El mánager de la oposición

Uno ve la foto del embajador estadounidense William Brownfield vistiendo la camiseta y la gorra que utilizará el equipo de Venezuela en el Clásico Mundial de Béisbol y descubre que, desde la línea de cal de tercera, el diplomático le hace señas a la dirigencia opositora para participarle que hay un cambio rotundo en el line up del equipo. Igualmente, le informa que, de ahora en adelante, además de general mánager del team, será el cuarto bate, bateador auto designado y apagafuego de la novena financiada por los halcones big leaguers de la White House.

Después de este insolente desbol que recibió la oposición, por ahora, Brownfield no se declara como el novio de la madrina, ya que el dueño del team opositor, George W. Bush, le cayó adelante en el spring training que el pasado año se realizó en el Yankee Stadium de la Sala Oval de la Casa Blanca.

La citada foto peloteril publicada en las portadas de los diarios capitalinos, en una atrapada de cordón de zapato, demuestra que, ante tantos bates quebraos de la oposición que deslucen con el bozal y la cachucha, el importado William Brownfield, disfrazado de jugador criollo, decidió bajar de la tribuna para actuar como pelotero activo en busca del Banderín Presidencial que se disputará el próximo tres de diciembre. Brownfield usurpa abiertamente la camiseta del equipo venezolano para decirle a los recogebates Teodoro Petkoff, Julio Borges, Antonio Ledezma, Oswaldo Álvarez Paz, Oscar Pérez y al cardenal Castillo Lara, que ya no soporta la caimanera que todos ellos han formado para enfrentar a Hugo Chávez, al intraficable "Látigo" Chávez, quien en la gran carpa de la política nacional ha lanzado verdaderas bolas de humo cada vez que se monta en la lomita del balcón del pueblo. Además el zurdo que dirige la auténtica selección venezolana tiene un alto average, al batear ocho grand slam en los juegos electorales anteriores.

El embajador estadounidense decidió formar parte del line up opositor, ya que el team work del Gobierno nacional hizo out de calle al agregado militar de embajada de EE UU, John Correa, cuando descaradamente se iba al robo de segunda comiendo arepa reina pepeada. El rookie Correa, después de ser expulsado a las Ligas Menores de la CIA, está siendo postulado a "Novato del Año del Espionaje Internacional".

De suceder así, el pupilo de Brownfield quedará como recogedor de los fouls y los wild pitch que llegan al backstop de espionaje. Brownfield, con el uniforme deshilachado por cometer tantos errores políticos y por las bolas que les ha ido entre las piernas, se acomodó en el cajón de bateo de la oposición para intentar abrir un rally desde el primer inning de la campaña electoral, en su estrategia de picarle adelante en el marcador al invicto equipo de Miraflores.

Pero como andan las cosas para EE UU en el país y el mundo, el embajador estadounidense se quedará con la carabina al hombro y sin poder anotar la carrera del pool. Al observar detenidamente la foto, uno se convence que cuando Brownfield clava los ganchos en el home plate, lo que hace es reconocer ante los disociados fanáticos de su equipo que los innings de la oposición han caído a paso de conga, por la vía 1, 2, 3, mientras que su pitcheo sigue sin dominar la carga de leña de los toleteros del equipo chavista. En cambio, los jugadores oposicionistas, que sólo batean flaicitos al cuadro y siempre están en la cuenta de 3 y 2, sólo se dan íntegros en el cálculo previo de los numeritos que refleja el box score de aportes en dólares que envía la National Endowment of Democracy y que fildean perfectamente con la chancleta mágica de las cuentas bancarias de sus respectivas ONG.

Mientras la dirigencia opositora siga utilizando como táctica y estrategia contar el con un manager extranjero y un line up integrado por un roster de jugadores importados, tales como Bush, Tony Blair, Aznar, Shapiro, Noriega Maisto, Negroponte y rookies como el espía John Correa, entre otros, seguirá perdiendo por paliza, aunque Brownfield se disfrace de jugador criollo para tratar de confundir a la fanaticada.

Lo peor de todo, es que los bates quebraos y los bat boys de la oposición, ante el temor de otra derrota abrumadora, ya están anunciando que perderán por forfeit el 3D, pues siguen sin descifrar la sinker ball, la recta de fuego, la tirabuzón y la inescrutable rabo e'cochino, que lanza el pitcher zurdo del equipo puros criollos de Miraflores. Definitivamente, parafraseando un proverbio popular, podemos decir que "aunque Brownfield se vista de criollo y seda, gringo se queda".


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Vidal Chávez López


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