Alquimia Política

Metodología líquida

...las ideas no provienen de los movimientos,

son innatas en el hombre; pero aparecen en la conciencia

cuando se producen los movimientos…

Jean Paul Sartre

Para el 10, 11 y 12 de marzo del 2016, se estará dando en la ciudad de Barquisimeto, estado Lara, la 2da.Jornada de Interdisciplinariedad y Educación de la Universidad Pedagógica Experimental Libertador, UPEL, bajo la coordinación del Dr. Julián Herrera, y un equipo multidisciplinario de docentes e investigadores de todas las universidades del país. El evento es prometedor por todo cuanto implica tratar el tema de la interdisciplinariedad y sus contextos en el ámbito educativo. La salida de la crisis, el volver a estados de equilibrio deseados para avanzar como sociedad, todo, absolutamente todo, depende de la educación. La inversión debe ser en la educación y en virtud de ello, esta Jornada se centra en la búsqueda de nuevos esquemas metodológicos que nos ayuden a comprender mejor la realidad y proyectar desde esa realidad, soluciones efectivas y directas que se transformen en productividad, desarrollo, progreso y bienestar para el colectivo de ciudadanos en general. Un gran compromiso que asumimos todos los que, desde la academia, estamos convencidos que el camino será espinado y duro, pero es el camino y el fruto de ese camino ha de ser un país con más y mejores condiciones de vida y de éxito. En razón de esta percepción, mi participación en la Jornada la haré con una ponencia que presenta una nueva categoría en el marco metodológico de las ciencias de la educación y las ciencias sociales; la he denominado metodología líquida, y sobre esta reflexión ahondaré con mis colegas y estudiantes, buscando siempre oír puntos de vistas y, por qué no, nuevos aportes que ayuden a mejorar nuestro modesto atrevimiento en la búsqueda de nuevos métodos y nuevas formas de confrontar la realidad y la dinámica social.

Empecemos diciendo que la interdisciplinariedad permite ver la realidad desde una perspectiva de un grupo de disciplinas conexas, definida en niveles y subniveles jerárquicos; uno de los conectivos básico entre estas disciplinas es la investigación cualitativa, la cual es, hoy día una de las experiencias más potentes para crear y recrear el conocimiento científico, desde los sujetos investigados en una sociedad ceñida a la modernidad; una modernidad que está en su esplendor, donde el andamiaje metodológico puede o no ser referencia: "Ser moderno es vivir una vida de paradojas y contradicciones". La experiencia de esas personas con las paradojas y contradicciones de las relaciones en sociedad, con ayuda del enfoque cualitativo, hace concebir la existencia como el producto de experiencias modernas que en el espacio y el tiempo se comportan como objetos sólidos que en la medida del ejecutar de la vida va tornando transparente, se va desvaneciendo, en acepción de Berman; para luego pasar a un todo que se diluye a nuestro alrededor, eso que llamó Bauman, la modernidad líquida, cuyo argumento es que de lo sólido ya casi nada queda en el mundo moderno, estamos ya en la fase ultralíquida a la gaseosa, lo líquido, desde referentes metodológicos, es un esquema de indagación que no puede mantener su forma; los paradigmas de la modernidad sólida están haciendo aguas, desde el contexto transformado por el hombre, pasando por los intereses de una sociedad de consumo masivo, que antes daban seguridad y que ahora no se sabe si durarán hasta mañana, esencia del pensamiento complejo; deja una metodología líquida con una sensación de fluidez total, donde esas verdades inmutables y transcendentales ya no tienen cabida. De eso se trata esta reflexión acerca de lo cualitativo-formal, a lo cualitativo-líquido.

En este sentido, la investigación interdisciplinaria tiene referencia inmediata en el positivismo, pero a partir de los avances reflexivos de Weber y el acoplamiento de las ciencias sociales a un punto de vista cualitativo, le ha dado otro horizonte desde donde increpar los actos o fenómenos sociales. El paradigma cualitativo como tal aparece en el siglo XX, bajo la influencia de la antropología social que validaba la capacidad auto-reflexiva de los agentes humanos para ser monitores de su propia práctica, revalorizando el lenguaje y las técnicas de interpretación textual, en el marco de una dimensión subjetiva del fenómeno social que mostrara otra cara de la experiencia y se valiera de nuevas técnicas de indagación que rompieran con la tradición positivista.

En este sentido la tradición positivista se enfocó en lo racional como postura epistemológica institucionalista. Tiene que prevalecer la neutralidad y el criterio de objetividad en el tratamiento de los objetos o sujetos de estudio; a lo cual la posición cualitativa responde que si bien es cierto que el criterio de objetividad da confianza en la investigación, no menos cierto es que el sentido y significado de la experiencia a través de los hombres en un tiempo histórico determinado, no es un asunto que pueda medir una escala o reflejar una cantidad numérica, tiene que prevalecer "qué es lo que sucede", "qué es lo que está pasando", por ello sólo el sujeto de investigación es el que puede referirse a esa experiencia interior y valiéndonos de un método de interpretación, el hermenéutico-dialéctico, por ejemplo, sacar las conclusiones a que haya lugar.

