Y la ANC

Fabricar nos hará crecer

Un fabricador, es un creador. Un creador es, sin lugar a dudas, alguien que usa sus manos y sus pensamientos, que son una y la misma cosa, con la sola intensión de crear. ¿Y qué es lo que puede crear? Desde una simple herramienta o una máquina; un instrumento que sirva para hacer otras cosas, para generar bienestar, para ahondar y profundizar en una economía pequeña, mediana, o del tamaño según el lugar donde se encuentre.

Por ejemplo, una máquina moledora de maíz, ese señor que la produce, es capaz de unir su pensamiento y sus manos para crear, fabricar, fundir los elementos de producir esa simple máquina con su alma: su motor, el cerebro electrónico, su vida, y darle un molde, un modelo para hacer otras máquinas, porque ha creado un horno para fundir hierro o acero en conjunto a otras aleaciones, o lo que haya creído conveniente, y de esa forma va modelando y hasta va creando ese instrumento que disminuye el trabajo y hace la productividad más eficiente. Fabricar no es ensamblar.

Visto la sencillez con que se puede trabajar para fabricar, es posible que miles y miles de millones de dólares que la nación gastó en importar máquinas de tantas trasnacionales, hoy muchas inservibles por diferentes razones, podemos recuperarlas con tecnología propia, rehacerlas o reconstruirlas por cuanto contamos con fuerzas productivas provenientes de las desaparecidas escuelas técnicas industriales, y de profesionales y trabajadores especializados que sin descanso han continuado innovando, investigando de cómo nos libramos de la dependencia de la importación de tanta maquinaria de las transnacionales. Porque están en capacidad de crear una tecnología auténticamente venezolana partiendo de su reconstrucción, en un proceso tecnológico sin precedentes.

Es más, es la única forma de recuperar el tiempo perdido y dar un salto de 3000 años, como lo hicieron los primeros habitantes de América, quienes fueron sorprendidos con los adelantos de los que vinieron de ultramar. No estaban preparados para ese choque de culturas, pero asumieron el reto, y ahora, podemos decir con toda propiedad que ya no hay posibilidades de ser sorprendidos. Ahora hay formación y preparación para responder en igualdad de condiciones y sin complejos, con tecnologías propias, de las cuales nos sentimos orgullosos, continuadores de una lucha por la libertad instrumental, de ahí la importancia del conocimiento histórico y científico, de saber quiénes somos y a dónde vamos.

¿Qué producir y que consumir? Es la clave de la vida y salud de nuestra nación. De ahí que nuestro acervo histórico es fundamental, es el alma para emprender la continuación de esta otra libertad, la del desarrollo de nuestra ciencia y tecnología para enfrentar la guarimbas imperialistas, a quienes no les conviene que nuestros países fabriquen sus medios de producción.

Pero pareciera que se hacen los que no se dan cuenta que en Venezuela hay millones de ciudadanos que piensan, que sabemos que con nuestros recursos energéticos y primarios, financiamos las economías imperiales y sus desarrollos industriales, y que en consecuencia, nunca hemos cobrado intereses por ese financiamiento que le hemos dado.

Muy bien, ahora, nos corresponde de todo este aprendizaje que de todas esas máquinas de las trasnacionales, saquemos nuestra propia tecnología. Este proceso reconstructivo, pasa por las siguientes fases: la ingeniería de observación (Movimiento – Tiempo – Espacio – Funciones de la Máquina), el siguiente paso es, una ingeniería de detalles (Inventario de lo requerido para la producción de la máquina) y luego, la ingeniería de materiales (Reagrupación de las fuerzas productivas y los factores de producción para la fabricación de la máquina), a esto lo llamamos ingeniería inversa – reversa.

Esto significa, que partimos desde la fabricación de un tornillo hasta la fabricación del cerebro de la máquina, o viceversa. En este orden de ideas, es propicio que en el proceso constituyente, el concepto: fabricación de medios de producción, se posicione en el texto articulado de la Constitución, en su artículo 110, y en los correlacionados con la ciencia y tecnología, medio ambiente y pueblos indígenas, que mucho tienen que decir. Con la misma proposición, en el artículo 109, se hace necesario, que se reafirme en un apartado como compromiso de los venezolanos para que no se repita el pasado, y se asiente como un acto soberano y de independencia nacional, que recupere el orden perdido, referente a la creación de las escuelas técnicas industriales y de agricultura y afines, que formen parte de un gran sistema de politécnicos de alta calidad y excelencia, como los que hay en Suecia, Suiza, Alemania, Japón, Rusia, China, Francia, España, en el mundo Estadounidense, donde vengan los Suizos, sin complejos a adquirir nuestros conocimientos tecnológicos. ¡Claro que sí! Esto es fruto de múltiples experiencias vividas en el proceso revolucionario para superar la dependencia.

En Guayana, desde el Gobierno Nacional, y sus empresas industriales primarias, la Gran Misión Vivienda Venezuela, adecuándose a la transformación con calidad y excelencia con las iniciativas transformadoras del Gobierno Regional, dirigido por el Gobernador Francisco Rangel Gómez. En este orden de ideas, ha hecho realidad, que aquí se fabrican con altísima calidad las plantas potabilizadoras de agua, (UPA) para hasta 200 mil habitantes; además de los adelantos dados con el procesamiento del granito y la arcilla, cuyo valor agregado genera progreso y empleo productivo, proceso que nos impulsa a continuar en esta lucha revolucionaria de independencia mediante "la fabricación de medios de producción", como es un precepto constitucional, es un compromiso de los venezolanos para garantizar la soberanía e independencia Nacional para que no se repita el pasado dependiente.



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Hector Herrera Jiménez


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