Destinados a paralizar los cambios y mediatizar el impulso revolucionario

El gobierno no tiene un plan porque abandonó la estrategia del socialismo. Quedó inerme, suspendido en el tiempo y en el espacio. No va para delante y tampoco se termina de entregar al capitalismo. Mientras tanto la gente en la calle no entiende bien lo que está pasando. Aquellos (casi todos los que participaron de la "Fiesta electoral") aún no salen de los efectos del "ratón", y ya muchos nos vemos amenazados de las privatizaciones de CANTV y CORPOLEC, de derogar leyes; y de unos idiotas que están instigando a las puestas de las sedes de PDVSA. La derecha presiona, amenaza. Pero no al gobierno (que no parece enterarse de nada) sino a la gente, al pueblo chavista.

Va ser demasiado tarde para cuando reaccione, como siempre pasa con los que quieren que las cosas pasen; sin querer queriendo. Se avecina un estallido social que el mismo gobierno va terminar reprimiendo en nombre de la Paz, pero a favor de la reacción. En la campaña electoral usó una cuña donde la gente soñaba una pesadilla donde todo volvía a ser como antes de Chávez. Pero nunca imaginó una derrota electoral y política tan contundente. Que, lo que fue una cuña amedrentadora, ahora la pesadilla de mentira se aparece por los rincones como un fantasma verdadero, asustando a medio mundo.

La calma con la cual han asumido la derrota lo pone a uno a pensar. Cuando uno escucha al presidente hablando, pensaría que no se ha enterado todavía de que perdimos las elecciones (y hablo en primera persona por cortesía). Cuando continúa con su mismo discurso y muestra sus bromas en televisión uno creería que no sabe lo que pasa en el país. Siguen con el mismo letargo como sí no estuvieran también perdiendo el apoyo del pueblo chavista. Y en general los líderes del gobierno siguen hablando en el mismo tono de antes. Parece que usaran gríngolas en vez de anteojos, como si en vez de ver la realidad presente tuvieran en la mente la proyección de una película de hace diez años. Negadores de la realidad. Están estimulando la esquizofrenia en la población. Están disociando al pueblo chavista, hablándoles de una normalidad que no se vive ni se siente.

¿Será que después de entregada la revolución se irán todos del país? ¿Están cansados de manipular, tienen miedo?

Puede haber un estallido social. La derecha está presionando de forma infantil e irresponsable a la población, y en especial a la chavista. Que no se va a dejar amedrentar tan fácilmente. Pero parece que el gobierno está ahí para apaciguarla. A tranquilizar a quienes estarían dispuestos a defender por lo menos sus puestos de trabajo, y muchas de las reivindicaciones de la revolución de Chávez.

Porque son logros de Chávez los que están siendo amenazados. En dos años lo más novedoso que se ha hecho, y que todavía el presidente sigue vendiendo como un "cambio", han sido los famosos "diálogos" con la empresa privada y la pérdida de 21 mil millones de dólares, de la cual nunca conoceremos los responsables. Sacando cuentas, sumando una cosa y restando otras, hasta ahora este gobierno ha sido un freno a la revolución. A una revolución que ha debido ser mucho más que una repartidera de cosas materiales y amenazas a los "pelucones" que nunca se cumplen. Ha apaciguado a las masas con discursos encendidos que nunca se resuelven, que no resuelven nada.

De nada sirvió el efecto mediático de estar avanzando. Las cuñas, los entrevistados complacientes. Los humoristas. Los aduladores y manipuladores de todo tipo. Perdieron el apoyo en las elecciones. Y de nada sirve todavía. Solo para anestesiar a los más duros que han estado con la revolución, para aplacar la crítica. El gobierno solo sirve ahora para perseguir a los que creen que hay que rectificar. Para más nada.

Mientras, se avecina una tormenta. Y nosotros, los de a pie, estaremos en el medio, seremos parte de ella, pero no la parte más fuerte, porque estaremos solos.

Las amenazas de la derecha nos distraen de todo esto, hasta que comiencen los pactos y las negociaciones de nuevo, y se consolide el abandono.

Habrá que recorrer todo el camino de nuevo. Desde cero. O casi, ya que contamos con la experiencia de haber sido testigos del abandono, en una acción disimulada, a la lealtad al legado de Chávez, a la revolución y a su pueblo. Ya sabemos cuál es la labor de zapa de la socialdemocracia al interno de las revoluciones.

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Héctor Baíz

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