Después de lo anterior es importante destacar que si el positivismo reduce su obtención de conocimiento en lo social al descubrimiento de las relaciones causales que existen y que configuran los actos o fenómenos estudiados, la visión cualitativa va más allá: se concentra en la interacción de los sujetos sometidos a investigación, no reduciendo el conocimiento a lo observable, sino a todo cuerpo de reacciones que esas interacciones producen, desde una reacción fisiológica hasta la concepción axiológica de cada sujeto.

Por estas consideraciones, y dado que la teoría cualitativa se alcanza mediante la interpretación comparativa de las informaciones recolectadas, queda claro que la investigación social es un instrumento que favorece la acción práctica, interpretativa y comprensiva de actos o fenómenos sociales en estudio, buscando la totalidad en relación al contexto en el que influyen los sujetos en investigación.

En otro aspecto, la investigación interdisciplinaria parte de una estructura general para la organización de su proceso de estudio; nos referimos a una etapa explorativa-descriptiva, otra comparativa-reflexiva y una última interpretativa-comprensiva que vendría a ser la concluyente en cualquier proceso cualitativo de indagación en el ámbito social.

Para alcanzar sus objetivos de estudio, la investigación social se vale de enfoques metodológicos tales como: la fenomenología, la etnografía, el naturalismo, el constructivismo, la holística, la hermenéutica, la investigación acción participativa, el interaccionismo simbólico, la inducción particularista, entre otros.

En una palabra, la investigación interdisciplinaria, desde el punto de vista cualitativo, es el ordenamiento de información para ser descrita en el marco de pequeños grupos de estudio que inmersos en una concepción cíclica se vale de estrategias inductivas para precisar el estado natural de lo investigado, desde una visión holística e ideográfica.

Y es en esa investigación interdisciplinaria, donde lo sólido del entorno de los sujetos estudiados, tiende a confrontar debilidad. Al sobresalir un entorno que se diluye con facilidad y que no logra mantenerse en pie ante los vínculos sistémicos de una estructura social, se está ante elementos de estudio frágiles, en extremo sensibles que impiden llegar con cualquier tipo de investigación racionalista a develar sus misterios y comportamiento. Por ello, debe redefinirse el papel de la metodología cualitativa para crear nuevas herramientas que, bajo la condición de la modernidad líquida, se pueda tener mejor acceso al sujeto en estudio, obteniendo hallazgos cercanos a una realidad instable.

En razón de esta reflexión epistemológica, se plantea una percepción renovada y ampliada, de los enfoques metodológicos, desde lo cualitativo en la modernidad líquida.

Volviendo a la idea de la investigación interdisciplinaria cualitativa, esta es el acercamiento a las cosas o sujetos desde el plano especulativo de las cualidades; su estructura se identifica por estar inmersa en una descripción verbal y/o explicativa de un fenómeno o hecho determinado. Para Isabel Peleteiro de Vivas (2000), la investigación cualitativa es aquella que se interesa por lo que la gente hace, cómo se comporta, cómo interactúa…En ella el docente-investigador trabaja desde adentro, se convierte en un miembro más del grupo, asume los significados que en este escenario se les dan a las situaciones. "Aprende las diferentes interpretaciones del lenguaje de los usuarios y sus costumbres".

Para abordar la investigación interdisciplinaria cualitativa se hace uso de una serie de enfoques y métodos que permiten un tratamiento adecuado, válido y confiable de la información que serviría de base en la construcción de teoría desde el punto de vista de las cualidades. Ahora bien, antes de abordar esas manifestaciones operativas que materializan el estudio cualitativo, es pertinente clarificar qué se entiende por métodos y cuál es su distinción con la generalidad del término metodología y lo estricto del término metódico.

Los métodos, o método, es un conjunto de procedimientos sistemáticos que se usan para alcanzar objetivos o metas pre-determinadas; por su parte, metodología es la sistematización y formulación de métodos que constituyen el cuerpo operativo de búsqueda e interpretación de información en el marco de un estudio; y lo metódico se refiere a la teoría en la cual los conocimientos proceden de la razón y no de la experiencia; el pensamiento metódico se conoce también como racionalismo, pero en esencia es la valoración de nuestros juicios sobre la realidad.

En este sentido, en el caso de la investigación interdisciplinaria cualitativa, nos valemos tanto del método, como de la metodología como de lo metódico, pero cada uno corresponde a etapas particulares de la investigación, no se presentan, salvo en el caso de la metodología que define el procedimiento en su generalidad, de forma compacta sino variada en el cuerpo del estudio.

El método está identificado por el tipo de enfoque; así la investigación interdisciplinaria cualitativa, que se vale preferentemente de información descriptiva y no cuantificada, se caracteriza por enfoques flexibles para enfrentar la realidad y las poblaciones objeto de estudio en cualquiera de sus alternativas: enfoques fenomenológicos, etnográficos, naturalísticos, constructivista, holísticos, hermenéuticos, la investigación de acción participativa, interacción simbólica, inducción particularista, entre otros. En lo que respecta a la metodología, esta identifica el sentido y coordinación que se le van a dar a los enfoques o técnicas en la realización de una investigación cualitativa. Se destaca el diseño de la investigación y el enfoque, o tipos de enfoque, que darán sentido y coherencia al estudio. La metodología es la explicación esquemática y textual de cómo vamos a solucionar nuestro problema de investigación.

