El pueblo vuelve a las barricadas a defender la revolución

“Ni a la nación ni a la mujer se les perdona la hora de descuido en que cualquier aventurero ha podido abusar de ellas por la fuerza” (Marx, El dieciocho Brumario…, 1973). Esta explicación contrasta con la realidad de los revolucionarios venezolanos, dado que no es posible que tres caballeros burgueses, Capriles, Leopoldo López y Maria Corina Machado puedan sorprender y neutralizar sin resistencia a una población revolucionaria de más de 8 millones de chavistas con una ejército, milicias, un Partido socialista y un proyecto económico social en marcha.

No puede ser de otro modo, mientras las viejas fuerzas reaccionarias se agrupan para producir escándalos callejeros y una mezcla de frases antigubernamentales que reflejan el desamparo social en que han caído; los revolucionarios se entregan con entusiasmo y con seriedad a defender la revolución que abrió la gran perspectiva de ser ellos, el pueblo revolucionario, los creadores de un nuevo proceso, la construcción heroica del socialismo.

Estas jornadas en las trincheras de la calle es la historia de la dominación, disgregación y derrota de la burguesía.

Aquella burguesía copeiana-mud fraccionada en tres direcciones o más, que ahora han formado la oposición derechista oficial. Con sus representantes en el Congreso, algunas alcaldías y su considerable campo de acción en el campo político y la prensa privada. Es ahora una pandilla de burgueses, periodistas, escritores, abogados y funcionarios de ideas reaccionarias cuya influencia descansa en las antipatías personales de la clase burguesa venezolana contra Maduro y los otros dirigentes de la revolución, en los recuerdos del antiguo poder económico monopolista que han perdido y en la esperanza de volver al poder unos por vía electoral y otros por la vía del golpe de mano.

Por otra parte, la polémica que en aporrea aparecía como lucha contra las medidas económicas, jurídicas, financieras y contra el presupuesto para las misiones que sostiene “Maduro”, se halla directamente relacionada con la lucha contra el socialismo y la defensa de la gran propiedad privada y le brindó a la burguesía una popularidad barata y demasiado abundante, que ellos (los escuálidos) explotaron al máximo. La burguesía, le está agradecida a aporrea porque infiltró en ese medio popular sus odiosas denuncias contra el socialismo y sus líderes. Por lo demás aporrea sigue siendo un medio antiimperialista y con espacios abiertos a la participación popular. Lo que en cambio veía muy claramente la burguesía era su popularidad entre los lectores, se contentaban con el momento, y llegó a soñar con una revuelta “popular” que la devolvería al poder.

Sin embargo, cuando la juventud revolucionaria y los líderes del proceso revolucionario marchan ya, por las calles de Caracas en las jornadas por el bicentenario y la paz y están “rodilla en tierra” en las trincheras de la calle defendiendo la revolución, los sueños burgueses de volver al poder, se quedan en eso: sueños son.



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Memo Fernández


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