Los conquistadores en Venezuela

Los "Viajeros de Indias" constituyeron por trescientos años las raíces humanas de la clase dirigente y de ese modo fundaron las normas, los arquetipos, las formas de relación y las escalas de valores de la vida venezolana. Ese grupo social, de "cerrado y endogámico hasta el incesto", comportamiento y nuestra realidad. Herrera Luque advierte que el fruto de esa predominancia es una suerte de parálisis en la estructura de la familia y de constancia en impulsos de intolerancia, inestabilidad, irresponsabilidad, audacia e individualismo.

Los conquistadores, mantienen confuso el límite entre lo malo, lo cierto y lo malo, lo cierto y lo falso, lo conveniente y lo peligroso, siendo por ello fácilmente víctimas del primer aventurero que sepa estimular sus infantiles deseos. Si el robo, la estafa y la agresión a mano armada suelen sustraerse de las estadísticas criminales, no sucede lo mismo con el homicidio y el sucedió. Es muy difícil que hechos de esta naturaleza puedan evadirse del conocimiento público y, por ende, de su expresión estadística. Ante estos hechos comenzamos a preguntarnos seriamente: ¿Hasta qué punto la sobrecarga de homicidios que encontramos en Venezuela es consecuencia de una sobrecarga de enfermedades mentales?

El robo a los naturales y la extorsión a los gobernadores, lo mismo que el atropello y la inhumanidad de los encomenderos, es otra de las características de los conquistadores en Venezuela. La encomienda en Venezuela, como en toda nuestra América, tiene tres símbolos: Hambre, Látigo y Cepo. Los indios trabajan para sus amos desde el amanecer hasta la caída de la tarde. "Trabajan para el dicho encomendero en labranzas de maíz y caña dulce que muelen en un trapiche que tiene, trasnochándolos y madrugándolos para la dicha molienda y demás dello compran de su pobreza las herramientas con que trabajan porque el dicho encomendero no se las da". El levantamiento de 1553 de los esclavos negros en las minas de Buría no tiene otra causa. Dice el Padre Aguado que había un vecino de Barquisimeto llamado Pedro de los Barrios, que daba muy mal trato a sus esclavos. Un día "quiso castigar con rigor a un esclavo de los que a su cargo estaban, llamado Miguel, (Miguel rey de Buría) negro muy ladino en la lengua castellana. Este esclavo, viéndose en esta aflicción, determinó no obedecer ni temer sufrimiento más, hallando allí a mano una espada se defendió del minero (dándole muerte) y se fue huyendo al monte". Era tal el resentimiento que había en esos lares contra el conquistador que en un momento logró alzar a todos los esclavos de la región y a ciento ochenta indios.

Treinta años más tarde del alzamiento del rey Miguel, se produce la rebelión de los negros de Maracaibo. La forma en que son reducidos y tratados los prisioneros llenaría de espanto a cualquiera. Fueron tales las afrentas y crímenes que cometieron los conquistadores contra los indígenas, en Coro y el Tocuyo, que los Jirajaras se mantienen en pie de guerra, negando todo parlamento con los blancos, hasta 1628, fecha en que finalmente son reducidos.

José Leonardo Chirinos: Imitando el inicio de la Revolución Haitiana, organizó para el 10 de febrero de 1795, y con el consentimiento del amo, un baile de tambor en la Hacienda el Socorro. Al llamado de José Leonardo respondió buena parte de la esclavitud de la región. Bueno muchachos, ya basta de disimulo. Llegó la hora de lograr nuestra libertad y de seguir el ejemplo de Haití. Mueran los blancos, viva la libertad. Acábemelos a todos de una vez. Los amos fueron ejecutados y desbastados por el fuego la mayor parte de los fundos.

A la encomienda, el chisme y la intriga se añaden el juego. El conquistador es un jugador empedernido. En los tiempos del gobernador Pimentel se recaudan en impuestos por concepto de barajas, 1456 maravedíes. A Diego Plazuela se le decomisan noventa barajas de naipes. Hay garitos por todas partes. Se juegan la vida, la hacienda y las encomiendas. Los pobladores de Caracas riñen como los del Tocuyo y Coro, constantemente entre sí. María Zabala se aprovecha de los indios de Andrés Machado (tataranieta la Mari-Cori). La ciudad se llena de anónimos contra Doña Francisca de Rojas. Se dice que es obra de sus sobrinos. Don Juan de Pimentel ha tratado de forzar a dos señoras "de lo más principal". La cosa termina en matrimonio. Escoge a Doña María de Guzmán. A Diego Fresneda lo tienen preso por bígamo. A Juan Tostado le han robado las mulas. No se puede vender nada a los indios que no sea a la luz del día, dice una ordenanza, de lo contrario, los roban.

Nuestros Primeros Locos:

Simón Bolívar, "el viejo", sufre hacia 1595 de una enfermedad demencial que lo deja incapacitado para valerse y en la mayor miseria. Diego Ruiz Vallejo, de los conquistadores y vecinos de la ciudad, está tan caduco y falso de memoria y le tiemblan las manos en tanto extremo que no puede firmar. Deja todos sus bienes a la esposa "por sus arras de limpieza y virginidad". La ciudad se desternilla de risa. La decrepitud de D. Diego afecta el buen gobierno, porque es el contador. El pleitista gobernador D. Luis de Rojas, luego de litigar con toda la población, termina pidiendo limosnas en 1597.

Escribe José Antonio Calcaño: "Seis años gobernó D. Luis de Rojas y su gobierno fue bastante perjudicial para la ciudad. Cometió innumerables abusos, sembró rencores, promovió vivas rivalidades para debilitar a sus opositores, trató de violar a las damas principales y todo esto lo coronó con el asesinato".

Hay casos como el de Alonso de Ledesma, octogenario vecino de Santiago, que ante la vista del pirata, en vez de huir como hacen todos, se pone la muerte con su coraza y, como una prefiguración del Quijote, se lanza contra Preston (1595). En este drama de Preston y Caracas hay otro personaje. Se llama Villapando. Es un español que vive sólo en las tierras de Guaicamacuto. Cuando llega el pirata se incorpora de su lecho de enfermo para enseñarle gratuitamente el camino secreto. El gobernador Juan de Pimentel comienza violando señoronas (las hermanas Rojas de Margarita) y termina, como Ojeda, en un convento.

Así fueron los primeros años de la vida en Venezuela. ¿Fue obra este desasosiego de la personalidad conflictiva de los Viajeros de Indias? ¿Radica en esa simiente que España aventó sobre estas tierras el malestar que todavía vivimos? De asistirse a la evolución de estos hechos, veremos con sorpresa y temor que a través de casi quinientos años la huella de los Viajeros de Indias permanece incólume. ¿Será una huella perenne?

Acuérdense lo que escribió Cervantes refiriéndose al Nuevo Mundo: "Palo y amparo de los desesperados de España, añagazas de mujeres fáciles… ambición de muchos y remedios particular de pocos".

Don Francisco Herrera Luque: Los Viajeros de Indias.

¡Gringos Go Home! ¡Pa’fuera tús sucias pezuñas asesinas de la América de Bolívar, de Martí, de Fidel y de Chávez!

¡Chávez Vive, la Lucha sigue!

¡Patria Socialista o Muerte!

¡Viviremos y Venceremos!



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Manuel Taibo


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