La oposición damnificada




Los conocidos tsunamis políticos y las últimas vaguadas electorales que afectaron a los dirigentes de la ex Coordinadora Democrática, han dejado una gran cantidad de damnificados y desaparecidos en el reducido y desolado territorio de la oposición. Según expertos en desastres, el calentamiento de las calles generado por desorientados marchistas y embaucados fogosos de las bailoterapias ocasionó un efecto invernadero que terminó provocando el naufragio de la oposición. Por consiguiente, chapoteando en el lodazal de sus propias contradicciones, los oposicionistas demostraron que no estaban capacitados para contener el alto nivel alcanzado por las precipitaciones de votos chavistas y, mucho menos, para minimizar las cuantiosas pérdidas electorales causadas por el ciclón del revocatorio presidencial y la inundación de los comicios regionales. Lo más patético del daño causado por este desastre político, es que las viudas de la oposición no cuentan con el apoyo de rescatistas dispuestos a enterrar en fosas comunes a sus difuntos políticos.

Tampoco han podido evacuar a sus representantes que se mantienen con el agua al cuello en espera de que desde la Casa Blanca les lancen un salvavidas. Entre los desaparecidos que dejó la última calamidad electoral, podemos mencionar a Enrique Mendoza, Henrique Salas Feo y Eduardo Lapi. Por su parte, los pocos sobrevivientes que se quedaron en la calle corrieron presurosos a buscar amparo en centros de acopio inestables y precarios. Entre estos recogiditos se reporta a D'Elsa Solórzano, asesora legal de la CD, y Luis Lippa, ex gobernador de Apure y militante de AD, quienes se guarecieron bajo el efímero paraguas de Primero Justicia. Entre los muchos que han sido vistos solicitando refugio después de abandonar ligeros de equipaje la quinta La Unidad, figuran Pompeyo Márquez, Antonio Ledezma y otros damnificados profesionales que han convertido a la política en un modo de sobrevivencia.

Asimismo, Francisco Arias Cárdenas, haciendo turismo de desastre en busca de cobijo, está tocando abatidamente las puertas del refugio chavista. Según las hipótesis que manejan los peritos en calamidades, figura la de que hospedar a Arias es más arriesgado que quitarle el techo a una casa cuando está lloviendo torrencialmente.

Por lo tanto, advierten que se debe suspender la operación de rescate y dejar que Pancho trate de ver cómo se las arregla para subsistir. Ante esta realidad política, aconsejan que Arias escriba un libro en el que recoja la hecatombe diluviana que él se auto provocó. Le recomendamos un título para esta obra: “Relato de un náufrago”. Pero como nunca falta la solidaridad internacional, en Miami se abrió un operativo de puente aéreo con el fin de evacuar a los oposicionistas que resultaron enterrados en el lodo de los deslaves del golpe de Estado, el sabotaje petrolero, las guarimbas y los fracasos electorales.

De tal forma, bajo un cielo encapotado que anuncia tempestad, Alfredo Peña, Orlando Urdaneta y muchos carmonafirmantes, han surcado aires estadounidenses en busca del consuelo dolarizado en los refugios patrocinados por George W. Bush, Condoleezza Rice, Jhon Negroponte y la CIA. Afirman que llueve y escampa, pero recientes reportes climáticos advierten que los oposicionistas sufrirán los irrefrenables embates de otra vaguada en las próximas elecciones. Sin embargo, no hace falta que caiga otro chaparrón inconmensurable de votos, ya que la oposición ha resultado tan torpe que hasta se ahoga en un vaso de agua.



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VIDAL Chávez López


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