Consumismo y estupidez

No me canso de repetir que no soy especialista en nada, pero por fortuna mi desgastada pensadora todavía se enriquece, tanto de sueños como de curiosidades. Como buen entremetido intentaré indagar sobre un tópico de mi interés, esto es sobre la sinonimia. Ciertamente, existe un maestro en este tema como es Luis Navarrete, quien con su enseñanza en el “Correo de la palabra” nos ilustra sobre la analogía de ciertos vocablos. Pero como el idioma es dinámico me voy a permitir, quizás me equivoque, en establecer, según previo y desatinado análisis, que consumismo y estupidez son sinónimos.

Indudablemente se necesita ser un soberano estúpido para consumir todo lo que el mercado nos ofrece simplemente, en algunos casos, por estar a la moda. Es inaudito que millones de personas compren productos que por lo general no tienen utilidad y en otros casos, que no pasan de ser cosas bonitas que no sirven para nada. En un acto de reflexión examine minuciosamente la sala de su casa, las baterías de cocina, su ropero personal y cualquier rincón del hogar donde almacena cosas que adquirió, las utilizó pocas veces y luego las arrinconó para luego olvidarse de estas. Existe un solo consumismo pero para analizarlo mejor lo separaré en varios renglones:

El consumismo material: los idiotas se dejan influenciar por cualquier cosa, sobre todo por la propaganda. La publicidad infecta es capaz de persuadir a un esquimal estúpido que necesita una nevera; así mismo, aquella (la publicidad) actúa sobre millones de personas descerebradas convenciéndolas de que el uso de ropa o calzado de marca lo transformará en aristócratas; o que, por ejemplo, una marca de pintura de labio convertirá a una dama tímida en una mujer sexi, o que un idiota que use un interior con las nalgas al aire puede actuar como un súper hombre, capaz de echar cinco polvos en una noche. El consumismo ha erradicado la singularidad y convierte la estupidez en la normalidad, es por esto que el mejor aliado del capitalismo es el consumismo, es decir la estupidez.

El consumismo gastronómico: como no logro descubrir si se es consumista por ser idiota o, se es idiota por ser consumista, por tal motivo los considero sinónimos. La situación de guerra económica que vive Venezuela nos ha obligado a retomar parte de la dieta legada por nuestros ancestros indígenas. Es decir, habíamos abandonado la herencia gastronómica de nuestros ascendientes por productos promocionados por la tv como el pan, las gaseosas, la leche, los postres, la mantequilla, las salsas, los quesos fundidos, los productos envasados, los jugos pasteurizados… Por suerte, nos vimos impelido, consecuencia del acaparamiento y la insuficiencia, a renunciar a las comidas que solo sirven para engordar pero que no alimentan por carecer de valores nutricionales. A cambio del consumo de aquellos comistrajos descubrimos que la yuca, la batata, el ocumo, el topocho, el plátano, los jojotos, los vegetales, las frutas, el papelón…constituyen un fenomenal reemplazo de los mercancías televisivas, con la ventaja que estos nos nutren y no engordan.

La mayoría de las personas se dejan influir por la propaganda tóxica y están catequizados que los comistrajos que hacen daño y engordan, los que anuncian por la tv, los nutren. Hasta están persuadidos que los productos Polar son alimentos. Conozco personas que se niegan a comer yuca por ser este tubérculo comida de indio o de pobre, pero se complacen en ingerir pan, como si fuese un residente de la vieja Europa. Lamentablemente, no se percatan de las enfermedades consecuencia de la ingesta de trigo (con alto contenido de gluten), o de la leche, o de la comida chatarra, o de las gaseosas, o de las galletas, o quesos cremas, entre tantos productos nocivos que engullen, simplemente porque los ven en los programas de la tv.

