Diosdado, Aporrea, Obama y la "broma" de Maduro

I

Diosdado Cabello en su último programa "Con el mazo dando", se refirió al portal de Aporrea, como algo parecido a un nido de víboras, o de brincatalanqueras, o amargados, o algo así como gente "estranochada". Él señor Cabello dijo que él leía todo lo que aparecía allí. Si eso es así, se habrá dado cuenta que en ese sitio escriben personalidades como José Vicente Rangel, Eleazar Díaz Rangel, Roberto Malaver y su par, así como Carola Chávez, Adán Chávez, Sergio García Ponce, Germán Saltrón, Jesús Silva R., Ignacio Romonet, Heinz Dieterich, entre otros escribidores. Escriben comunistas, chavistas, opositores de derecha y moderados. Escriben buenos y malos escribidores, jóvenes y viejos, hombres y mujeres. En fin, en Aporrea escribe quien quiere, pues, hasta donde yo sé allí no existe la censura. Estoy escribiendo en ese portal desde el 21-06-2013. Me han publicado 603 artículo y nunca, óigase bien, nunca me han censurado un escrito.

En mis artículos defendí a Hugo Chávez, y a su gestión. Luego he defendido a Nicolás Maduro, como portador del legado del Comandante Supremo de la Revolución. Pero, igualmente, he sido crítico cuando he tenido que serlo. Y lo seré por el resto de mi vida. ¿Cómo no ser crítico en una disque revolución donde capea la corrupción, el burocratismo, el autoritarismo, la ineficiencia, la apatía y el "camaleonismo"? ¿Cómo no ser crítico cuando se ha mentido y se ha engañado al pueblo venezolano. Cuando hasta al propio Hugo Chávez le metieron gato por liebre. Y a Nicolás Maduro, ni se diga? ¿Cómo permanecer callado cuando las ruedas de la revolución están desgastadas y "pandurequiadas" y hacen mucho ruido. Cuando la carreta se atasca en una pequeña piedra, o en una zanja, y hay que echar para atrás, como el cangrejo, algo anda mal. En aras de defender la revolución no podemos pretender que todos seamos iguales: del mismo tamaño, con la misma voz, con las mismas ideas o sin ellas. Vestidos del mismo color y el mismo estilo. Aprobando todo, como si fuéramos borregos. Esa vaina no la leí en ningún libro marxista. Siempre he sido un rebelde, desde carajito. Y lo seguiré siendo. No me caló las vainas mal hechas, ni las mentiras, ni los engaños. Bastante viví esa basura en la llamada IV República, y por eso me alcé contra Rómulo Betancourt, en 1962. Estuve en El Porteñazo, y me calé un poco más de 5 años entre el Cuartel Carabobo, el Cuartel San Carlos y la isla del Burro. Así señor Diosdado Cabello, a otro perro con ese hueso. Seguiré siendo un revolucionario a carta cabal, pero no un eunuco mental, y nadie me va a decir que escribir o dónde escribir. Le atiendo sólo a mi conciencia.

II

Voy a referirme otra vez al caso del luchador y revolucionario boricua: Óscar López Rivera. Pienso que no me expliqué bien en mi artículo anterior donde abordé el tema, y aludí al Presidente Nicolás Maduro. Ahora voy a ser más directo. Lo que quise decir es que Barack Obama le regalo en su despedida, sin querer queriendo, una mala jugada a nuestro Presidente. Le echo tremenda broma, pues, cuando tiene un pie dentro y otro fuera de la Casa Blanca. La "broma" consistió en darle la libertad al hombre que duró más años en una cárcel, por tan solo haber luchado por la independencia de su Patria, es decir, de Puerto Rico. Estamos hablando de un poco más de 35 años encarcelado. Todo el mundo, perdón, parte del mundo que ama la soberanía y la independencia, pidió no sólo a Obama, sino a los gobernantes que le precedieron, la libertad para este hombre. Lo hizo Hugo Chávez, y lo hizo Maduro. Pero hubo una diferencia: Chávez lo hizo, a través de sus intervenciones y discursos, claro y preciso, sin chistes o bromas. Mientras que Maduro, a mi juicio, metió la "pata" cuando dijo no hace mucho tiempo que si Obama daba la libertad a Rivera, él pondría en un avión al monstruo de Ramo Verde y lo enviaría a Estados Unidos. Palabras más palabras menos. Eso está registrado en los medios. No se puede borrar, como no se puede recoger el agua derramada.

