Ni dogmaticos ni pragmáticos: socialistas democráticos


La interpretación dogmática en la construcción del socialismo, es una consecuencia del hecho que el marxismo es una filosofía de la praxis, siendo un pensamiento que vive sobre esa realidad. Antonio Gramsci, en sus escritos políticos señala que las derrotas y retrocesos del movimiento popular generan interpretaciones dogmáticas; esto es aplicable a la realidad venezolana: la situación de acoso y apremio al que ha sido sometido el proceso bolivariano desde la desaparición física de Chávez en marzo de 2013, ha generado un retroceso en el avance de la acción del poder popular; permitiendo el surgimiento de la vertiente ortodoxa-dogmática que está presente en el PSUV.
Ese dogmatismo, se construye sobre el supuesto de la existencia de verdades absolutas, que proviene de las interpretaciones metafísicas del pensamiento judeo-cristiano que asume la “verdad divina” como algo inobjetable, dado el carácter omnipresente de un ser superior. Su equivalente en la filosofía de la praxis del marxismo, es que la verdad absoluta significa la existencia de un “pensamiento bueno y otro malo”. Ese pensamiento malo, es el que crítica la esencia del dogmatismo o la pretensión absoluta de la verdad. El dogmático carece de posibilidades de interpretación de la crítica, no comprende el axioma sostenido por el propio Marx que la verdad existe, pero en una historia real, concreta y construida dialécticamente. Esa es la base del dogmatismo que se fortalece en momentos de apremio, de presión y que se pueden asumir como retrocesos de la acción revolucionaria. Decía Gramsci"Cuando no se tiene la iniciativa en la lucha, y cuando la lucha misma termina por identifi¬carse con una serie de derrotas, el determinismo mecánico se convierte en una fuerza formidable de resistencia moral, de cohesión, de perseverancia paciente y obstinada" (El materialismo histórico y la filosofía de B.Croce). El dogmático asume que el marxismo –y el camino de construcción del socialismo- es una obra concluida. En nuestro caso, ese dogmatismo en el PSUV contradice las propias afirmaciones de Chávez – y Atilio Borón- sobre la “experimentalidad” del socialismo bolivariano del siglo XXI. Esto genera una incapacidad analítica que viene acompañada por la crítica a lo que el propio Gramsci denomina “gran intelectual”, que no es un acto individual sino colectivo de pensamiento político-filosófico y que resulta esencial en la construcción de un Bloque hegemónico de Poder o Bloque Histórico, por su capacidad de generar convencimiento más que imposición.
Gramsci distinguió tres componentes esenciales de un partido: la masa de adherentes, los “capitanes” y el “gran intelectual”. Este último encargado de pensar la acción revolucionario de praxis en términos de larga duración. El dogmatismo declara innecesario la acción del gran intelectual y asume que el partido debe centrarse en los “capitanes” que articulan a la masa de adherentes, cayendo en el error filosófico –y practico- de asumir la construcción del proyecto revolucionario como un acto absoluto, de responsabilidad exclusiva de un pequeño grupo de “capitanes”. El dogmatismo reniega de la interpretación crítica de la realidad y cae en la ortodoxia, como consecuencia de ello se deja secuestrar por el pragmatismo, que asume la política como negociación en función de “mantener el poder” y no de construir una acción liberadora. Pragmatismo y dogmatismo son dos fórmulas de la misma acción de retroceso de la consolidación revolucionaria del poder popular.
La única respuesta posible es retomar el camino de construcción de un socialismo democrático, alejado de la desviación socialdemócrata que asume la renuncia al anti-capitalismo como condición sine qua non. El socialismo democrático no separa la construcción del socialismo de la cuestión democrática. Construye una idea de democracia más allá de la dictadura del voto. La convocatoria del Congreso ideológico del PSUV es propicia para plantearse un debate sobre las relaciones entre los tres componentes señalados por Gramsci (masa, capitanes y gran intelectual); la naturaleza de las decisiones democráticas en el seno del partido (consulta por encima de cooptación o designación cerrada), la estructura y tipología del partido (de cuadros o de masa), pero sobre todo sobre la urgencia de alejarse del dogmatismo y su relación pragmática que poco a poco viene deslizándose en lo interno del PSUV.
Es bueno recordar al propio Chávez de 2007 indicaba: “yo estoy tratando de dar el ejemplo. Estoy revisando, estoy reviendo e invito a todos en el Gobierno, en las instituciones, en los medios a cumplir con esto”. Agregaba“Revisión es volver a ver todo, empezando por el gobierno”. “La revisión debe llevar no sólo los ejercicios teóricos sino que debe llevar a rectificar las ideas y el reimpulso es reimpulso de la moral, es revolucionar en todos los ámbitos”. En este momento crítico, donde fuerzas externas presionan y factores endógenos – oportunistas y pragmáticos- se articulan para paralizar el avance del socialismo democrático y bolivariano del siglo XXI, es más prioritario que nunca una discusión abierta, sin estigmatizar ni excluir, hacerlo peligroso.
Dr. Juan E. Romero
Historiador/politólogo
30/06/2014
Juane1208@gmail.com



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Juan Eduardo Romero

Dr. Mgs. DEA. Historiador e Investigador. Universidad del Zulia

 juane1208@gmail.com

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