Desde febrero son muchos los días de violencia, muertes, destrozos, detenciones, abusos, que hemos vivido los venezolanos.
Que fórmula tan absurda de pretender llegar al poder, desde el mes de febrero lo escribí en artículos de opinión y lo expresé en medios radiales y entrevistas, ese "método" no llevaría a nada bueno, y en este tipo de eventos siempre hay el riesgo de una agenda oculta de políticos, empresarios y partidarios que tratan de tomar un atajo para gobernar, ya que para lograrlo con votos hay que convencer, y hasta ahora no lo han hecho, y la radicalización fue nuevamente cometer el mismo error.
Hay quienes reconocen los resultados solo si favorece a su tendencia política, es decir, el CNE es bueno, imparcial, sólo si gana el candidato de la oposición, ejemplo, en las elecciones realizadas el domingo pasado ganaron las esposas de los ex-alcaldes de San Cristóbal y de San Diego, ambas de la oposición, resultado que todos los estudios reflejaron que serían de esa manera, pero igual cuando Capriles gano en Miranda, blyde en baruta, Ocariz en Sucre, Henri Falcón en Lara, Trejo en Maracaibo, allí fueron los votos de la mayoría que los llevo a ganar, curioso esto.
Siempre oímos quien expresa que les han robado las elecciones...pero señores que esto sea en quince años, en 18 procesos electorales, no es fácil de digerir, suena más a excusa. Lo cierto es que si siguen participando en las elecciones, y buscan los votos de los electores en todos los procesos electorales, es porque saben que con este sistema electoral, sí suman voluntades pueden ganar las elecciones.
Ahora bien, ¿ era trancando calles, pisoteando el derecho de los demás, como pensaron lograr más apoyó? ¿Ese fue el atajo para llegar a ser gobierno? De manera que la nueva forma de hacer política es destrozando postes de luz, dañando semáforos, dañando propiedad privada para utilizarlos como barricadas, era la formula para solucionar la falta de productos y alimentos quemando camiones cargados de comida, la situación económica del país la solucionan evitando que la gente pueda trabajar por las guarimbas, que las empresas, los comercios bajen sus ventas por el caos que crean, implementar la violencia como método para llegar a gobernar, quemar patrullas policiales, atacar ambulancias, quemar universidades, quemar autobuses de transporte público, poner aceite en las calles para que los motorizados rodaran o amarrar alambres de púas como trampa para motos, poner su tolerancia en cero para insultar y amenazar a quién no estuviese de acuerdo con ser radical.
Lo cierto es que ese radicalismo no llevo a nada, oír a muchos, empresarios, empleados, trabajadores quejarse de esa violencia, muchos de ellos afectos a la oposición, expresar ese descontento, leer las encuestas serias que reflejaron un altísimo rechazo a ese método de violencia, leer las declaraciones de alcaldes de la oposición diciendo que no estaban de acuerdo con la violencia y el cierre de calles, evidencia el fracaso de este radicalismo, este atajo, no acorto camino, se convirtió en un camino mucho más largo.
