Diosdado: el gendarme necesario de la revolución

Una de las consecuencias más peligrosas traída por la prematura muerte del comandante Chávez, ha sido sin duda, la emergencia de la ingobernabilidad que poco a poco se he ido enseñoreando en el país, en detrimento de la necesidades de las clases populares. Este crac institucional, cuya esencia es la agonía del capitalismo rentístico, no ha podido ser corregido por el presidente Maduro Moros. Obviamente, la responsabilidad de tal manifestación corresponde en primer lugar, a la alta dirección del PSUVE. A este partido todavía le falta aprender mucho del binomio AD-COPEI, para la conducción del aparato de estado. Pareciera que al presidente le ha sido más fácil anotarse éxitos políticos frente a la MUD que mantener el control de las distintas facciones que confluyen en su gobierno.

A fin de garantizar la continuidad de la revolución chavista, navegando en aguas turbulentas agitadas por la política imperial de borrar de la faz de la tierra este proyecto libertario, la caída del precio de las materias primas en el mercado mundial y de una oposición cipaya, a Maduro Moros hay que apuntalarlo para que culmine su periodo presidencial. En lo que falta para el 2018, la revolución tiene el suficiente tiempo para su recomposición política, corregir sus errores gruesos y sembrar de nuevo las esperanzas en el pueblo chavista.

Ahora bien, el apuntalamiento de Maduro Moros debe emanar del actor histórico que tradicionalmente ha simbolizado el poder en la Venezuela independiente: el ejército. No puede ser de otra manera, si tomamos en cuenta el desdibujamietno revolucionario del PSUVE y la conducción segundona del Gran Polo Patriótico.

Para sembrar el optimismo en las filas del chavismo, últimamente han ocurrido dos hechos políticos que nos indican que el ejército y/o partido militar, ha tomado la batuta en la confrontación con el imperialismo y el cipayaje criollo con un mensaje muy claro: la única manera de borrar a la revolución bolivariana en estos linderos nacionales es volviendo polvo cósmico al ejército heredero de nuestra gesta independentista. La designación de Padrino López en la Gran misión Abastecimiento Seguro y las recientes declaraciones de Diosdado Cabello llamando a expectorar a todos los escuálidos que se encuentran en puestos de dirección dentro del Estado, son señales inequívocas de que en la unión cívico-militar, el componente castrense es el dueño de la batuta.

Con las purgantes declaraciones de Diosdado, el pueblo chavista siente que el estado vuelve a ser "SU" estado y que los enemigos de ayer, no lograron apoderarse de su revolución que costó la vida a su amado comandante. Para nadie es un secreto que uno de los gruesos errores a corregir para lograr la sobrevivencia de Maduro Moros, es la gestión nefasta de la burocracia roja-rojita. Esta fatal gestión burocrática se explica a nuestro juico por tres grandes factores: a) la falta de formación política de los cuadros que fueron designados para tal cometido; b) la ausencia de control político por parte del PSUVE y c) la infiltración en masa de los agentes políticos del imperio disfrazados de rojitos. Diosdado emerge como el necesario gendarme que viene a fuetear los enemigos de la patria, corregir el desmadre político del PSUVE y abrirle camino pacifico al chavismo en su perfil nacional-revolucionario.



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Humberto Trompiz Vallés

Historiador y profesor universitario jubilado, especializado en historia petrolera de Venezuela.

 htrompizvalles@gmail.com      @trompizpetroleo

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