Pildoritas 216 (año VII)

Fascismo racista y fascismo en la guerra económica

1.-El fascismo que se manifiesta en miles de formas, desde la penetración de las instituciones de gobiernos que no les son afectos, hasta la más repudiable violencia, como lo vivimos aquí y en estos momentos de la manera más inhumana de la que el mundo es testigo, con una crueldad demencial en las ejecuciones públicas realizadas por los llamados yihadistas, también muestra sus garras en hechos como el que los medios reseñan, referentes al trato racista y discriminatorio de los herederos del pinochetismo chileno contra nuestro compatriota Emilio Rentaría por el solo hecho de ser afrodescendiente, hasta el punto de provocar su llanto.

Aquí ello es frecuente, recordemos el desprecio y repugnancia que María Violencia Machado, no tuvo reparo en demostrar frente a las cámaras cuando una compatriota se le acercó para darle un beso en la mejilla, o los cientos de gestos racistas durante las guarimbas contra el pueblo pobre, sin mencionar las muertes por degollamiento, las torturas, la quema de animales vivos, tala y quema de árboles que son manifestaciones de la mayor perversidad y que deben ser condenadas pero además hacer lo que sea necesario para garantizarle al pueblo que esa secta de malignos jamás tengan el poder porque ello sería como someternos a la más terrible esclavitud por el hecho de ser pobres.

2.-Las últimas leyes habilitantes promulgadas por el Jefe de Estado son como una especie de haz que si se cumple a cabalidad, harán posible enderezar las desviaciones que lamentablemente la Revolución aun soporta como herencia cuarenta años de prácticas que anteponían las ansias de riqueza fácil por encima de la ética y la moral.

En especial la Ley anticorrupción si se aplica con todo su rigor, hará que buena parte del pueblo que hoy tiene dudas o siente que el gobierno aún no resuelve los problemas que impulsan a muchos a tener poca o ninguna credibilidad, seguramente va a lograr que ese sector, que incluso es permanente abstencionista porque no cree ni siquiera en la democracia, comience poco a poco a darle aunque sea un voto de confianza al gobierno revolucionario, que al declararle la guerra a los corruptos está demostrando que hay voluntad política, algo que es primordial para lograr cualquier objetivo de Estado.

Ahora bien, el gobierno solo no puede, se hace imprescindible la participación popular, y aquí es donde aparece el cuello de botella, pues no hay una forma expedita para que el pueblo denuncie y que su denuncia sea investigada.

Por lo general cuando se hace una denuncia puntual ante cualquier funcionario, lo primero que se piden son pruebas, cuando para el pueblo llano es muy difícil acceder a dichas pruebas, por ello lo que debe operar ha de ser de inmediato, una investigación por parte del organismo respectivo quien debe ser el responsable de conseguir las pruebas y comprobar la veracidad de la denuncia.

Debería entonces existir un ente como el designado por el Presidente para la lucha anticorrupción que se replique a todos los niveles territoriales, estadales y municipales que den todas la facilidades para que quienes conocen de hechos de corrupción tengan todas la iniciativa para denunciar y que una vez recibida la denuncia se inicie la investigación.

Muchos de nosotros, por ejemplo, nos enteramos personalmente o porque debido a nuestra condición de colaboradores en Aporrea nos escriben y no podemos elevar las denuncias ante nadie porque ya está comprobado que por vía telefónica no procede, por ello si existiera, por ejemplo a nivel de las gobernaciones y Municipios un organismo o siquiera una persona de la más alta confiabilidad, a quien se le elevara la denuncia para que en el término de la distancia se proceda a comprobarla y se tomen correctivos ejemplarizantes, otro gallo cantaría y los hechos de corrupción que se cometen, por ejemplo dentro de la guerra económica con complicidad de funcionarios, comenzarían con toda seguridad a minimizarse.

¿Cómo es posible por ejemplo que en Cúcuta se sigan encontrando por enormes cantidades, en manos de buhoneros y bodegueros productos de Mercal y Pdval en libre vena?, ahí de seguro tiene que haber complicidad de funcionarios de dichos organismos y de los puestos de control.

¿Cómo es posible que el mismísimo Presidente en cadena nacional haya denunciado sobre lo que sucede con el café y se refiera a que pasa a Colombia en gandolas?

Aquí en el Táchira, encima de que tenemos la oposición más perversa y violenta de todo el país, fascista hasta decir basta, infiltrada por el paramilitarismo que ha logrado apoderarse de 17 alcaldías y va con todo en la búsqueda de mayor poder, la credibilidad para el gobierno cada día está más baja, a pesar de los esfuerzos que el gobernador hace, con una buena gestión en la que se ha echado sobre sus hombros funciones de la esposa del fascista mayor, hoy bien preso, las autoridades responsables de evitar las acciones permanentes de quienes ejercen la guerra económica parecieran, o estar resignadas a dejar hacer, dejar pasar, o son simplemente cómplices que han caído en las garras de los sobornadores, y no pasa nada, las denuncias no sirven de nada, el pueblo sigue sometido a una especulación que aumenta casi a diario, las ventas de expendedores callejeros sigue campante, los precios de lo que sea, están extrernadamente elevados, hasta el punto de que los tradicionales estrenos de estas fechas, se van a quedar congelados en la mayoría de las familias.

Es decir, son los resultados de la corrupción, es lo que piensa y comenta el pueblo, pues no es posible que las autoridades regionales de la Superintendencia de Precios justos no haga nada, por ejemplo para evitar que un caucho para un automóvil cueste 6 mil bolívares, se le denuncie y no proceda a comprobar la denuncia, enviando simplemente a alguien a comprar uno, y así confirmar si la denuncia es cierta o no.

Por ello aquí, en un estado emblemático como este en el que la contrarrevolución se hace cada vez más fuerte, territorio de entrada de indocumentados, paramilitares, narcotraficantes, lavado de dólares, en donde el contrabando es tan poderoso, que aun con acciones contra el acaparamiento y una que otra detención de vehículos cargados de productos, lo básico que es que en los anaqueles de los supermercados, abastos y bodegas, farmacias, etc., se consiga de todo, las colas se acaben, porque esto es lo que afecta directamente a cada ciudadano, hasta el punto que resulta muy frecuente oír expresiones como por ejemplo ¿Qué carajo me importa que detengan un camión cargado de mercancía, si yo por ejemplo no encuentro azúcar, papel higiénico, aceite comestible y los precios de todo cada día son mayores?

Es ahí, entonces, donde se debe buscar resolver porque de otra manera lo que impera es la sensación de que no se está haciendo nada, o de que quienes dirigen las mafias son elementos el mismo gobierno.

Veremos…….



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Saúl Molina


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