El gobierno de Maduro y el Psuv van rumbo a las próximas elecciones

Es evidente que la izquierda crítica no ha cristalizado en las masas; desde el primer intento electoral de Marea Socialista hasta la introducción del recurso de nulidad contra el Arco Minero del Orinoco, los intentos por motivar al pueblo a una toma de conciencia y a adoptar una actitud de cuestionamiento a las políticas económicas del Estado han chocado con los giros gubernamentales hacia áreas sensibles de la población, que ha imposibilitado que las masas pongan atención a las críticas que la izquierda le hace al gobierno.

¿A quién le va interesar las consecuencias de la explotación minera si existe una amenaza de invasión?

¿A quiénes les van interesar los campesinos y la reforma agraria si se ha echado a andar la agricultura urbana?

¿Qué es más importante, escuchar las recomendaciones críticas de la izquierda opositora o enfrenta las maniobras de Almagro en la OEA?

La cuestión es que el gobierno pretende exaltar el patriotismo y las negociaciones políticas con la derecha de cara a crear un ambiente social pacífico pactado, para que los planes económicos mixtos gobierno-empresa privada se continúen desarrollando y se pueda contingencialmente diferir el descontento social de obreros y campesinos contra la empresa privada y de la oposición derechista contra el gobierno.

Esta medida contractual parece tener un éxito muy exiguo y parcial, cuando se aplica con represión a las huelgas de trabajadores, a las tomas de haciendas y a la descalificación de la izquierda crítica; que se puede constatar en el momento de la introducción del recurso de nulidad sobre el Arco del Orinoco, la presencia masiva de ciudadanos se vio frustrada y en descrédito a los que discrepan con el gobierno (caso del General Alcalá); sin embargo, el revocatorio, las guarimbas, los ataques diplomáticos, los sabotajes, el contrabando, la depredación de los recursos naturales y financieros se eternizan. Pues la derecha, no cumple los pactos.

Así, los más jodidos continúan siendo los que advierten sobre los daños a la revolución y al socialismo.

Pero, toda esta alienación política y el fetichismo presidencial con el que se gobierna, lo mide moral y electoralmente el pueblo y los ciudadanos que votan.

Dado que esta manera de apaciguar el ambiente, sacrifica lo mejor de la izquierda.



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Memo Fernández


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