Medicina e Historia (Parte IX)

El informe final sobre la muerte del Libertador Simón Bolívar de la comisión investigadora

“La Historia es la Filosofía en ejemplos”

 Dionisio de Halicarnaso

“Después de los embustes, el mayor

vicio de una obra de histórica

es estar llena de minuciosidades”

                                                                     Platón

IX

 La historia, en ciertos casos particulares, escrita por audaces improvisados, cae en manos de quienes buscan minucias i detalles sin categoría de testimonios históricos, que es lo que quiere decir Platón, con embustes i minucias. Entonces hacen una novela de mentiras con un fin comercial.  Cuando uno ha leído, fuera de Historiadores de verdad como Jack Pirenne, Carl Grimberg,  José Pijoan, etc., sin remontarnos a los antiguos como Herodoto, Claudio Josefo, Plutarco, etc., o ha leído autores que la razonan como Voltaire, Hipólito Taine, Hegel, Arnold Toynbee, Bauer, Bernard Show, o los que bien conocemos en nuestra América o en Venezuela como Baralt, Díaz, o Gil Fortoul,  tomar en las manos unos libros como LA CARTA (dos tomos) i otras cosas que las dio por escribir un técnico en computación según creo, tenemos que pensar que no sólo el mundo que vivimos, sino su biografía, su historia, están patas arribas o al revés como dice Galeano. Por eso creo que sus lujosos libros sobre el Libertador, i especialmente  tratando sobre su muerte, son una manera de desestabilizar el país, tanto como lo hacen los políticos de la oposición con sus cómplices extranjeros. ¡Los venezolanos estábamos rindiendo supremos honores, a unos restos que no eran los del Libertador, sino un “fraude en huesos”, una osamenta extraña, porque realmente había sido fusilado i enterrado en la selva colombiana! Lo afirma categóricamente el señor Jorge Mier Hoffman que al fin nombro, porque los lectores deben saber de quién se trata, i él me nombra a mí “historiografía nacional”. Ahora sus opositores son los integrantes de la Comisión Investigadora que de manera científica en el IVIC i otras instituciones, nos han aclarado que tenemos en el Panteón Nacional, al héroe más grande como guerrero, estadista, intelectual, hombre de honor i humanista, de todo nuestro mundo: Simón Bolívar Palacios.

 Por eso, para no prolongar más esta demostración del enfermo que bajó en silla de manos en Santa Marta, el que le dijo a Don Joaquín que su biblioteca estaba bien pues tenía a Gil Bas de Santillana, el hombre como es, i a Don Quijote de la Mancha, el hombre como debería ser, o el que yendo de su lecho a la hamaca i de la hamaca a la cama exclamó ¡Cómo saldré yo de este laberinto! lo destaca Gabriel García Márquez quien, al final de esa vida prodigiosa pudo escribir estas bellas palabras como un epitafio de oro cual eran “los últimos fulgores de la vida que nunca más, por los siglos de los siglos, volvería a repetirse”…

 Toda la correspondencia de aquellos últimos meses, lo que el improvisado llama despectivamente ¡cartas i cartas! Demuestran, cuando la Comisión Investigadora recurra a la historiografía disponible como señaló el Dr. Antonio Lorente Acosta, médico especialista en Genética i Medicina Forense de la Universidad de Granada, España i del Departamento de Identificación Genética, cuya opinión posiblemente no convenza al Sr. Mier Hoffman, quien trata de adjudicarle su hipótesis absurda al Presidente Chávez, porque el Comandante opinó sencillamente una creencia mui particular, de que al Libertador lo habían asesinado. No es lo mismo creer, que escribirlo como verdad histórica. Sé que al razonar todas estas cosas,  nuestro presidente podrá seguir creyendo lo que quiera, para eso somos libres; pero no ha expresado ninguna hipótesis que sea demostrable, corroborable o verificable, porque igualmente ha dicho que no hai prueba alguna, cosa además ya sin valor alguno respecto a la causa. Así podría decirse, por ejemplo, sin prueba alguna que, Franklin Delano Roosevelt, después de haber estado en Yalta con Churchill i Stalin repartiendo mundo i fundando parapetos a voluntad de los vencedores  –lo que no querría decir que estaba bien de salud ni que regresaba a América para continuar la  guerra con energía− murió de una hemorragia cerebral en 1945, sin ver la terminación del conflicto mundial. Alguien, sin prueba ninguna ha podido argumentar que murió asesinado, formar una alharaca i buscar una falsa notoriedad. Seguro que hubiese terminado en la cárcel. Así podemos decir entre nosotros que Diógenes Escalante fue asesinado también, i Andrés Eloy Blanco mandado a matar en complicidad con la CIA, por el vende patria Rómulo Bethancourt, como acertadamente opina un venezolano en Aporrea; o allá en el norte (de lo que al menos hai fuertes sospechas) que a Marilyn Monroe la mataron, aunque nadie haya podido probar nada, lo mismo que en el caso de Michael Jackson.

