¿Alguna vez hubo un chavismo de izquierda?(i)

"Ser de izquierda hoy significa el reconocimiento de lo humano como parte de la naturaleza, parte de la vida. No será posible la construcción de sociedades democráticas, equitativas, libres y solidarias a menos que se detengan a muy corto plazo los procesos de sistemática devastación de las condiciones que hacen posible la vida en el planeta Tierra"

Edgardo Lander

"…las ideas de rebelión revolucionaria se las apagaron hace ya tiempo a su militancia"

Yuri Valecillo

"…Volvemos a olvidarnos de que el verdadero viaje empieza cuando se acaban los caminos. Y que lo nuevo nació para ayudar a que lo viejo se marchara"

Juan Carlos Monedero

"La liquidación del Chavismo sigue su curso sin que nadie se oponga. La masa chavista, esos millones que aún creen llevan a Chávez en el corazón y se resisten a aceptar que nos engañaron, esos millones, huérfanos, esperan un dirigente que retome el camino allí donde lo extraviamos"

T. Valderrama- A. Aponte

En "Guía ética para chavistas maduros que han madurado contra la inmadurez", lance tres preguntas:

* ¿Puede considerarse un partido maduro, con claridad ideológica una organización como el Psuv que "actúa" de manera indiferente con respecto a las generaciones futuras, que no practica la justicia intergeneracional ni la solidaridad diacrónica en el tiempo?

* ¿Es acaso firmeza moral instalarse en la mentira pretendiendo el fraude de identificar lo que es con lo que hay?

* ¿Es el Psuv un partido de Izquierda?

I. Del chavismo chavista al chavismo mustio

Vivimos un tiempo de mentiras permanentes, que enmascaran la verdad. Algunas personas están tan acostumbradas a la falsedad, que ya no son conscientes cuando son sinceras o hipócritas. Ya no es válido aducir ignorancia en descargo de nuestra irresponsabilidad, puesto que se trataría de una ignorancia dolosa y culpable.

  • ¿Qué entendemos por chavismo?
  • ¿Qué es lo que supone ser chavista?

Creo que no es fácil ser y confesarse chavista en la actualidad. La credulidad es asumir acríticamente una idea, consiste en seguir, sin un ápice de conciencia crítica, una propuesta, ya sea de orden político, moral, social o religioso. La credulidad es propia de la inmadurez espiritual, de la minoría kantiana, del miedo a pensar por uno mismo. La historia nos ha enseñado duramente que no existen posturas "químicamente puras": todas pueden ser pervertidas. La posesión de la verdad última no es solamente una pretensión ingenua, sino además peligrosa. Sin duda, existen certezas científicas -¿cómo podríamos de otro modo montarnos en un avión? -, pero son certezas parciales, están referidas únicamente a la dimensión empírica, contable, matemáticamente formulable de la realidad.

¿Cómo liberar la Revolución de la aporía en que se encuentra? ¿Es posible recuperar la Revolución? Nos faltan fuerzas. Dicho de otra forma, nos faltan la fe y la esperanza necesarias, y quizá también el amor, para mantenernos en pie y caminando. En estos tiempos turbulentos y críticos, la esperanza es una joya preciosa que se encuentra oculta bajo restos de proyectos y planes fracasados, cubierta de polvo por la parálisis que causa el desaliento. Es necesario, más que nunca descubrir y cuidar amorosamente la esperanza para que vuelva a brillar con esplendor. Esta joya es poderosa, casi mágica. Es capaz de sacarnos de la inercia e impulsarnos al movimiento, a la acción. En una situación de crisis profunda, ¿cómo distinguir la esperanza de una mera ilusión vacía? ¿Cómo pensar con confianza y entusiasmo en el presente y en el futuro personal y colectivo?

La esperanza pertenece al grupo de vivencias o experiencias fundamentales que llegan al fondo de la existencia, movilizando los resortes de la vida y suscitando las cuestiones del sentido. La esperanza es un rasgo antropológico natural, aunque ya desde la fase protohistórica de la humanidad se manifieste en intima conexión con creencias, ritos y ceremonias. Detrás de todo sentimiento de esperanza late el afán de una vida mejor o, lo que es lo mismo, el deseo de librarse del dolor o el mal en sus diversas acepciones. Este es, en esencia, el trasfondo de la motivación que guía a toda esperanza, llamémosle felicidad, eudaimonía, beatitudo o vida bienaventurada.

