La ley debe ser para la excepción de la sociedad, no para la norma

Dictar leyes para corregir las deficiencias políticas acrecienta los males. El Estado debe propiciar un cambio de conducta empezando por él mismo. Una idea, una solicitud, una convocatoria; discutir, convencer, acompañar, ensayar; educar, seguir convenciendo. Y sobre todo, dar buenos ejemplos. Que el Estado represente a la sociedad que queremos. Luego se piensa en las leyes. Pero pretender cambiar conductas, intentar cambiar a toda una sociedad con una ley es un disparate. Es meter el cuadrado en el círculo. Una ley así, impositiva respecto a la conducta general de toda una sociedad es una ley con carácter fascista, por más socialista que desee ser.

Para que una ley refleje el sentido de ella misma debe estar acompañada de experiencias y de las prácticas sociales que la justifican.

Y no es mala porque la ley se imponga sobre la conducta a los individuos –porque eso jamás suele suceder- sino porque facilita el "tapar" o disimular las conductas más contrarias a la ley misma, y esto es así debido al carácter técnico (o lógico) de su naturaleza, el cual suele imponerse sobre su sentido moral.

Me explico: una ley fundada en el sentido moral de un pueblo, arraigada en sus valores, en sus creencias y costumbres, corrige, sanciona o penaliza las excepciones de la regla: es decir, a aquel que se arriesga a violar las normas o principios de la sociedad, yendo en contra de sus valores y en contra de la ley. Este individuo sería, por decirlo así, su propio juez, comete un delito pero lo haría asumiendo la responsabilidad de sus actos; puede delinquir y violar la ley, pero sin subterfugios, sabe que el precio que paga por su acción es una condena moral y civil, e iría a la cárcel pero sin arrepentimientos tontos o pacatos. Y sobre todo sin creerse socialmente víctima de la ley que lo sanciona. ¿Por qué?, porque, en este caso es la sociedad quién lo juzga y lo condena, más que la ley. La ley funciona aquí como una forma de normar o de administrar las conductas sociales, no de cambiarlas.

Moralizar a la sociedad, a los individuos que la componen, es hacerlos responsables de sus actos. Y eso no lo hace la ley, eso lo hacemos nosotros mismo mediante el ejemplo y la educación; con valores. Es difícil regular los instintos, digamos que controlar los instintos, sin valores. Pero esa es la tarea principal de una revolución socialista: crear valores socialistas, que se cimenten en la honestidad, en la solidaridad, en la igualdad, en el trabajo creador, en el respeto al ser humano y a la vida en general (no en el tener dinero o cosas materiales).

Chávez hizo un gran esfuerzo en este sentido cuando creo las misiones educativas. Luego mediante sus programas semanales. Más adelante con sus Consejos de Ministros televisados pensando dar buenos ejemplos socialistas a su gente, además de su preocupación constante por difundir el valor del estudio.

La nuestra, y sobre todo ahora, ha sido una revolución de papel, la revolución de las buenas intenciones, que todavía no ha tocado la fibra moral de la mayoría de nuestros dirigentes y de nuestra población. Por eso es que debemos internalizar el socialismo, practicarlo a diario como comunistas y educar a la gente, porque si no lo hacemos nosotros lo hará la sociedad. Y esta sociedad está podrida.

Precisamente, el objetivo principal de la revolución socialista es sustituir la sociedad capitalista, ésta sociedad en la que vivimos hoy, que llevamos dentro, por eso de ser seres sociales. El primer combate es con nosotros mismos. Tener presente siempre que llevamos con nosotros al enemigo, el mismo por el cual hemos sido llamados para vencerlo también afuera.

Por último quisiera citar la cuarta medida propuesta por Toby Valderrama en su último artículo publicado en Aporrea(Un objetivo y seis medidas que anunciados este sábado podrán salvar al gobierno). Es una forma práctica de cómo se puede ir moralizando a la población con buenos ejemplos.

"Cuarta medida, como prueba real de propósito de enmienda, reducir de inmediato el número ¡de escoltas y de funcionarios con escoltas!, eliminar las camionetas, reducir los viajes al exterior a congresos y otros eventos de turismo político, prohibir los festejos, los regalos, reducir 20 por ciento los sueldos de altos funcionarios, diputados de la bancada del gobierno, gobernadores, ministros, altos gerentes" O sea, que se comporten como guerrilleros, como combatientes de una revolución militar."



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Héctor Baíz

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