Lo metódico, a pesar de ser expresión del racionalismo cuantitativo, tiene como elemento interactuante con lo cualitativo el interés en los hechos y en el efecto de esos hechos en el aspecto interno de las personas. Es decir, cómo intervienen los hechos en el razonamiento de los sujetos investigados. En este sentido bien valdría ahondar un poco sobre la definición y características de algunos enfoques que definen los métodos en investigación cualitativa.

En este aspecto se destaca la etnografía, la cual es la descripción y análisis de un campo social específico; su meta principal es captar las motivaciones, intenciones y expectativas que los actores otorgan a sus propias acciones sociales, proyectos personales o colectivos, y al entorno socio-cultural que los rodea. El investigador se traslada al sitio de estudio y lo examina y registra en razón de lo que ve e interactúa con los sujetos. Se vale el investigador de la utilización de un marco teórico que da significación y relevancia a la información de temas sociales. El etnógrafo busca tener con los sujetos relaciones de confianza, empatía, transparencia, cordialidad; en condiciones de neutralidad valorativa, sin privilegiar a ninguno de los sujetos investigados.

Por su parte, la fenomenología estudia los fenómenos tal como son experimentados y percibidos por el hombre; se abstiene de formular juicios de cualquier clase que conciernan a la realidad objetiva y rebasen los límites de la experiencia pura. En tal sentido, se aprecia el significado en su verdadera medida, partiendo de una descripción detallada del fenómeno o de las acciones de los sujetos investigados.

En este sentido el enfoque del interaccionismo simbólico realza ciertos aspectos no abordos en el fenomenológico, por ejemplo, en donde el investigador participa en el proceso y está involucrado en la comunidad en estudio; así mismo, el investigador está inmerso en un complejo de significados que mediatizan su acción frente a los hechos sociales y realizan interpretación de las interpretaciones de la realidad.

Otro enfoque es el estudio de casos, el cual sostiene que para comprender lo real es necesario constatarlo en una dinámica inductiva que proporcione la explicación sobre los fenómenos reales; es un método de análisis grupal que permite extraer conclusiones de fenómenos reales o simulados en una línea formativo-experimental de investigación sobre una realidad única e individual. La razón de ser del estudio de casos es probar a profundidad la intensidad del fenómeno estudiado en el ciclo vital de la unidad objeto de investigación.

También se presenta en la investigación interdisciplinaria cualitativa la historia de vida o método biográfico, que toma al sujeto como el centro del conocimiento, donde él es lo que se ha de conocer, puesto que es el único hombre que existe en la realidad concreta y es en su historia donde se le puede captar con toda su dinámica. La historia de vida rechaza los paradigmas hegemónicos, reivindica la cotidianidad, tiene amplitud de temas, establece relación estrecha entre investigador e investigado, y su criterio de certeza reside en el sujeto o sujetos.

Esta revisión cierra con un método que es considerado el eje de investigación cualitativa en educación: la investigación acción participativa. Sus orígenes vienen de dos fuentes independientes: los trabajos de Collier, a comienzos del siglo XX, quien usaba la expresión investigación acción y estaba convencido de la necesidad de la comunidad en la investigación; y los trabajos, en el marco sociológico, de Kart Lewis, quien expresaba que la investigación era una actividad reproductora de socialización, por lo cual el investigador debería estar inmerso en ella y concomitante con las necesidades del sujeto investigado. En un sentido estricto del término, la investigación acción participativa da a conocer la forma en que las personas interpretan a las estructuras sociales para desarrollar actividades comunes en sus organizaciones escolares. Entre las ventajas de esta investigación tenemos: que promueve el desarrollo de competencias en los actores sociales, permite integrar a los miembros de la comunidad como investigadores activos, eleva el nivel de pensamiento crítico y genera nuevo conocimiento.

En una palabra, los métodos o enfoques que buscan responder el significado y su interpretación válida como fenómenos sociales desde la perspectiva de los actores a través de la participación en su vida, hacen posible que el investigador esté inmerso en dicho fenómeno social, lo que respalda la tesis que fundamenta los estudios cualitativos: la realidad se construye socialmente a través de definición de la situación en estudio.

Se hace necesario, desde una perspectiva de la modernidad líquida (propuesta por Zygmunt Bauman, que es toda la actual modernidad, donde todo se diluye a nuestro alrededor, convirtiéndose en un torrente que todo lo arrastra, y donde de lo sólido ya casi nada queda en el mundo moderno), darle al enfoque cualitativo un reimpulso en sus herramientas más pertinentes en lo que a la interrelación sujeto-sujeto se refiere; lo líquido es aquello que no puede mantener su forma, y nada mejor para estudiar una forma que se diluye que diluirse con ella e ir tomando nota de sus síntomas; una de estas herramientas es la investigación acción participativa. Cuando se argumenta acerca de la investigación y el papel de ésta en la sociedad, normalmente se le relaciona con actividades o acciones que llevan a cabo un grupo de eruditos entorno a problemas o asuntos que deberían ser del interés del colectivo, pero a los cuales ese colectivo no está invitado a participar. El colectivo es la excusa, no el medio para alcanzar el fin; en ocasiones ese mismo colectivo se entera que lo han estudiado, evaluado y reflexionado, sin él mismo reconocer cómo llegaron a eso, salvo cuando se le da como pretexto que el desconocimiento del colectivo de que es estudiado es para salvaguardar una mentada "objetividad" que en casi todos los escenarios es confundida con neutralidad, aspectos totalmente diferentes y que no identifican el sentido ni la motivación real de algún estudio.