 En consecuencia hai que tomar en cuenta la atención hecha por el Dr. Próspero Reverend que sí tenía condición de médico i ejercía legalmente la profesión,  i tenía un expendio de medicamentos (eso no lo permitiría la ética actual), sin ser boticario como se dice que era su verdadera profesión. Sus boletines dan información veraz de lo que observaba en el paciente, el tratamiento que hacía, i sus resultados o no,  i así mismo la autopsia (necropsia) por la cual a distancia en el tiempo, un acreditado anatomopatólogo como el Dr. Alberto Angulo Ortega, de la División de Tuberculosis del MSAS de Venezuela ha expresado su opinión en los siguientes términos: “La descripción de los pulmones corresponde una tuberculosis fibro-ulcerosa con diseminación bronconeumónica. El aspecto descrito es el que acostumbramos encontrar en los casos de tuberculosis no tratada”. Por cierto, cuando visité San Pedro Alejandrino en compañía de mi amigo Enrique Rodríguez Mota, entramos en la estancia un poco más amplia que hacía de cocina comedor, donde estaba una larga mesa de madera, en la cual se hizo la necropsia. Es de imaginar lo difícil de esa intervención en el cadáver, con luz natural que entra por una ventana, el dictar los hallazgos, examinar vísceras, abrir el cráneo, etc., i cerrar debidamente, lo que fue una proeza que no la emprende cualquiera, sino quien tenga conocimientos médicos.  Se efectuó como a las 4 de la tarde del día siguiente i en presencia de los generales Mariano Montilla i Laurencio Silva. Sentí tal emoción de saber que sobre aquella mesa estuvo Bolívar ya sin vida, que se me ocurrió dejar en ella un beso. Padecía una tuberculosis i efectivamente, a Bolívar nadie lo había tratado como a un tuberculoso, porque no había terapéutica específica i menos diagnóstico acertado o preciso. Sospecha sí, por lo que se recomendaban climas sanos, buena alimentación i reposo físico i tranquilidad espiritual o mental.

 No sé si muchas de las personas que tratan este problema de la muerte del Libertador, han leído i comprendido los boletines médicos del médico en Santa Marta, porque hai que tomar en cuenta el manejo del idioma en aquellos tiempos, i el nombre de algunas designaciones o síntomas. Lo mismo en la necropsia. Situarse correctamente en el tiempo, es una de las habilidades más notables de un historiador. Sería demasiado extenso incluirlos i comentarlos, pero en muchas obras de historia se consiguen los 33 Boletines. En el Boletín 32 se anota que Reverend dijo a los presentes: “¡Señores, si quieren presenciar los últimos momentos y el postrer aliento del Libertador, ya es tiempo! Luego, en el Boletín 33 escribe: “A las doce empezó el ronquido y a la una en punto, expiró el Excelentísimo Señor Libertador, después de una hora de agonía larga, pero tranquila”. Algunos historiadores dicen que fue a la 1:07 minutos.

 En todo esto conseguimos una contradicción. El Protocolo de Autopsia dice que se inició a las 4 de la tarde i el Dictamen firmado a las ocho de la noche; sin embargo en el Boletín 33 se expone que, tres horas después del fallecimiento (tres horas más tarde de la 1 a.m., serían las 4 de la madrugada) por lo cual hai que ver en ello, cuestión de escritura, i no hacer de eso un problema para lo cual tengamos que recurrir a hipótesis i buscar testigos. A las 4 de la madrugada hubiese tenido que hacerse a la luz de velas o antorchas de aceite, lo que resulta ilógico. Simplemente un lapsus. Pero eso sí: vista esta muerte, en un ensayo que tengo i no pude enviar a España cuando los 400 años de Don Quijote de la Mancha, hice una comparación literaria entre la muerte de dos héroes, uno ficticio i otro real, pero que sus muertes fueron apacibles en sus lechos de enfermos i de penas. Entonces pregunto: ¿De dónde sacaron que murió de un shock por desequilibrio electrolítico? Que la Comisión aclare, i sobre todo un experto que se cita. Me darían una oportunidad de aprender, algo que ignoro, observando una osamenta.

