La hoja seca y la piedra

Ni vinotinto ni vallita

Observo con tristeza como unos tremendos artículos de aporrea bien documentados, con importantes citas y cuadros comparativos, preñados de sabias experiencias reciben pocas consultas. En cambio, otros, insulsos y llenos de odio y resentimiento, reciben muchas. O lo que es lo mismo la superficialidad es más importante que el conocimiento.

Confieso que la génesis de estos garabatos surgió de una “conversa” con mi pana Guillermo Guzmán. La sustancia del tema de la superficialidad versus conocimiento la compara el poeta con la hoja seca y la piedra lanzadas al río. La hoja flota y se desplaza al ritmo de la corriente mientras la piedra se va al fondo. Para dar con ella hay que sumergirse e ir al fondo, al lecho, para encontrarla, para recuperarla

Vargas Llosa. Aunque no es santo de mi devoción por reaccionario (disculpen la muletilla; pero viene al pelo), describe sabiamente la situación en su obra La Civilización del espectáculo. Es tanto lo fatuo de nuestra sociedad que Rosita, la de Cuéntame ese chiste, se hizo más famosa por sus relaciones con un Pran (Preso, rematado y asesino nato). Y el Conde del Guácharo, se hizo rico diciendo groserías.

Es tarea de la Revolución Bolivariana de Venezuela sacar del cerebro del pueblo el casete de la superficialidad. No es fácil extirpar tan gigantesco tumor maligno inoculado durante los gobiernos cuarto republicanos. Por lo menos ya exterminamos el analfabetismo y estamos tratando de incentivar el amor por la buena lectura. Aunque los precios de los textos editados por el Gobierno hoy lucen un pelo caros aún se pueden comprar. Ojalá y le apliquen un frenazo al caballo del comercio. Recuerdo una excelente obra de Juan Barreto (grueso el libro) que por ser tan cara no tuvo tanta difusión. Era tan cara que Chávez le pidió bajar el precio.

TINTERO

Es tanta la estupidez, la superficialidad, tan acentuado el carácter fatuo de nuestra sociedad que ahora se han dado a la tarea, de la manera más necia a llamar “Vallita” a La Virgen del Valle, un nombre que bajo ninguna circunstancia por respeto y devoción mariana puede ni debe ser ninguneado. Quieren hacer con La Virgen del Valle lo mismo que hicieron con La selección de fútbol de mayores con eso de Vinotinto en lugar de Venezuela.



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Américo Hernández


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