El consumismo tecnológico: los adelantos de la tecnología moderna evidenció el grado de consumismo de numerosas personas, es decir la jerarquía de la estupidez. No lo puedo negar, cada quien está en su derecho de ser idiota, pero cuesta convivir con tantos estúpidos cerca de uno y parece que cada día se multiplican. Cada vez que sale un celular de última generación los idiotas salen en cambote a las tiendas para cambiar el viejo pote por uno de tecnología de punta. La mayoría de estos aparatos son inventados por verdaderos genios de la tecnología y tengo la certeza que los testuces de los usuarios no se pueden cotejar ni con la milésima parte del ingenio de estos diseñadores. Por lo general, los usuarios solo son capaces de utilizar en un porcentaje muy limitado las funciones del aparato que tiene en bolsillo o en la cartera. Pero el celular inteligente es un símbolo de estatus, imposible mostrar entre sus amistades una máquina pasada de moda. Lo mismo ocurre con las diversas modalidades de la tecnología, el laptop, el play station phone, un Gps, la tableta, los audífonos glow laser, las cámaras Samsung, el cinturón inteligente, un osculo rift, un ipod touch, un macBook pro, un Samsung galaxy, un Nintendo SII, un Nook…entre tantos artilugios de alta tecnología portátil que todos los idiotas desean exhibir como símbolo de estatus social. A lo anterior es imprescindible agregar otros objetos que solo sirven para aparentar, como son los automóviles de lujo, las joyas entre tantos adminículos que le engrandecen el ego a los estúpidos. Hasta compran reloj de marca, a pesar de que todos los celulares dan la hora.

El consumismo audiovisual: la estupidez que corona el consumismo es el audiovisual. En este renglón no se compra nada, simplemente ciertos individuos devoran las informaciones y las noticias. Aceptan como verdad lo que algunos agentes les interesa que sean considerado como veraz, para que tales mentiras sirvan a los intereses de aciagos consorcios. Al igual que los productos anunciados por la tv para calificarlos como alimento, otros productos que curan ciertas enfermedades, otros que sirven para adelgazar, rublos de belleza que transforma a una dama sencilla en una tragahombres, a un idiota en una máquina sexual, así mismo el consumismo audiovisual intenta convencer a las personas que el neoliberalismo es la solución de los problemas del planeta.

Los mejores aliados de consumismo audiovisual son los medios de comunicación de masa, las redes sociales, la tecnología de la comunicación, los púlpitos de las iglesias y todos aquellos medios utilizados para difundir mentiras y convertirlas en verdades. Los propiciadores del consumismo audiovisual están persuadidos de que la mayoría de la gente es estúpida y son fáciles de convencer. En verdad, en parte tienen razón, es por este motivo que existen cientos de religiones y miles se sectas, que permiten juntar en un solo ser la ignorancia, el fanatismo y la estupidez. Tan solo un iletrado puede creer que un ser supremo hizo el mundo en siete días, tan solo un fanático puede estar convencido que la solución de problemas tan complejos, como las dificultades por las que está pasando el planeta Tierra, se solucionarán rezando, para estos idiotas es fácil aceptar que la virgen tuvo un hijo y se mantuvo impoluta, entre tantos de los dogmas que mantiene adormecido a los sectarios.

El consumismo audiovisual es responsable de intensificar la estupidez de millones de personas. Como por ejemplo, las que creen con avidez en las noticias de CNN; las que no son capaces de reflexionar sobre las responsabilidad del capitalismo de la destrucción del planeta; quienes aceptaron que el presidente MM iba a caer con la supuesta toma de Caracas; los incompetentes para interpretar las noticias provenientes de los canales de la tv española comprometida con el gran capital; quienes pregonan y creen que el gobierno socialista de MM es una dictadura; los que afirman que Nicolás corrió asustado porque pocos manifestantes le tocaron cacerola; quienes pregonan que Leopoldo es un preso político; o aquellos que dan fe que la señora Lilian Tintori viaja por el mundo pagando los pasajes con sus ahorros; quienes piensan que en la guerra económica no está metida el Departamento de Estado de USA, en alianza con los empresarios chulos venezolanos; los que testifican que EEUU está preocupado por la democracia venezolana y no por el crudo almacenado en nuestras entrañas; quienes confirman que las agencias de noticias internacionales son objetivas; los amnésicos que pregonan que el viejo adeco Ramos Allup representa el futuro y que EEUU es la esperanza de los pueblos del mundo.

El capitalismo se alimenta del consumismo y el consumismo es sinónimo de estupidez, por lo tanto, el capitalismo, tal como la religión, necesita de miles de millones de idiotas para engordar su cornucopia.


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Enoc Sánchez


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