 Sin embargo, todavía no está todo aclarado. Es importante entre las tantas cartas que escribe el paciente sobre su enfermedad, citar dos que a juicio de algunos, presentan una contradicción o un dilema. Entiendo que un dilema es, “un argumento formado por dos proposiciones contrarias disyuntivamente, con tal artificio que, negada o concedida cualquiera de las dos, queda demostrado lo que se quería probar (DRAE).  Esto se entiende en el lenguaje, común o lógico, pero nunca para probar, o mejor, comprobar una realidad. Se trata de dos cartas, una dirigida al General Rafael Urdaneta el eterno compañero de Bolívar desde el inicio de la Campaña Admirable, hasta después de su muerte (fundo las Sociedades Bolivarianas) i otra al Sr. Estanislao Vergara “sujeto a quien mucho amaba el Libertador” según dice el historiador Felipe Larrazábal. Entonces, este señor Mier, recurre primero a decir que el presidente en un debate con historiadores de la Cadena History Channel, declaró: ¡Asumo la responsabilidad ante la historia…¡A Bolívar lo mataron! De manera que el improvisado dice que le aguaron la fiesta a la Academia Nacional de la Historia i a la historiografía tradicional que asegura que Bolívar murió de Tuberculosis, aprovechando lo que por ser muchos de sus miembros hombres de la oposición, sus razonamientos i verdades no valen. De paso aclaro que no pertenezco a la Academia Nacional ni la estoi defendiendo. Defiendo la objetividad i la verdad histórica, i aunque el presidente Chávez a quien respeto como presidente i como persona inteligente i pensante, su creencia no puede desvirtuar, lo que la inmensa mayoría de los historiadores de muchos países del mundo, han asentado como la verdadera causa de la muerte. Para eso invito a los que dudan, consultar la estadísticas que expone Antonio Martínez Zulaica, en su obra Patobiografíade Simón Bolívar de la página 460 en adelante, sobre Encuesta Médica, Tablas de Promedios, i de seguido ocho tablas de análisis porcentuales, que sería mui extenso incluir aquí. Por cierto que ese supuesto Derecho a Réplica de Mier Hoffman (¿Réplica a quien?) son cuatro página incoherentes, escritas a manera de un estudiante de bachillerato no mui aventajado, intercalando títulos o exclamaciones de ¡A Bolívar lo mataron! Como para refrendar algo que no tiene en absoluto ni una sola prueba, o más ¡Ni una sola sospecha! ¿Qué lo querían matar? Sí, es cierto, además se dieron varios atentados notorios.¨¡Es lo mismo que ahora quieren hacer los sicarios del Imperio i las sabandijas de la oposición venezolana con el mismo Chávez! Señor Mier, sus disparates están escritos i publicados lujosamente. Recuerde que en una ocasión me contestó un artículo diciendo que la “célebre carta que cambiaría la historia” ya no era la dirigida a Fanny de Villar en clave masónica (¿?) sino la que entregó un marino de la goleta que interceptó la embarcación de Don Joaquín de Mier, la Manuel, el pariente (si es cierto) que usted calumnia sin oportunidad de defensa, incluyéndolo entre los conspiradores, cómplices i autores intelectuales de la muerte del Libertador. Esa carta del marino desconocido, la única persona que la conoce, es el señor Mier Hoffman i quizá su familia i colaboradores. Prueba irrefutable, dada por usted mismo, de que su tesis o hipótesis es un mentira comercial mui burda. Desde la antigüedad se dijo que la Historia es la Filosofía en ejemplos. A ambas, filosofía e Historia, usted las asesina. Comentaré las dos cartas, la dirigida a Urdaneta i la dirigida a Estanislao Vergara, en próximo artículo. Todo esto, es su negocio con la muerte del Libertador.

robertojjm@hotmail.com

(CONTINUARÁ)


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Roberto Jiménez Maggiolo


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