La alianza ejército, universidad y movimiento obrero-comunal salvarán la revolución

El Golpe de Timón decretado por el Comandante Chávez en octubre de 2012, todavía es una materia pendiente de la revolución conducida por Nicolás Maduro. Desde la izquierda no son pocos los que acusan al "hijo de Chávez" de haber traicionado el legado al posponer tan apremiante tarea; hecho suficiente –según este actor político- para pedirle la renuncia al presidente.

Ahora bien, la sociedad venezolana del presente está sometida a un terrorismo económico que se manifiesta específicamente en la carencia de alimentos, medicinas, agua potable y servicio continuo de electricidad. Estos cuatro caballos del apocalipsis amenazan con decretar un nuevo Caracazo que indiscutiblemente se llevará por delante el proceso de cambio epocal impulsado por el hijo de Sabaneta. Lo que resulta inaudito es la poca capacidad del gobierno en hacer frente de manera efectiva a este terrorismo económico impulsado desde el gobierno mundial del capital, con el apoyo del cipayaje empresarial interno. El bachaqueo, la especulación, el desabastecimiento siguen su curso con la mirada complaciente de ministros, gobernadores y alcaldes. Estos funcionarios –no todos, por supuesto-, le están jugando "gallo guindao" a la revolución, dejando al presidente Maduro sólo ante el peligro. La existencia de esta quinta columna es uno de las variables que explica la poca eficacia del gobierno en enfrentar el terrorismo económico del capital. Debemos reconocer que nuestro presidente ha perdido la gobernabilidad sobre una parte del tren burocrático del estado. Ante esta realidad política intragobierno, es posible que la salida económica que busca el gobierno acudiendo al capital transnacional para ofertarle nuestra riqueza natural y los intentos por revertir la caída de los precios petroleros pueda que tenga éxito a mediano plazo, pero no resuelven la urgencia política del día a día. Enfrentar la urgencia política decretada por la carencia de los rubros antes citados, es una tarea que no debemos dejársela sólo al PSUVE, ni al Polo Patriótico, pues, hasta el momento sus desempeños en esta batalla ha sido lastimosamente mediocres. Si estas carencias no se enfrentan eficazmente a la brevedad posible, el presidente Maduro no llegará al 2019.

Por consiguiente, la cruda realidad que corre ante nuestros ojos reclama la urgencia del Golpe de Timón para evitar el desastre. Más sin embargo, nos encontramos con el agravante de que dicho Timón no existe. Hay que construirlo sobre la marcha, mediante una alianza de clases desde abajo, representado por el movimiento obrero-comunal. Este movimiento de las fuerzas del trabajo también necesita de los intelectuales orgánicos que aporten el conocimiento necesario para la astronómica tarea que se le vienen encima a la alianza obrerista. Estos intelectuales están principalmente en las universidades y en los compañeros de armas. Los militares aportaran toda su fuerza nacionalista en defensa de la soberanía nacional y las universidades toda su sapiencia científico-tecnológico y humanista, para llevarla a la comuna en la consecución de un aparato productivo que le de solución de continuidad a las carencias que tienen en jaque a la revolución. Ejército-univerdidad y movimiento obrero-comunal será el Timón político que sostenga a Maduro en el poder y de esta manera seguir manteniendo viva la llamada del cambio epocal al que nos convocó el Comandante Chávez, plasmado en el Plan Patria Original 2013-2019. Fusile, libros, arado y martillo esa es la fórmula salvadora de la revolución.



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Humberto Trompiz Vallés

Historiador y profesor universitario jubilado, especializado en historia petrolera de Venezuela.

 htrompizvalles@gmail.com      @trompizpetroleo

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