En este sentido, a comienzos del siglo XX, los trabajos de Collier y de Kart Lewin, enfocaron la investigación hacia la necesidad de la búsqueda a través de instrumentos especiales, bajo la consigna de involucrar a los sujetos investigados en la resolución de problemas o construcción de conocimiento. Es decir, para estos autores la investigación no debería circunscribirse a un investigador, sino a múltiples investigadores que, coordinados por objetivos y metas específicas, le dieran forma al objeto de estudio más inherente a la realidad y a los efectos de esa realidad sobre el colectivo investigado. Nace la investigación acción.

La investigación acción no tomó cuerpo metodológico de inmediato; pasaría un buen tiempo para que el cuerpo metodológico tomara forma de metodologías de acción que permitiera desarrollar simultáneamente la investigación y alguna forma de intervención social. Lo que surgió fue una variada gama de tendencias, las cuales esbozaban diferentes marcos de referencia en los que se fue encuadrando teórica y epistemológicamente. En ese mismo sentido, naciendo el cuerpo metodológico, nace una dimensión crítica social que no existía en la propuesta de los primeros precursores de la investigación acción, dado que éste concebía los cambios sólo en su dimensión intrasistémicas y no en el contexto de las realidades sociales.

En razón de estas valoraciones, la investigación acción que comenzó siendo un esfuerzo por desarrollar enfoques investigativos que permitieran al investigador estar inmerso en la realidad en estudio y tomar parte de ella, se le suma la necesidad de escuchar a los sujetos investigados y hacer posible que sus puntos de vistas estén reflejados en la investigación. De este modo se le suma un nuevo elemento a la propuesta de enfoque: la participación. La investigación acción participativa, IAP como se le conoce universalmente, tiene como razón de ser conocer la forma en que la gente interpreta las estructuras sociales para desarrollar actividades comunes; la IAP parte del postulado de que el conocimiento de la realidad del objeto es en sí mismo un proceso de transformación, a través de la superación de los conflictos y contradicciones del investigador, del grupo participativo y del problema u objeto de estudio. Ese conocimiento de la realidad no se descubre, se posee. Y el poseedor de esa realidad es el ser humano.

El ser humano, o seres humanos, tú, ustedes y yo, somos, citando a Humberto Maturana, "…seres sociales: vivimos nuestro ser cotidiano en continua imbricación con el ser de otros…Al mismo tiempo los seres humanos somos individuos: vivimos nuestro ser cotidiano como un continuo devenir de experiencias individuales intransferibles…Ser social y ser individual parecen condiciones contradictorias de existencia. De hecho, una buena parte de la historia política, económica y cultural de la humanidad, particularmente durante los últimos doscientos años en Occidente, tiene que ver con este dilema. Así, distintas teorías políticas y económicas, fundadas en diferentes ideologías de lo humano, enfatizan un aspecto u otro de esta dualidad, ya sea reclamando una subordinación de los intereses individuales a los intereses sociales, o al revés, enajenando al ser humano de la unidad de su experiencia cotidiana. Más aún, cada una de las ideologías en que se fundan estas teorías políticas y económicas, constituyen una visión de los fenómenos sociales e individuales que pretende afirmarse en una descripción verdadera de la naturaleza biológica, psicológica o espiritual, de lo humano…" .

En este sentido, el fenómeno de estudio que aborda la IAP, está relacionado con la cotidianidad y con ese carácter de intransferibilidad de las experiencias individuales, ante lo cual investigar significa liberar las potencialidades creadoras de los individuos y la movilización de recursos humanos para la solución de problemas sociales.

La IAP asume como necesarios temas de interés colectivo, para transformarlos y mediante la implementación de una dialéctica entre el conocimiento y la acción, conocer la realidad y actuar sobre ella. Porque la IAP, no surge como propuesta de un investigador o un grupo académico, sino como expresión de un colectivo en el cual impacta directamente la investigación a realizar.

En cuanto al significado real de la IAP, se desprende: por investigación, el procedimiento reflexivo, sistemático, controlado y crítico que tiene por finalidad estudiar algún aspecto de la realidad; por acción, la forma de realizar el estudio que implica un modo de intervención, orientada por el investigador y los sujetos investigados; participación, cuyo proceso involucra tanto a los investigadores como a los destinatarios de la investigación, quienes no son considerados simplemente como objetos de investigación, sino como sujetos activos que contribuyen a conocer y transformar la realidad en la que están implicados. En una palabra, la Investigación Acción Participativa supone la simultaneidad del proceso de conocer y de intervenir, e implica la participación de la misma gente involucrada en el programa de estudio y de acción.

