A la Conferencia Episcopal

El principal problema que afrontamos los venezolanos es la debilidad de nuestras instituciones aunado a la asfixiante polarización política donde nada que diga el gobierno es bueno y nada que diga la oposición es creíble, esto complica cualquier escenario para sentar las bases de un diálogo franco y sincero incluso con aquellos sectores que honestamente quieren encontrar soluciones en el marco de la institucionalidad democrática desligados de la salida golpista o intervencionista.

Lamentablemente para nuestra población cristiana que vio con mucha fe el pronunciamiento equilibrado que realizó el Papa Francisco al ofrecer incluso su mediación, les cayó muy mal el pronunciamiento de la Conferencia Episcopal Venezolana, absolutamente parcializado, como si hubiesen leído un panfleto de la MUD, lleno de sus mismas frases, duro contra el gobierno y blandengue y casi justificador de la violencia de los grupos interesados en una salida de fuerza a la actual coyuntura.

Mientras que al gobierno lo acusan de querer resolver la crisis por la fuerza, de utilizar una brutal represión, de querer imponer un sistema de gobierno totalitario, a la violencia de las barricadas, de francotiradores, de guayas decapitadoras, de quema de universidades y bibliotecas e instalaciones públicas solo se refieren con: “no se deben aplaudir”. Por Dios! No sean tan hipócritas y parcializados, a eso solo le sale una enérgica condena¡ Este pueblo no se olvida cuando aplaudieron a Carmona Estanga y en nombre de la Iglesia venezolana, Monseñores estamparon sus firmas en apoyo a los funestos decretos de Carmona que barrían las instituciones democráticas y lo que es peor, años después de esa barbaridad eclesiástica no han sido capaces de pedir PERDON al pueblo venezolano ante semejante irresponsabilidad montada exactamente igual y con el mismo libreto imperial para forzar una salida de fuerza, ayer contra Hugo Chávez , hoy contra Nicolás Maduro.

Esa pendejada de solidarizarse con las poblaciones de aquellas ciudades que más han sufrido la violencia y la militarización los delata. La violencia en estas ciudades es financiada y apoyada por paracos, por los mismos que cobran vacunas, por el narcotráfico, y el uribismo en complicidad con sectores de la oposición que trabajan para salir del camarada Maduro por la vía violenta. Eso lo sabe todo el mundo en nuestro país Monseñores¡

Es claro que ustedes Monseñores no apoyan la propuesta del Papa Francisco sino que la descalifican y la sabotean, no podrán ser nunca mediadores, para eso hace falta equilibrio, honestidad, imparcialidad y liderazgo y ustedes carecen de estas cualidades. Por el contrario ustedes son parte de la tragedia que vivimos los venezolanos ante esta escalada de violencia que se prolongará por meses tal como recomienda el manual utilizado en Egipto, Libia y más recientemente en Ucrania.

Preparémonos para construir la Paz en un largo camino de confrontación con los sectores radicales de la derecha venezolana y la injerencia imperial, construyamos un amplio frente con los sectores democráticos que les duele nuestro país, con la ayuda del Papa Francisco y sin estos Obispos desacreditados que apoyan a su derecha y su burguesía.



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Willian Rodríguez


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