Evo ¿Un líder cocalero?

¿Quien habrá inventado esta vaina de que Evo Morales es un líder cocalero? Sospechamos que este adefesio tiene sello de los semantólogos de Washington. A ver: el líder que estos expertos manejan es el exitoso conductor de las finanzas, de las empresas, del Marketing, o sea, el señor zorro Fox. Un Líder para esos especialistas es aquel que siempre gana a costa de la derrota de los otros. El objetivo primordial del líder no es resarcir, ayudar, redimir, querer, conducir a los pueblos y particularmente a los pobres excluidos de lo más elemental para una vida digna, hacia la felicidad, no, definitivamente no, su objetivo esencial es ganar una competencia económica de menores gastos y mayores ganancias, que lo catapulte a él, y al imperio, que sirve como perro faldero, a una vida “exitosa”. Curiosamente éxito significa salida, pero salida ¿hacia dónde, y hacia qué? Una persona exitosa es pues un señor mamerto dueño de una ambigüedad terrible, tal vez muy bueno para la literatura, pero totalmente ineficaz e insípido para la política. Un ejemplo típico de líder, macho y hembra, es Superman y la mujer Maravilla. “Que el diablo nos lleve”, como dice el nada inocente Popeye, antes de calarnos un líder como ese, fraguado por las mentes trimalditas de los semantólogos del tío Sam.

¿Qué es eso de cocalero? Es nada más y nada menos que otra marramucia semántica de los expertos al servicio de nuestro diabólico tío Sam. Veamos: la coca es una planta medicinal ancestralmente cultivada por nuestros hermanos indígenas de Bolivia, desde tiempos inmemoriales formó parte de su economía. La cocaína es un producto polimaldito concebido por las mentes retorcidas de los especialistas del tío San, para adueñarse del mundo. Como la hoja de coca es precisamente la base para la fabricación de la cocaína, a los semantólogos les ha sido relativamente fácil propiciar la confusión del sentido de las diferencias. Así se puede entender coca por cocaína, cocalero por fabricante y traficante de drogas.

El imperio norteamericano se ha fortalecido con el uso y el tráfico de las drogas. Recordemos que en la guerra de Vietnam utilizó un gran cargamento de marihuana para endrogar a los soldados que no querían seguir combatiendo, por miedo a morir o por aburrimiento. En la guerra de Irak está utilizando cocaína para excitar y alucinar a unos pobres muchachos, en su mayoría latinoamericanos, para que continúen en esa lucha absurda, o para que no se suiciden por el miedo que les producen los horrores de la guerra. El tráfico de drogas (negocio del imperio norteamericano) le ha servido como excusa perfecta para tumbar gobiernos, chantajear a otros, y vigilar al resto. Es el caso del tristemente célebre Manuel Noriega, quien fue su aliado incondicional como agente de la Cía, y como socio en el tráfico de los estupefacientes. Cuando Noriega se les alebrestó el imperio lo acusó de un delito del cual ellos son los jefes. No podríamos olvidar la forma como secuestraron a Noriega, sin importarle un pito que era un presidente en ejercicio. El bombardeo a Ciudad de Panamá será recordado como el genocidio menos publicitado de la historia. El tráfico de drogas (uno de los negocios más lucrativos del imperio) les ha servido como excusa para militarizar con el plan Colombia a la hermana República. Con el cuento manido de perseguir la fabricación y el tráfico, han instalado en Colombia un Plan muy vasto, que en realidad es un plan continental para adueñarse de nuestras riquezas, y de cualquier posibilidad de redención política.

El triunfo de Evo Morales preocupa y ocupa mucho al imperio, intentará por diversas vías controlar y chimbear el espíritu combativo y popular de este hermano indígena que tiene nombre de milenio. Ya comenzó hace rato con lo de “Líder Cocalero”. Evo es en realidad un verdadero conductor de un pueblo largamente explotado y expoliado por una oligarquía ruin y mezquina que ya ha entregado gran parte de la riqueza boliviana a las trasnacionales del imperio. Este hombre tiene la responsabilidad de salvar a Bolivia de las fauces depredadoras del capitalismo salvaje. Su función es redentora, y su compromiso es con la escritura de otra historia de su pueblo, que la conduzca hacia senderos de verdadera felicidad.

Más líder, y más cocalera será la abuela de Tarzán…


Si no fuésemos capaces de construir un mundo mejor,entonces nuestra vida sería suceptible de ser revisada por aquellos que estan trabajando en ese noble propósito.


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Eduardo Mármol


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