La IAP tiene como intencionalidad la promoción de la participación activa de un colectivo investigado; así mismo, supone la superación de toda forma de relaciones dicotómicas jerarquizadas, es decir, imposición o supremacía del investigador sobre el objeto de estudio o viceversa. Es una relación heurística, no de estratificación; en otro sentido, la comunicación adquiere un nivel de iguales, en el cual el compromiso es el motor que orienta el estudio; la IAP es una herramienta intelectual al servicio de las comunidades, en este sentido su esencia ideológica obedece al bien común, al consenso, podrá no tener una neutralidad extrema, pero si se maneja en razón de un bajo perfil de crítica política, porque su objetivo es solucionar la situación-problema y transformarla, no polemizar. Aunque en el acto mismo de transformar, la persuasión y la actividad política de convencimiento imponen algunos de sus intereses.

En otro aspecto, en lo que se refiere a la metodología, la IAP mezcla los enfoques dialécticos y sistémicos, privilegiando el abordaje cualitativo al cuantitativo, dado que su razón de ser es interpretar y comprender la situación-problema para lograr introducir cambios sustanciales en el objeto de estudio. En este sentido expresa Ander Egg, siendo la IAP una metodología sólo realizable con la efectiva participación de la gente, no sólo se plantea el problema de ofrecer espacios y canales de participación, también es necesario proporcionar instrumentos operativos para que la gente pueda participar realmente. "…Este aprendizaje que proporciona esta metodología es uno de los aportes más útiles y peculiares de la IAP, para que la gente, a través del conocer, participe del poder hacer".

La IAP, es un método de investigación que supone la búsqueda y la práctica participativa de la gente involucrada en el estudio, exigiendo un compromiso de los involucrados y una clara identificación del contexto en el cual se encuentra inmerso el objeto de investigación. La IAP es un esfuerzo colectivo para alcanzar la transformación real de la situación-problema abordada; todo lo demás que aspire llevar esta denominación, sino es en estas condiciones, no es IAP.

La IAP, se apoya, en este acercamiento al sujeto en la modernidad líquida, desde varios tipos de métodos. El etnográfico, que se refiere al estudio descriptivo de las costumbres y tradiciones de los pueblos; más allá de lo descriptivo, que sería delinear, dibujar, figurar, representar algo de modo tal que dé cabal idea de lo que es, la etnografía se refiere a la comprensión de lo que se describe. La etnografía, como proceso de investigación, se orienta al estudio del medio social cuidando resguardar el ambiente natural e intentando interpretar los hechos que observa el investigador. La investigación etnográfica se ha transformado en una importante perspectiva de observación del comportamiento habitual de los actores sociales, abordando su identidad con el contexto y su desenvolvimiento en la construcción de sus espacios de convivencia.

Está también el enfoque Historias de vida, que va más allá de una relación de la persona con su contexto social, es una vía para comprender la complejidad de las relaciones sociales. Puede valerse el investigador de una persona de un grupo para buscar interpretar el tipo de relaciones sociales que ese grupo desarrolla, pero ello no debe considerarse como una "muestra representativa", puesto que desde el punto de vista cualitativo "la muestra representativa de tipo estadístico" no interesa, importa el efecto conductual y emocional que determinadas realidades causan en los sujetos estudiados.

Sobre las consideraciones anteriores, la historia de vida es análoga a la observación participante. Su diferencia básica radica en lo amplio de su cobertura, más que en su intención. En vez de observar una institución, el investigador selecciona informantes dentro de ella a fin de realizar un análisis crítico, uniendo las piezas de las diversas experiencias de esas vidas, mediante toda la información que pueda ser obtenida.

También destaca el interaccionismo simbólico, que parte de ideas básicas o "imágenes radicales"; estas ideas básicas son: los grupos humanos están formados por individuos o personas en acción, lo que marca la naturaleza de su vida y de los grupos humanos; la interacción es un proceso que forma parte del comportamiento humano, por lo cual su naturaleza es social; en cuanto a la naturaleza de los objetos apreciados desde el enfoque del interaccionismo simbólico, estos tienen el significado que cada persona o investigador le da, son creaciones sociales, resultado de las indicaciones que emanan de la interacción social; la persona humana materializa una interacción consigo mismo, la cual sirve de referente para sus interacciones con el entorno, es decir, la persona es agente, objeto de sus propios actos; la acción por parte del ser humano es el producto de diversas consideraciones generales que va adquiriendo a través de la interacción social, marcando una línea de conducta basada en el modo de interpretar la información que recibe de su entorno; y la acción conjunta constituye la conclusión de los actos de los individuos que forman parte de un colectivo determinado.

En una manera más directa, se une el método fenomenológico, que permite describir el sentido de las cosas viviéndolas como fenómenos (noemáticos) de conciencia. Lo concibe como una tarea de clarificación para poder llegar a las cosas mismas partiendo de la propia subjetividad, en cuanto las cosas se experimentan primariamente como hechos de conciencia, cuya característica fundamental es la intencionalidad. No se trata de una descripción empírica o meramente psicológica, sino trascendental, esto es, constitutiva del conocimiento de lo experimentado, porque se funda en los rasgos esenciales de lo que aparece a la conciencia.

