El legado de Miranda a la Revolución Bolivariana

El triunfo del Comandante Chávez en las elecciones del 7-O luce diáfanamente decidido. Sin embargo, la cifra de diez millones de votos se nos antoja comprometida, no por la contundencia del argumento opositor y las marramuncias del imperios yanqui, sino por la ineficaz gestión de la burocracia bolivariana que sin prisa pero sin pausa va asumiendo la nueva personificación del capital en la administración del Estado; abortando con mucha diligencia, las directrices populares que emanen del credo socialistas de nuestro máximo líder. Esta nueva personificación del capital en nuestra formación social ha emergido como el verdadero enemigo político a enfrentar, cuando se quiera radicalizar este proceso rumbo al estabalecimki9ento de las relaciones socialistas de producción. La burguesía venezolana cedió su puesto en la alta dirección del Estado a esta burocracia emanada de la clase media, haciendo una carambola económico-política de gran rendimiento para sus intereses momentáneos y estratégicos: en lo económico, cedió la corona para retener la bolsa, o sea, en diez años de gobierno bolivariano, las tasas de ganancia del capital han sido astronómicas y en lo político, puso como mampara a la burocracia rojita como primera línea de defensa de sus intereses.

Para enfrentar esta quinta columna burocrática, enemiga de los intereses populares, debemos acudir a nuestra historia con la finalidad de construir un perfil de revolucionario que deba sustituir a la burocracia roja en la dirección del Estado, como grupo social encargado de radicalizar hacia la izquierda este proceso bolivariano. En este orden de ideas, encontramos en la figura de Francisco de Miranda ideas-fuerza con una enorme potencialidad que nos da piso moral, político y de conciencia social para darles solución de continuidad a los oportunistas que se han ido apoderando de esta hermosa revolución liderada por nuestro Comandante.

La historiografía venezolana bautizó a Francisco de Miranda con el título de PRECURSOR de la independencia hispanoamericana, dignidad bien merecida, pues, aunque existieron otros movimientos antecedentes que intentaron la ruptura del pacto colonial, nuestro Prócer fue el primero en concebir la independencia política de estos territorios en términos globales, continentales, mucho màs allá de pretensiones localistas o autonomistas.

Sin embargo, consideramos que el título de Precursor ha sido manipulado por cierta tendencia historiográfica comprometida ideopoliticamente con las oligarquía locales, con la intención de presentarnos un Miranda convertido en figura histórica objeto de museo, coqueteando con la traición y cuya contribución en el terreno de las ideologías político-sociales no trascendió el marco de nuestra gesta libertadora. En consecuencia, este Miranda con toda su grandeza, no se proyecta más allá del siglo XIX, y sólo lo recordamos cuando se cumplen las fechas patrias ligadas a nuestra Independencia. Para las nuevas generaciones de venezolanos este Miranda les dice muy poco y resulta una figura lejana en el tiempo y con ideas dieciochescas. Esta versión historiográfica del personaje en cuestión es la que tiene como ícono la pintura de Arturo Michelena “Miranda en la Carraca”, que aunque estéticamente incuestionable, nos trasmite la idea de una persona derrotada, castigada por poderes terrenales y supraterrenales. Ese no fue el Miranda que realmente existió.

La Venezuela del presente, avocada a la consecución de un mejor destino para sus clases sociales excluidas, debe optar por una historiografía emergente que revise la imagen de Miranda que venimos comentando. En la rica documentación que nuestro héroe legó a la posteridad, reposa no sólo un político de vara universal, sino también, un ideólogo de incuestionable actualidad, apuntalador de los procesos libertarios que el siglo XXI promete para la América Hispana, y que los revolucionarios de estos tiempos debemos extraer del museo de la Historia Patria y convertirlo en moneda ideopolìtica de curso legal de la contemporaneidad venezolana. Este nuevo Miranda al que no debemos vacilar en denominar como el primer gran REVOLUCIONARIO de Hispanoamérica, se merece tal dignidad, pues fue capaz de proponer como terapia correctiva para la asimétrica sociedad colonial de su tiempo, ideas como:

1-.La integración latinoamericana como contrapeso a los grandes poderes políticos-imperiales de su tiempo.

2-.La defensa a ultranza de la soberanía popular.

3.-la consecución para la mujer de sus derechos políticos a fin de equiparare a su congénere masculino.

4.-La veneración y el respeto por la memoria de muchos de nuestros caciques indígenas que prefirieron inmolarse antes que tolerar la dominación hispánica.

5.-La inclusión social del indio como ciudadano con todos sus derechos en la nueva sociedad por construirse.

