Alquimia Política

Javier Bracho y la empleabilidad

Con el sello editorial LINCE, de Barquisimeto, estado Lara-Venezuela, se publicó, en el 2010, el texto “Empleabilidad: el gran desafío de la Educación Superior”, como una perspectiva para la Universidad Latinoamericana del siglo XXI (213 páginas), del Dr. Javier Bracho, intelectual de reconocida solidez en el pensamiento de las ciencias de la educación en Venezuela y Latinoamérica. La obra cautiva desde un principio por tratar un tema que está en boca de todos y todas en Venezuela: el desempleo de la mano de obra cualificada. Apreciamos que luego de un gran sacrificio familiar y personal, muchos alcanzan elevados diplomas académicos y terminan “taxiando”, que es honorable pero para lo que no se estudió, o como “comerciante informal”, dignas tareas pero para las cuales no hubo un proceso de formación vocacional e intelectual que le dotara de habilidades y destrezas que después de una moderada experiencia, puedan ser colocadas al servicio de la sociedad.

El Dr. Bracho hace alusión al creciente índice de desempleo de los egresados del nivel superior y lo relaciona, “…entre otros factores, a los escasos vínculos existentes entre instituciones académicas –formadoras de profesionales universitarios-, y el sector productivo –demandante de talento humano calificado-…” Le asigna al término de “empleabilidad” la preocupación de las personas por estar preparadas para ocupar puestos de trabajo, pero que al valorar la limitada oferta, termina tomando cualquier actividad que le permita subsistir. Una de las conclusiones a las que llega el Dr. Bracho es la necesidad de concretar, de manera real, el acercamiento de la Educación Superior al Sector productivo, “…por cuanto la academia tendría mejor acceso a la realidad de los mercados laborales que predominan en los países del área; lo que le permitiría a las instituciones implementar -a corto o mediano plazo- los cambios e innovaciones curriculares de manera que sus egresados presenten una óptima preparación, condición deseable para insertarse satisfactoriamente en el mundo del trabajo”.

En otro aparte de su obra expresa el Dr. Bracho: “…el apoyo que puedan brindar las empresas del sector productivo participantes en los procesos de vinculación, compartiendo con las organizaciones universitarias sus experiencias en las áreas de adiestramiento de las competencias laborales que demanda el nuevo entorno ocupacional. Apoyo que puede consistir en el desarrollo de programas de entretenimiento a los docentes y asesoramiento permanente por técnicos empresariales expertos en la materia…” La empleabilidad, recalca el autor, hace referencia al potencial que tiene un individuo de ser solicitado por una empresa para trabajar en ella. Cada persona, además de la formación, posee unas capacidades y habilidades determinadas y debe aprender a rentabilizar toda la información profesional para ser elegido en un proceso de selección laboral. El mercado laboral es un entorno altamente competitivo donde cada profesional debe diferenciarse del resto destacando aspectos como el conocimiento de idiomas, el manejo de herramientas tecnológicas, determinadas habilidades comunicativas, flexibilidad para viajar, la creatividad, la iniciativa o la motivación. La clave para mejorar la empleabilidad es conocer las motivaciones profesionales para poder sacar partido de ellas, descubrir las habilidades y fortalezas para poder resaltarlas durante una entrevista y tener claro lo que se espera de la profesión en un futuro próximo.

En una palabra, destaca el Dr. Bracho, es necesario partir de un criterio de adecuación que vincule la formación universitaria con las demandas del mercado productivo. Este criterio ha de surgir de un diagnóstico previo que considere: la pertinencia del talento humano para las necesidades de desarrollo local; la consistencia del conocimiento adquirido para mejorar las condiciones de investigación y desarrollo; la sistematización que haga posible articular la mano de obra cualificada con los otros estamento del proceso productivo, más operativos, para crear valor en la organización desde la figura del trabajo cooperativo; la completitud, que es la educación permanente de ese personal cualificado para mejorar sus aportes al sistema productivo; y la universalidad, que se refiere a la creación de experiencias que puedan ser aplicadas en contextos sociales y educativos similares. Estos criterios de adecuación, harían más sólido el criterio de empleabilidad en la realidad latinoamericana.

Hoy día la empleabilidad se caracteriza por constituir una competencia personal, no solamente una habilidad, y estar asociada a una carrera profesional para toda la vida e integrada en un proyecto vital, más allá de la obtención o del mantenimiento de un empleo determinado. Así mismo, por ser una responsabilidad individual y también social, y por poseer mayor riqueza de contenido, proceso y relación. La empleabilidad está asociada al dominio de un área de conocimiento por parte del sujeto que buscaba un empleo, de este modo el sistema educativo y el mercado de trabajo giraban casi exclusivamente en torno a la adquisición y a la demostración por parte de los sujetos de los conocimientos compartimentados adquiridos, siendo ese sujeto empleable en la medida en que demuestra que atesora contenidos teóricos-prácticos, pero esta percepción ya está siendo sustituida por una nueva visión que el Dr. Bracho resalta con elevada síntesis en toda su obra. Él esgrime que el poseer conocimientos o disponer de capacidades asociadas al empleo no implica que el sujeto sea competente para ser empleable, las nuevas acepciones del constructo competencia tiende a ver la empleabilidad caracterizada aspectos cognitivos vinculados al saber, como lo es el conocer las características del mercado de trabajo, comprender el sistema y procesos asociados a la búsqueda y obtención de un empleo, creencias, teorías, percepciones, etc. Se incluyen en este apartado todos aquellos aspectos y procesos esencialmente cognitivos vinculados al diseño e implementación de una carrera profesional, con sus correspondientes aspectos asociados al corto y el largo plazo, contextuales o personales. Esto incluye cuestiones conativas relativas al saber hacer, y también incluye, cada vez más, cuestiones vinculadas al saber ser y al saber estar, como actitudes, rasgos, valores, relaciones, inteligencia emocional y otros factores que son especialmente útiles para el diseño y puesta en práctica del proyecto de carrera profesional.

La competencia de empleabilidad, y en esto ha hecho hincapié también J. A. Martínez, (2010, “La naturaleza de las competencias en el Espacio Europeo de Educación Superior”), al igual que el Dr. Bracho, ha de demostrarse, como sucede con cualquier competencia, en un contexto determinado vinculado al empleo, tiene un significando que es competente con aquellos sujetos que efectivamente diseñen una carrera profesional y la pongan en práctica con acierto. Y esto admite ciertos niveles que se pueden valorar de más o menos competente desde el punto de vista de la empleabilidad, aunque el primer responsable de su empleabilidad es el propio sujeto, hoy casi nadie discute que la Administración y los agentes sociales son responsables de favorecer un marco favorable a la empleabilidad.

El tema de la obra del Dr. Bracho, es apasionante y deja una serie de interrogantes por despejar que bien podrían ser nuevas investigaciones en el área; o programas completos de postgrados que cubran esta teoría aún en construcción, como expresa el propio autor: “…la difícil situación que atraviesan los pueblos latinoamericanos exige que la universidad comience realmente a mirar hacia delante para transitar el verdadero camino de la transformación, proceso que propiciará los cambios requeridos para combatir las calamidades que padecemos como sociedad. Cambios que cada día son más urgentes y necesarios”.







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Ramón Eduardo Azocar Añez

Doctor en Ciencias de la Educación/Politólogo/ Planificador. Docente Universitario, Conferencista y Asesor en Políticas Públicas y Planificación (Consejo Legislativo del Estado Portuguesa, Alcaldías de Guanare, Ospino y San Genaro de Boconoito).

 azocarramon1968@gmail.com

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