Aspiración de todo socialista

Según el Congreso de la A.I.T.

Los socialistas queremos la revolución universal, social, filosófica, económica y política, con el objeto de destruir el orden de cosas actual fundado sobre la propiedad, la explotación, la dominación y sobre el principio de la autoridad, sea religiosa, sea metafísica y burguesamente doctrinaria; que no quede piedra sobre piedra, al grito de paz a los trabajadores, libertad a todos los oprimidos, cárcel a los dominadores, a los explotadores y a los tutores de toda clase. La Iglesia la consideramos como una enfermedad nacida del miedo, y como una fuente de indecible miseria para los pueblos. La religión es perniciosa no sólo intelectual, sino también moralmente. Como es sabido, se opuso a la abolición de la esclavitud, mientras se atrevieron, y con unas pocas y sonadas excepciones, se oponen en la actualidad a todo movimiento hacia la libertad y hacia la justicia, política, económica y social.  

En este mundo hay gran cantidad de injusticias y esto es una razón para suponer que la justicia no rige al pueblo trabajador; y en este caso proporciona argumentos morales contra el pueblo, no en su favor. Negamos el libre arbitrio y el pretendido derecho de la sociedad burguesa a castigar. La justicia, por ella misma tomada en el más amplio sentido humano, no es más que una idea, por así decir, negativa y de transición. La solución positiva no podrá ser dada más que por la organización cada vez más racional del pueblo. Esta solución tan deseada, el ideal de todos, es la libertad, la igualdad, la moralidad, la inteligencia y el bienestar de cada uno por la solidaridad de todos, la humana fraternidad.

Si los cambios de conciencia experimentados en las clases revolucionarias se relacionan estrechamente con la vinculación hecha por los trabajadores entre su nivel de vida y el nivel de otras clases, entre sus problemas económicos y la vida política del país, preciso será examinar cuáles son las relaciones entre precios y salarios, tanto para los trabajadores de la ciudad como para los del campo. Nada nuevo puede decirse sobre las clases burguesas que tradicionalmente dirigen la política para explotar al pueblo venezolano.

Debajo de esa historia de sucesos fugaces, hay otra profunda historia de hechos permanentes, historia silenciosa, la del pueblo trabajador que un día y otro, sin descanso, se levantan al abrir el día y un día y otro son víctimas de las exacciones autoritarias. Se les saquea el fruto de su trabajo por parte de quienes nunca han trabajado, ni ningún daño les ha hecho, ni en nada les dificultan su perfeccionamiento. Es cierto que con la agravación de las tensiones sociales, y la exigencia de un relevo de clases, así como con el ensanchamiento del horizonte del saber humano y sus aplicaciones, el papel del pueblo crece en importancia; que para las viejas castas dominantes las consideran inútiles e incluso perjudiciales.

Y, finalmente, del derecho que se atribuyen unos políticos que todo lo han negado, que todo lo han puesto en tela de juicio, instituciones políticas y sociales, para impedir que el pueblo pueda reformar, transformar o suprimir esas mismas instituciones. El llamamiento que nos dirigen a una guerra de clases, puesto que como clase se nos ataca y se quiere sujetarnos eternamente al carro de la ignorancia y de la miseria. El socialismo viene a realizar la justicia y la ley burguesa se opone, el pueblo está por encima de la ley. El pueblo trabajador tiene el derecho innegable, indiscutible, de llevar a cabo su organización y realizar las aspiraciones que se proponen. Esto lo conseguirán con la ley burguesa o a pesar de ella. No basta en la vida pensar un ideal: hay que aplicar todo el esfuerzo a su realización.

El pueblo debe ser considerado como poder del Estado, pueden tener por resultado la Mutualidad o reciprocidad consideradas como base de las relaciones sociales. Equivalencia de las funciones. Solidaridad. Trabajo y capital, las máquinas, los aperos del trabajo y sus efectos. División del trabajo. Transformación y extinción del salariado. Reparto del valor de los productos. Funciones sociales. Papel del hombre y la mujer en la sociedad. Educación integral. Salud gratuita. Vivienda. Intereses colectivos e individuales. El Estado considerado como justiciero y guardián de los contratos. Derecho del trabajo. El medio para los trabajadores de utilizar el crédito que da el Estado a la burguesía es el de cesar de dárselo, de concedérselo a los trabajadores organizados en comuna.

Vasseur en el II Congreso de la Internacional, definía al Estado en los siguientes términos:

Si nuestra definición del Estado es exacta, su papel debe limitarse a recibir los impulsos de sus mandatarios, (el pueblo) a ejecutar su voluntad, a representar sus intereses, a permanecer en guardián del pacto social, a registrar las convenciones particulares sin que, en ningún caso, pueda por su propia iniciativa o voluntad privada impedir el ejercicio de los derechos que tiene por misión hacer respetar. Para dar a nuestro pensamiento una forma más precisa añadía, diremos que el Estado es la gerencia social; no tiene puntos de intereses distintos al pueblo porque no tiene vida ni existencia propia. Con relación a la nación es un signo, una abstracción

El pueblo trabajador, con sus Comunas, será celebrado por siempre como el glorioso furriel de una sociedad nueva. Sus mártires permanecen vivos en el gran corazón del pueblo. A sus exterminadores, la Historia los ha clavado ya en una picota eterna, de la cual todas las oraciones de sus sacerdotes no llegarán a liberarles.

¡Gringos Go Home! ¡Libertad para los antiterroristas cubanos Héroes de la Humanidad!

¡Chávez Vive, la Lucha sigue!

¡Patria Socialista o Muerte!

¡Venceremos!



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Manuel Taibo


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