6.-La abolición de la esclavitud

7.-La inclusión social de negros pardos y mulatos en plano de igualdad a las demás etnias constitutivas de nuestra sociedad post-independentista, tal como lo evidencia la documentación sobre el tránsito de Miranda por Coro, en 1806.

8.-.-La distribución de tierras entre todos aquellos que se alistasen en el ejército independentista.

9.-.-La génesis de la lucha contra el latifundio cuando propuso castigos para aquellos propietarios que descuidasen el cultivo de la tierra por dos años consecutivos.

10.-.- Garantizó que en la Hispanoamérica liberada ningún ciudadano sería molestado por sus creencia religiosas, así como la abolición de la Inquisición: una perfecta tolerancia religiosa.

11.-Defendió la idea de que la iglesia católica estuviera sometida al poder del Estado

12.--La educación pública como herramienta para formar ciudadanos.

13.-La enseñanza obligatoria de la Historia y la Geografía como materia prima de la conciencia nacional.

14.-La práctica de una sexualidad humana sin pacaterìas religiosas, solamente basada en el conocimiento científico de la persona humana. La sexualidad la entendió como parte de la naturaleza humana que debía desarrollarse sin ninguna traba; en otras palabras, para Miranda las exigencias del sexo debían satisfacerse sin prejuicio alguno.

15.-La independencia de los poderes públicos.

16.-El respeto a la inmunidad parlamentaria.

17.-La libertad de prensa.

18.-Fue un radical defensor de los principios éticos: la posesión de recursos materiales sólo se obtendrían por esfuerzo propio.

19.-Recomendò el trabajo como terapia curativa para todos los vicios.

20.-Exigiò una profunda reforma al régimen carcelario de su tiempo.

21.- Se opuso tajantemente al expediente de la tortura a los seres humanos.

22.-Se declaró en contra de la pena de muerte.

23.-Con su propio comportamiento nos enseñó que quien se decide a hacer la revolución social debe estar armado con los más profundos saberes científico-filosóficos de su tiempo, practicar un militante desprendimiento de las cosas materiales y estar dispuesto a morir por la realización de sus ideales.

Un pensador de este calibre resultaba demasiado incómodo para las oligarquías que han detentado el poder en Latinoamérica; por consiguiente, su enorme contribución ideopolìtica debía ser deslastrada de todas aquellas vertientes que interpelasen al poder oligárquico. Para ello los historiadores comprometidos con el poder le inventaron el título de PRECURSOR y lo encerraron en el mausoleo de la "independencia". Esta operación historiográfica ha sido tan efectiva que hasta los historiadores de la Revolución Bolivariana, la aceptaron cuando –omitiendo a Miranda- diseñaron la mesa de tres patas del movimiento bolivariano: Simòn Rodríguez, Simòn Bolívar y Ezequiel Zamora. Sin embargo, debemos reconocer que ha sido el propio movimiento bolivariano quien introdujo el pensamiento mirandino en la Constitución de 1999. Hoy el movimiento popular debe rescatar al Miranda revolucionario para ponerlo como estandarte de prototipo político constructor de una nueva sociedad. En Miranda hay los suficientes argumentos para quebrar el valor de cambio qué tanto daño le viene ocasionando el nuestra revolución e irle dando fisonomía a los enterradores criollos del régimen del capital y del capitalismo en estas latitudes.

Finalizaremos esta valoración anti-oligárquica de Miranda con una frase de un connotado intelectual venezolano, libre de cualquier veleidad izquierdista como lo fue Don Mariano Picón Salas, quien refiriéndose a nuestro personaje afirmó: “El tipo que encarna Miranda, su misterio psicológico y su enigma político, motivarán siempre renovados análisis. Es personaje contemporáneo en cuanto su choque con el mundo y la sociedad revive en cada generación; se manifiesta en cada época revolucionaria”.

En conclusión, toda revolución reclama un serio y profundo proceso de autocrítica, a fin de evitar desviaciones como las que sepultaron al llamado Socialismo Real. Sentenció el Comandante Fidel Castro recientemente que uno de los más graves errores de la Revolución cubana fue no haber permitido la critica desde abajo, originando como consecuencia el cáncer de la corrupción que ha comprometido seriamente ese proceso de cambios. Por consiguiente, debemos utilizar el pensamiento mirandino como purgante para desalojar a los enemigos explícitos y disfrazados de la Revolución Bolivariana.

trompizvalles@hotmail.com


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Humberto Trompiz Vallés

Historiador y profesor universitario jubilado, especializado en historia petrolera de Venezuela.

 htrompizvalles@gmail.com      @trompizpetroleo

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