Pero que dijo el Presidente, en esta semana, cuando una periodista, en la rueda de prensa que ofreció con los corresponsales extranjeros, hizo referencia a lo que él había dicho, y a la decisión de Obama, y que qué opinaba: "Son comentarios jocosos… Esa fue una broma". ¿Qué es eso, señor Presidente? Un jefe de Estado no puede darse el lujo de estar metiendo la "pata" de esa manera. Usted nunca dijo, cuando dijo lo que dijo, que eso era una broma. Tal vez si lo hubiese dicho hubiera salido mejor parado, pues, aun así no es frecuente oír a un Presidente decir esas cosas…, etiquetándolas de jocosas o de bromas. Entiendo perfectamente que hay una gran diferencia entre Óscar López Rivera y el señor huésped de Ramo Verde. El primero fue encarcelado por más de 35 años por defender a su Patria. Por clamar por su independencia. Mientras que el otro alborotó a sus seguidos para que fueran a crear zozobra, a crear terror y a causar la muerte a 43 venezolanos, con el objetivo de desestabilizar al gobierno y propiciar una intervención por parte del imperio estadounidense, y fue sentenciado a 14 años. ¡Qué cosa, no! Son dos cosas diametralmente opuestas. Mientras el señor de Ramo Verde ha sido vive como un rey en su "cárcel", el líder boricua tuvo que enfrentar una dura cárcel del imperio. Pregunto: ¿Cuántos años le hubiesen metido a este señor, si lo que hizo en Venezuela lo hubiera hecho en Estados Unidos? No tengo dudas de que le hubiesen metido por lo menos dos o tres cadenas perpetuas.

III

Mucha gente ha escrito sobre el manejo del lenguaje y sus consecuencias. Miguel Ruiz, autor mexicano, es uno de ellos. En su libro "Los 4 acuerdos", se refiere al tema, en su primer capítulo: "Se impecable con tus palabras". Eso es válido para todos los seres humanos. La palabra es un poder. Un poder que nos legó Dios al momento de crearnos. Y ese poder puede usarse en varias direcciones, dependiendo de quién emite las palabras, y de cuál es su objetivo. Mediante la palabra podemos construir o destruir. La palabra es algo mágico que Dios nos dio para comunicarnos, entendernos, y ser mejor personas. Sirven de puente entre unos y otros. Por eso, como dice Miguel Ruiz, debemos ser impecable con nuestras palabras. Pero un jefe de Estado debe tener mucho más cuidado con lo que dice y el cómo lo dice. Cuando se está echando bromas se debe advertir para no ser mal interpretado. Pero a un Presidente le está vedado "echar bromas" o pronunciarse en un lenguaje vago o con tinte jocoso, pues, una vez que sus palabras salieron de su boca, por más que argumente que "Nadie es perfecto", el daño estará hecho y costará reducirlo con aclaratorias.

El lenguaje es la forma universal de comunicarnos unos a los otros. Dice Ángel Gámez, especialista en esta materia, que "Somos seres lingüísticos y el lenguaje puede determinar quiénes somos, cuáles son nuestras preferencias y al mismo tiempo puede permitir la influencia positiva o la manipulación de otras personas…". En ese sentido, escribí varios artículos donde me refería al lenguaje que utilizaba nuestro Presidente Nicolás Maduro, en sus discursos o intervenciones ante un público determinado. Es decir, critiqué la forma ligera con la cual él se dirigía a sus oyentes. Pienso, una vez más, que el Presidente Nicolás Maduro debería ponerle atención a sus palabras. Mientras más pensamos en lo que vamos a decir, mejor lo hacemos para bien nuestro y de los demás. De eso se trata: hablar, comunicar y armonizar con nuestros semejantes, sin malas bromas, o salidas jocosas, que, de alguna maneara pudieran ser mal interpretadas. Hay buenas bromas, que bien manejadas, en el marco de un discurso o una conferencia sirven para despertar la atención, o para fijar algunas "ganchos" que son de nuestro interés. Pero, señor Presidente, no más "broma" como la que permitió que Obama se la devolviera sin querer queriendo… ¡Se cansa uno!



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Teófilo Santaella

Periodista, egresado de la UCV. Militar en situación de retiro. Ex prisionero de la Isla del Burro, en la década de los 60.

 teofilo_santaella@yahoo.com

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