Cada quien lo suyo

Es difícil ubicar la fecha en que escuché el nombre de Chávez por primera vez, supongo que fue cuando tenía alrededor de 8 años de edad, para las elecciones presidenciales de 1998, y solamente sabía que él era un soldado, el cual estuvo preso por un golpe de estado realizado en 1992, en ese momento solamente poseía 2 años de edad, quizá ni siquiera tenía la capacidad de hablar cuando Chávez ya formaba parte de la historia de Venezuela. Para 1998 solamente conocía eso y según me enseñaban mis padres, sobre ese hombre había una expectativa en la cual el podría cambiar a Venezuela, y más allá de poder, recuerdo que existía la certeza de que él lo haría.

Al pasar los años crecí escuchando y aprendiendo de Chávez, cada vez que realizaba una cadena disfrutaba aprender de él, aún sin consciencia política sentía una admiración grande por ese hombre, incluso para el 2002 donde aún era niño, desconocía el motivo y las consecuencias del golpe de estado realizado por la oposición venezolana, pero a partir de ese momento se despertó en mi una sed por aprender todas aquellas cosas relacionadas con el desarrollo político del país.

Si es difícil decir en qué momento comencé saber de Chávez, más difícil era imaginar que él moriría de la manera en que lo hizo. A medida que fui desarrollando mi consciencia política fui manteniendo posturas a favor del presidente y oponiéndome a otras las cuáles no consideraba del todo correctas, pero hay algo cierto, y es que Chávez pasó a formar parte de la vida de los venezolanos, más allá de su labor presidencial, su persona pasó a ser parte de la familia venezolana, para algunos fue aquel familiar amado, sin embargo, para otros fue el ser más odiado, pero lo cierto es, que Chávez forma parte de lo que somos, solamente después de su muerte pude entender la genialidad de su última campaña presidencial cuya frase emblema era “CHÁVEZ CORAZÓN DEL PUEBLO”. ¿Quién diría que a pesar de que muchos desearan su muerte, realmente él moriría?, fue saliendo del ferrocarril en la estación Cúa cuando me enteré de su muerte, fue una tarde lluviosa, en la cual toda la gente se encontraba desorientada, había desesperación por la muerte del presidente, la muerte de un amigo, la muerte de un familiar, la muerte de Chávez. Pero dicha muerte generó un nacimiento, no fue una muerte en vano, o mejor dicho no fue una vida en vano, fue el nacimiento de un legado, ese nacimiento surgió con las palabras del presidente eligiendo a Nicolás Maduro como su sucesor. Simón Bolívar en “El diario de Bucaramanga” dijo: el arte de la política es el de precaver y que este consiste en saber juzgar bien a los hombres y a las cosas; en el conocimiento profundo del corazón humano y de los móviles ó principales motores de sus acciones. Chávez eligió a Maduro como su sucesor antes de partir, si nosotros no imaginábamos hace 4 meses que iríamos a unas elecciones porque Chávez moriría, imagino que Nicolás Maduro menos, pero esa fue la melodía que Dios decidió hacer sonar.

Como dijo Adán Chávez a todos nos tocó recoger el morral de sueños de construir la patria, y en especial al presidente Maduro, quién tiene la difícil tarea de suceder al gigante, de aprender a correr sin haber gateado, debe decir con hechos lo que no puede decir con las palabras, porque más allá de un discurso bonito está obligado a hacer de Venezuela una nación más grande de lo que ya es, y más allá de la posición política de cada persona, es nuestra labor como venezolanos contribuir con ese desarrollo porque no podemos esperar que lo haga otro, es imperioso que como pueblo nos abstengamos de echarle la culpa al gobierno de todo lo que ocurre, cuando sabemos que tenemos un problema cultural muy grande el cual es causante de la miseria que tiene nuestro país, debemos recuperar el respeto, el amor, y el modelo de una familia sana ( en esta es donde se forjará el futuro de nuestra nación y no podemos descuidarla). Cada quien con el morral de sueños, algunos morrales serán iguales y otros distintos, algunos tendrán ruedas y otros solo se podrán colgar de lado, mientras que los demás lo usarán en la espalda, serán coloridos o unicolores, pero lo que realmente importa es que nos ocupemos en hacer esos sueños realidad, con amor y esperanzas, marchando hacia el sueño de Bolívar, el sueño de Chávez, el sueño de La República Bolivariana de Venezuela.


julicinho@gmail.com


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