Venezuela ha sido objeto en los últimos cien días de la más brutal y violenta arremetida del fascismo criollo. Inspirada en los poderes imperiales, la ultraderecha nativa ha ejecutado un plan macabro de guarimbas, trancazos, incendios de establecimientos educativos, hospitalarios y judiciales, de incineración pública de integrantes del chavismo militante y asesinato de candidatos a la Constituyente comunal (van 25).
La guerra ha sido en todos los frentes: el mediático, el internacional de la OEA, el económico y el financiero.
No ha tenido descanso la Republica de Bolívar ante el descomunal asedio de la retícula global del imperialismo gringo y las multinacionales del petróleo.
Más de 100 personas, casi todos ciudadanos inermes, han muerto en la convulsión política promovida por las viejas castas oligárquicas envasadas hoy en siglas engañosas que dicen ser afines a los principios de la democracia.
Lo grave de todo este escenario es el comportamiento de la Fiscal Luis Ortega, quien muy al inició de las movidas de la oposición escuálida se embarcó en un activismo político desestabilizador omitiendo sus obligaciones institucionales, lo que por supuesto derivó en la mayor impunidad de los autores y ejecutores de la violencia.
La expansión de la violencia política contra la sociedad y las instituciones públicas bolivarianas tiene, entre varias causas, en la posición de Ortega uno de sus principales desencadenantes.
La Fiscal es un protagonista de primera línea en los hechos violentos y en las acciones golpistas que se han dado en los días recientes en Venezuela.
La Fiscal es un peligro público para todos. Para la democracia popular. Para la administración oportuna de la justicia. Para impedir la impunidad de los actores centrales en la violencia coyuntural.
Es lo que demanda una acción inmediata del liderazgo chavista en la Constituyente comunal bolivariana.
La situación es tan grave que medidas inmediatas se imponen para cortar de tajo uno de los principales focos contrarrevolucionarios enquistados en el Estado.
Lo cierto es que la Fiscal Ortega está del lado de los enemigos de Venezuela y de la revolución bolivariana con sus conquistas y derechos sociales en favor de las mayorías.
Y colocada en ese lugar es necesario desenmascararla y combatirla con todos los recursos del poder popular socialista.
Su retórica seudo izquierdista acompañada por elementos aventureros que dicen ser muy radicales no es más que puro maquillaje perfumado.