Y la teoría fundamentada, como enfoque cualitativo tiene el propósito principal de generar teorías que expliquen el fenómeno estudiado. La teoría fundamentada, ayuda a entender mejor las experiencias subjetivas ante una situación determinada; requiriendo de elementos básicos y distintivos, como son: la generación de teoría y el enfoque inductivo, el muestreo teórico y la saturación teórica, el método comparativo constante, y la sensibilidad teórica.

En concreto, la teoría desarrollada es sustantiva, es decir que se obtiene a partir del estudio de un contexto específico y por lo tanto su aplicación se centrará principalmente en ese contexto o en entornos similares. La teoría fundamentada, utilizará el razonamiento o enfoque inductivo como proceso cognitivo para recoger datos, realizar un proceso analítico riguroso y sistemático y organizar los resultados.

En definitiva, la investigación interdisciplinaria cualitativa, surge en el mundo moderno como respuesta al avance del conocimiento que demanda una mayor comprensión de la diversidad antropológica, étnica, lingüística y sociocultural, entre otras. En una palabra, la complejidad de la realidad humana, plantea problemas y busca respuestas con nuevas estrategias que superen la investigación disciplinar. Por ende, la interdisciplinariedad significa una reorientación porque integra varias disciplinas que en una relación simétrica, dinámica e interactiva conjugan perspectivas de análisis propias de cada una para enriquecer la mirada del objeto de estudio.

Se ha abordado la investigación interdisciplinaria cualitativa, desde alguna de sus posturas más conocidas, para apreciar su valor indagatorio en un mundo de vida, dinámico y en constante transformación, en esa realidad descrita como modernidad líquida. Esta metodología lleva a visualizar el escenario moderno desde diferentes percepciones, imantado de una modernidad cósmica, amplia recurrente; para ello valga destacar el aporte, de un texto que se publicó en 1982 por vez primera en lengua inglesa, del filósofo norteamericano Marshall Berman, con el título de "All that is solid melts into air. The experience of modernity", de la mano del sello editorial Simon&Schuster. Para 1988, se edita la traducción al español del texto, con el sello editorial Siglo XXI de México, con el título: "Todo lo sólido de desvanece en el aire". La obra, traducida por Andrea Morales Vidal, y con una extensión de 386 páginas, tiene un carácter visionario, brillante y motivador. No es sólo un escrito acerca de lo cotidiano de la sociedad moderna, sino de las aspiraciones que esa sociedad tiene en su búsqueda por ser más humana y creativa.

Para Berman las voces que han vaticinado el surgimiento de la Era de la post-modernidad, no es más que un rebuscar de interpretaciones acerca de la modernidad. El tiempo post-moderno no existe, dado que apenas se inicia la modernidad. Es un asunto parecido a la muerte. La muerte interactúa con la vida, al llegar a su estado final o culminante, sólo es muerte.

El ser humano va transformándose lentamente. La modernidad está en su esplendor, el proceso hacia un estado posterior aún está en ejecución y de llegar, no precisamente sería un tiempo post, sino un "nuevo tiempo moderno". El andamiaje metodológico puede o no ser referencia para pensadores contemporáneos denominados post-modernos, pero ello no implica que estén fuera de la modernidad: "Ser moderno es vivir una vida de paradojas y contradicciones".

Para Berman hay una forma de experiencia vital, la cual comparten hoy las personas de un mundo urbano y global. La experiencia de esas personas con las paradojas y contradicciones de las relaciones en sociedad, les hace concebir la existencia como el producto de experiencias modernas que en el espacio y el tiempo se comportan como objetos sólidos que en la medida del ejecutar de la vida va tornando transparente, se va desvaneciendo. Berman asume lo moderno como un entorno de dificultades que en la medida que se superan van moldeando nuevas dificultades. La mayoría de las personas, nos dice Berman, desean explorar y trazar el mapa de las contradicciones, haciendo comprender las formas en que pueden nutrir y enriquecer la modernidad. "La vorágine de la vida moderna ha sido alimentada por muchas fuentes: los grandes descubrimientos en las ciencias físicas, que han cambiado nuestras imágenes del universo y nuestro lugar en él; la industrialización de la producción, que transforma el conocimiento en tecnología, crea nuevos entornos humanos y destruye los antiguos, acelera el ritmo general de la vida, genera nuevas formas de poder colectivo y de lucha de clases..."

Berman divide la historia de la Modernidad en tres fases: La primera que se extiende más o menos desde comienzos del siglo XVI hasta finales del XVIII, donde las personas comienzan a experimentar la vida moderna; la segunda, que comienza con la gran revolución de la década de 1790, inspirada por las ideas que dieron cuerpo a la Revolución Francesa de 1789, abriendo las posibilidades de compartir la cotidianidad con las dimensiones de cambio y transformación de la vida social y política. La tercera y última fase, se da en el siglo XX, tiempo en el cual el proceso de modernización se expande para abarcar gran parte de las sociedades y culturas del mundo.

