad.

El hombre nuevo es la concepción moral que envuelve a toda revolución, la revolución verdadera, aún aquella en fase de transición, pues el hombre nuevo surge de una interpretación socialista de la realidad, es una visión radical e intransigente, pero no por ello dogmática del marxismo, pues se sostiene en postulados políticos y económicos concretos.

El hombre nuevo, esta fundado en lo espiritual del amor en batalla como su orientación, como guía hacia ese horizonte. Es el amor incomprendido por los campesinos de la sierra Boliviana, el hecho de no poder despertar simpatías en los mismos, genera frustraciones que rebasan la capacidad de su comprensión.

De allí que el gran pedagogo revolucionario Paulo Freire, cree, por ello, que "la visión del hombre nuevo debe estar arraigada en la redención del oprimido, el amor es una acto de valentía, nunca de temor; el amor es comprensión con los hombres. Donde quiera exista un hombre oprimido, el amor radica en comprometerse con su causa".

Por esto, la liberación es un parto, en un parto hay sangre, dolor y esperanza, el hombre que nace de él es un hombre nuevo, hombre que sólo es viable en y por la superación de la contradicción opresores-oprimidos que, en ultima instancia, es la liberación de todos.

Referencias:

Guevara, E. (2008). El Socialismo y el Hombre en Cuba. Ministerio del Poder Popular para la Comunicación e Información.

Kohan, N. (2014). En La Selva. Yulca editorial.

Silva, L. (2007).En busca del socialismo perdido. Fondo editorial IPASME


 



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Heriberto Rivera


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