El ser humano es intrínsecamente esperanza, porque no es nunca una criatura acabada y bastándose a sí misma, porque es un ser deficitario, también porque la conflictividad raramente interrumpida de la existencia humana le obliga, lo quiera o no, a concebir situaciones personales o colectivas de signo gratificante. Eso explica a su vez el papel decisivo que la proyección utópica ha jugado en la historia humana tanto en su versión secular como religiosa. La esperanza no es una parte más del ser humano, sino que constituye el punto de apoyo arquimediano de su raíz óntica. De ahí que sea también el principio motor de su praxis, incluido el impulso volitivo que hay detrás de ella. Como todas las manifestaciones de la vida humana, la esperanza está sometida a un proceso de mutación más o menos constante e intenso. Esta historicidad o temporalidad explica que en cada ciclo histórico o modelo de civilización se manifieste de manera distinta. Existe, no solo la dialéctica de la historia descubierta por la ilustración en general y por Hegel y su discípulo Marx particularmente, sino también una dialéctica de la esperanza. Sin ella, la dialéctica de la historia resultaría incomprensible. Lo que por inercia o automatismo mental llamamos evolución o progreso es la expresión objetiva de algo tan subjetivo o personal como la esperanza. Y, a la inversa, todas las fases estáticas o regresivas del acontecer histórico son la consecuencia de la desesperanza.

La sociedad venezolana atraviesa no solo la crisis económica más grave de su historia, sino una crisis general de valores a la que pertenece, en lugar preeminente, la crisis no menos profunda de la propia esperanza. De ahí que el estado de conciencia hoy predominante sea la inquietud, el miedo y la incertidumbre ante el futuro inmediato y mediato. Tal vez la única posibilidad de liberar a la revolución (y a la sociedad venezolana) de la aporía en que se encuentra es recuperar la esperanza y devolverle el sentido genuino que le corresponde. Al hablar de esperanza, no nos referimos en modo alguno al deseo de retornar al estado de cosas anterior a la crisis en la que estamos sumidos todos los venezolanos sin excepción, sino a una esperanza capaz de concebir una sociedad completamente distinta de la que tenemos ahora. La inmensa mayoría de los venezolanos somos mujeres y hombres de buena voluntad por eso nos entusiasma el Socialismo. Pero también somos mujeres y hombres de frágil voluntad .Por eso, hemos sido incapaces de poner en práctica la Revolución Socialista. Tenemos mucho que hacer juntos en común y desterrar por siempre este azote neoliberal que se predica tan inamovible como la luz del sol. Tenemos que desterrar la programación mental que considera que la explotación del hombre por el hombre forma parte de la naturaleza. No hay ni habrá revolución sin revolucionarse. Lo que menos puede hacerse es reducir la esperanza al ámbito de nuestro yo y olvidar que a nuestra vida pertenece intrínsecamente la vida de nuestros semejantes.

II. ¿Es el Psuv de Izquierda?

Tenemos que partir planteando una pregunta: ¿Qué entendemos por "izquierda"? Para contestarla habremos de despejar un equívoco: la izquierda no se refiere a un sistema ideológico, no designa una ideología. En el lenguaje ordinario, "derecha" o "izquierda" significan mucho más que un estilo de creencias; se refieren a una actitud vital ante la sociedad, supuesta en un comportamiento. Por izquierda entendemos todos aquellos "movimientos que han luchado contra la barbarie de la explotación y la dominación que impiden la fraternidad, la igualad y la libertad". Es decir a lo largo de la historia podemos encontrar persona, movimientos y políticas que han simbolizado esta izquierda en la medida "en que han buscado la erradicación del sufrimiento humano causado por mecanismos de explotación y dominación , y han apelado a la sublevación moral y al compromiso de todas aquellas personas que querían acabar con actuaciones de inhumanidad y desigualdad en torno a un programa de acción". En otras palabras la identidad de la izquierda hay que buscarla en los fines morales y sociales que se propone. El resto (políticas, ideologías, programas, medios, estrategias) serán de izquierda en la medida en que persigan y alcancen esos fines. Hay, por lo tanto, un ámbito que especifica la moral de izquierda, y es el de los fines y valores solidarios.