El público moderno, desde el siglo XIX, comparte la vida material con la espiritual, manteniendo lo místico en un mundo que se estaba haciendo de razón de la mecánica y la racionalidad. Esto dio cuerpo a una dicotomía interna, la cual dio forma y consistencia a la idea de modernidad en cauce hacia un fenómeno más complejo que se conoció como modernización. Lo material se identificó con valores espirituales y se le dio un giro total a la idea de progreso, aunque, afirma Berman, el resultado ha dado con una pérdida del contacto de las sociedades con su propia modernidad, al extraviarse el sentido de identidad que dichas sociedades definieron como moderno.

En este aspecto, sería Jean- Jacques Rousseau el primero en utilizar el término modernidad, en el sentido en que sería usado en los siglo XIX y XX., otros pensadores que ciertamente ahondaron el tema Moderno, sólo expresaban ideas de cambio, no así una sensibilidad, una espiritualidad o una dignidad que ubicara los contornos de la Modernidad en el desarrollo de una perspectiva crítica que clasifique la cotidianidad del mundo en un punto de equilibrio en que los seres humanos interpreten su lugar en el universo y los alcances espirituales que la modernidad ofrece.

A todas estas, la modernidad, nos dice Marshall Berman, está constituida por sus máquinas, de las cuales los hombres y las mujeres modernos son meramente reproducciones mecánicas. A comienzos del siglo XX, un visionario con talento, Charles Chaplin, decía: "...hombres es lo que sois, no máquinas", refiriéndose a la poca importancia que los seres humanos, en tiempos modernos, da a su condición espiritual y de sentimiento.

Ahora bien, algunos pensadores contemporáneos se han dado a la tarea de hablar e indagar acerca de un tiempo post-moderno. Hombres de la talla de Rigoberto Lanz, nos dice que la modernidad puede definirse como "una mirada", un acercamiento "osado" entre el hombre y su naturaleza. Pero son, en gran medida, búsquedas individuales de respuestas a qué nos está pasando en una era de tecnología e industrialización. ¿Cómo interpretar el efecto de la era digital en una civilización que después de pasar por la máquina de vapor retó el espacio hasta llevar el hombre a la Luna? ¿Se quiere realmente dar un nombre determinado a los nuevos tiempos, o la intención es diferenciarnos del siglo XX, por la vía de un renombrar de los paradigmas?

A todas estas, y sobre el tema de la post-modernidad, en consideración de Berman, se ha adoptado una conducta mística, que se esfuerza por cultivar la ignorancia de la historia y la cultura moderna, expresándose en distintas formas: como sentimiento, juego, sexualidad, entre otros; la modernidad ha sido dividida en una serie de componentes separados (industrialización, construcción del Estado, urbanización, desarrollo de los mercados, formación de una elite) y se han opuesto a cualquier intento de integrarlos en un todo. Ello los ha librado de generalizaciones extravagantes y totalidades vagas, pero también de un pensamiento que pudiera comprometer sus propias vidas y obras y su lugar en la historia. La post-modernidad es una idea abstracta que no tiene relación directa y palpable con una corriente determinada de pensamiento. Renunciar a la idea dogmática y doctrinal, no es una muestra de pensamiento nuevo, sino de una perspectiva de cómo entender y comprender ese pensamiento; en una palabra, es un cambio de metodología, no así de concepciones a fondo acerca del hombre y la naturaleza.

Es inútil, nos dice Berman, tratar de resistir a las presiones e injusticias de la vida moderna, puesto que hasta nuestros sueños de libertad no hacen sino añadir más eslabones a nuestras cadenas; no obstante, una vez que comprendemos la total inutilidad de todo, podemos por lo menos relajarnos. La modernidad está acá en su fase embrionaria como ideología dominante. El capitalismo necesita de ella tal cual se ha venido presentando: como identificación de una humanidad en constante cambio y transformación. Lo post-moderno es una idea que revolotea en nuestras mentes, pero que no anida, no calienta, no deja de ser idea; la sociedad nos invita a entendernos a pesar de las diferencias, dado que la única virtud sobresaliente es la paciencia. Lo post-moderno no existe: existe la experiencia moderna.

Y en ese pensamiento real de la modernidad, en pleno siglo XXI, viene la figura de Zygmunt Bauman, con su modernidad líquida. En el 2011, se publicó, de la mano del Fondo de Cultura Económica de México, con traducción de Lilia Mosconi, una serie de conferencias del polaco Bauman (1925), con el título de "Daños Colaterales, desigualdades sociales en la era global". La obra se resume en una frase lapidaria: "La clase es apenas una de las formas históricas de la desigualdad; el Estado nacional, apenas uno de sus marcos histórico; en consecuencia, el final de la sociedad nacional de clases…no augura el fin de la desigualdad social". Todo se diluye a nuestro alrededor, eso que llamó "modernidad líquida" Bauman y que se ha convertido en un torrente que todo lo arrastra; de lo sólido ya casi nada queda en el mundo moderno; peor aún: estamos ya en la fase ultralíquida a la gaseosa; todo se está haciendo cada vez más etéreo. Según Bauman, "…lo que ocurre es que no tenemos un destino claro hacia el que movernos"; deberíamos… "tener un modelo de sociedad global, de economía global, de política global… En vez de eso, lo único que hacemos es reaccionar ante la última tormenta de los mercados, buscar soluciones a corto plazo, dar manotazos en la oscuridad".

