Negro con bata blanca, es un chichero

Blanco con bata blanca es un médico


Lo que hicieron en Maracaibo con Carl Herrera al humillarlo por ser de piel negra es un claro ejemplo del racismo que existe en nuestro país, que algunos necios se han empeñado en negarlo. Cuando María Corina Machado se limpió el beso estampado por una negra en Ciudad Bolívar en uno de sus cachetes le brotó ese racismo arrechísimo, genético. Tan característico de los mantuanos

En las telenovelas criollas los negros sólo sirven para hacer papeles de choferes de los ricos, de mesoneros, de botabasura, de vale parking, de chofer de las sillas de ruedas del millonario inválido porque lo tumbó un caballo egipcio. Y las negras, de cocineras, de cachifas, de niñeras, de lavanderas. Pero lo más arrecho es que quienes desempeñaban tan humillantes roles los aceptaban sólo para estar en pantalla sin tomar en cuenta que los estaban maltratando: de pasodoble, les pagaban salarios miserables. ¿Y el trama? no podía ser más racista; la cachifa, siempre asediada por el “hijito de papá”, al final resultaba ser la dueña de todos los reales, incluyendo la mansión. Pero con ese final feliz finalizaba teleculebra. Con la cachifa convertida en millonaria por herencia concluía el teleculebrón. Ni un día más en pantalla. Es decir esa humilde muchacha tenía sólo derecho a sufrir. Una pendeja de su estatura no merecía a ser rica, feliz y libre.

Es tan arrecho el racismo en nuestro país que cantantes talentosos y melodiosos como Pecos Kamba y Rudy Márquez no disfrutaron de un trato acorde con su enjundia sólo por ser negros y de pelo afro. Y el mismo Frank Quintero tuvo que triunfar en Europa para que los dueños de la televisión venezolana medio le pararan bolas. No mucho. Pero más o menos algodón con yodo. En cambio a los sifrinitos sin talento y cantamalucos. Pero blanquitos y buenmozos le daban todo el apoyo. Los convertían en estrellas.


En varios negocios del Este caraqueño no aceptaban a los negros. De Oscar de León, me cuentan que no le vendieron Leones del Caracas porque era inaceptable ni valedero que un negro cantante de salsa y ex taxista fuese el dueño de un ícono de los Amos del Valle. Pero cómo será de terrible el racismo en nuestro país que a las aguas fétidas le llaman aguas negras; que para los ricos un negro es un toca tambora; un rodapié; que un negro con bata blanca es un chichero y un blanco con bata blanca es un médico.
 



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Américo Hernández


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