La izquierda política no consiste en la adhesión a un sistema doctrinario. Las ideologías revolucionarias o reformistas se suceden, cambian y se enfrentan. Su vigencia depende del contexto histórico, su traza varía con los intereses de los grupos que las sustentan. Pero debajo de todas ellas subsiste una corriente vital permanente. Es una actitud común de disrupción ante la realidad social existente, que da lugar a una práctica transformadora; es, a la vez, negación de un orden dado y proyección de otro que se supone más racional y humano. Son esa actitud y esa práctica las que definen a la izquierda. Lo que dio sentido a la entrega de tantos hombres y mujeres e hizo que, en muchos casos, algunos sacrificaran sus vidas por un objetivo social, no fue la creencia en una doctrina científica o filosófica. Fue una pasión y una esperanza: la indignación por la estupidez y la injusticia humanas, la urgencia por construir una sociedad fraterna. Según las épocas y las circunstancias sociales, esa actitud disruptiva revistió varias formas, ensayó distintas vías de acción y adujo distintas teorías para justificarlas pero en todos se mantuvo constante. Porque no era prisionera de ninguna formulación ideológica, subsistía, subsiste en todas ellas. La izquierda en política no es una doctrina, es una elección de vida. En cada contexto utiliza armas intelectuales distintas. Tiene sin duda que elaborar y aceptar teorías para justificar racionalmente sus decisiones y prácticas, pero la aceptación o rechazo de una teoría está motivada por una actitud que implica una proyección de valores objetivos que satisfacen intereses vitales. El criterio para juzgar si un movimiento es de izquierda no es que cumpla o no con una posición teórica. Al revés, el criterio para juzgar el carácter de izquierda de una teoría es si es capaz de justificar racionalmente o no un comportamiento emancipador.

Según Luis Villoro: "La confusión de la izquierda de una doctrina ideológica determinada, ha sido una de las causas de su perversión. Para ser de izquierda había que abrazar un credo. Quien difería a la doctrina oficial era tránsfuga o reaccionario. De allí, el sectarismo y la intolerancia. Además, si la izquierda se confunde con una doctrina, sólo quienes la interpretan correctamente pueden dirigirla. Hay un único grupo capacitado para señalar el rumbo político: el que detecta la teoría verdadera. La actitud transformadora de la realidad social se reduce a la adhesión a quienes detentan la doctrina y saben interpretarla. El gran equívoco de la izquierda es identificarla con un sistema de creencia; con una ideología. Porque no es una explicación del mundo, en la cual pudiéramos creer o no, sino una decisión frente al mundo que tenemos que asumir; no es una teoría que desemboque en una acción, sino una postura moral que acude para justificarse a una reflexión teórica"

Conclusión provisional: La "izquierda chavista" es una izquierda débil. Porque el "chavismo" es todavía un concepto vacío, sin contenidos ni dirección de ningún tipo. Tanto la fenomenología religiosa como la sociología podrían hablarnos de la existencia de diversos tipos de "chavismo"

PARA SABER MÁS

Norberto Bobbio, Derecha e izquierda, Razones y significados de una distinción política Editorial Taurus 1995

Gustavo Bueno, "La Ética desde la izquierda", El Basilisco, nº 17, 1994, págs. 3-36.

Gustavo Bueno, "En torno al concepto de 'izquierda política", El Basilisco, nº 29, 2001, págs. 3-28.

José Manuel Rodríguez Pardo, "El mito de la izquierda indefinida y el mito de las derechas", El Catoblepas * número 21 * noviembre 2003 * página 24

http://panamarevista.com/izquierda-que-izquierda/

https://systemicalternatives.org/2017/01/19/que-significa-ser-de-izquierda-hoy1/



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Luis Antonio Azócar Bates

Matemático y filósofo

 medida713@gmail.com

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