Para Bauman, la "modernidad líquida" fue una metáfora de la cual se valió para referirse, en concreto, al período que arrancó hace algo más de tres décadas, finalizando el siglo XX, que constituyó el desgaste de la institucionalidad conservadora de la sociedad y el Estado. Lo "líquido", significa para Bauman, y para quienes desde la epistemología crítica del conocimiento seguimos sus enseñanzas, literalmente, "aquello que no puede mantener su forma". Y en esa etapa. todas las instituciones de la etapa sólida anterior están haciendo aguas, de los Estados a las familias, pasando por los partidos políticos, las empresas, los puestos de trabajo que antes nos daban seguridad y que ahora no sabemos si durarán hasta mañana. Es cierto, hay una sensación de liquidez total. Pero esto no es nuevo, en todo caso se ha acelerado".

Bauman, en su obra "Daños Colaterales", el mundo sólido surgido de los rescoldos de la Segunda Guerra Mundial ya no es viable; admite que a él nunca le gustó el término de "estado del bienestar", que se ha acabado convirtiendo en un caballo de batalla ideológico, prefirió hablar del "estado social". Se trataba de crear una especie de seguro colectivo a la población tras la devastación causada por la guerra, y en esto estaban de acuerdo la derecha y la izquierda. Lo que ocurre es que el estado social" fue creado para un mundo sólido como el que teníamos y es muy difícil hacerlo viable en este mundo líquido, en el que cualquier institución que creemos tiene seguramente los días contados. La esperanza es inmortal, e invita a defender la sanidad pública, la educación pública o las pensiones mientras sea posible. La idea de que el "estado social" se irá disolviendo y acabará dejando paso a otra cosa.

En este aspecto, Bauman, citando a Manuel Castells "en este espacio de los flujos", tal vez tiene más sentido mencionar de un "estado en red" o de "un planeta social", con organizaciones no gubernamentales que cubran los huecos que va dejando el estado. Yo creo sobre todo en la posibilidad de crear una realidad distinta dentro de nuestro radio de alcance. Hay una diferencia entre "lo inevitable" en este mundo líquido y lo que está ocurriendo en las viejas sociedades de la modernidad sólida; hay, destaca Bauman, está en decadencia la relación de dependencia mutua entre el Estado y los ciudadanos; a "…los ciudadanos no se les ha pedido su opinión, por eso ha habido manifestaciones en las calles. Se ha roto el pacto social, no es extraño que la gente mire cada vez con más recelo a los políticos".

Una cosa es la dosis necesaria de austeridad tras la popularización del consumismo de las tres últimas décadas, y otra muy distinta es "la austeridad de doble rasero", como llama Bauman, que están imponiendo algunos los Gobiernos, sobre todo en Europa. En una palabra, describe Bauman, la "…austeridad que están haciendo lo Gobiernos puede resumirse así: pobreza para la mayoría y riqueza para unos pocos (los banqueros, los accionistas y los inversores). O lo que es lo mismo: austeridad para España, Grecia, Portugal e Italia, mientras Alemania hace y deshace a sus anchas. Como dice mi colega, el sociólogo alemán Ulrich Beck, Madame Merkiavelo (resultante de la fusión de Merkel y Maquiavelo) consulta todas las mañanas el oráculo de los mercados y luego decide".

A todas estas, la gran preocupación de Bauman es la juventud; a ésta llama la generación de la incertidumbre, con especial hincapié en el desfase del sistema educativo y la precariedad económica en estos tiempos ultralíquidos. Bauman expresa de manera clara y concisa su postura: "Soy muy consciente del tremendo problema del paro juvenil, que es algo ya común a todos los países occidentales, pero que se manifiesta muy cruelmente en España. Cuando más de la mitad de los jóvenes no tienen trabajo, cuando a muchos de ellos no les queda más salida que salir al extranjero o ganarse la vida en trabajos basura, después de haber sacado títulos que no les sirven para nada, la gran pregunta es: ¿Qué futuro estamos construyendo?". Y cuando vemos universidades con las puertas cerradas y estudiantes manipulando el sistema para multiplicar sus vicios y malformaciones, entonces estamos ante daños colaterales letales que tienden a cambiar la sociedad radicalmente, hacia un panorama gris y sin esperanza. De eso se trata cuando se hace mención a conservar la disciplina en la comunidad universitaria: de evitar que la juventud se pierda en los laberintos mohosos y en ruinas, de la modernidad sólida que demostró su ineptitud para brindarle calidad de vida a la sociedad y a los proyectos humanistas pensados para salvar a esa sociedad. Donde la incertidumbre y la debilidad son la constante, el caos sustituye el orden establecido y se impone la barbarie.

 



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Ramón Eduardo Azócar Añez

Doctor en Ciencias de la Educación/Politólogo/ Planificador. Docente Universitario, Conferencista y Asesor en Políticas Públicas y Planificación (Consejo Legislativo del Estado Portuguesa, Alcaldías de Guanare, Ospino y San Genaro de Boconoito).

 azocarramon1968@gmail.com

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