Entre el ilusionismo y una realidad estéril

Difícil de creer y de aceptar, pero la realidad y los hechos no se pueden ni se deben ignorar. En Guayana: la pugna interna y la lucha entre los cogollos regionales, han convertido la política enmarcada dentro de lo que hemos llamado Control Obrero, en un embrollo, de tal magnitud, que ya es muy difícil diferenciar las posiciones revolucionarias y socialistas, de las oportunistas. Ambas se confunden mimetizadas y entremezcladas con los cogollos y las  pugnas por la hegemonía interna entre los mas y los menos. 

Muchos trabajadores y  experimentados y honestos dirigentes políticos han caído en ese enmarañado escenario, donde el sindi-tracalerismo de antaño, vuelve por sus fueros. Ahora con la excusa de defender reivindicaciones laborales, que nadie les está quitando, se niegan a perder los privilegios, las prebendas con que, el punto-fijismo cuarto-republicano, los compraba. 

Sectores laborales de avanzada, junto con dirigentes políticos caen en la trampa de dividir a la clase obrera, en momentos en que, la unidad de los trabajadores es vital, para adelantar y mantener el proceso revolucionario encabezado por el Presidente Hugo Chávez Frías y en vez de fortalecer esa unidad; le echan más leña a la candela. CUALQUIERA QUE TRATE DE SEMBRAR CIZAÑA PARA DIVIDIR A LOS TRABAJADORES, SEA QUIEN SEA Y VENGA DE DONDE VENGA, ES, OBJETIVAMENTE, UN CONTRARREVOLUCIONARIO, Y EN ESTA CUYUNTURA INTERNACIONAL,  ES UN TRAIDOR A LA PATRIA.

También es verdad, que la unidad ha sido utilizada muchas veces, como una simple bandera, que solo sirve para aplastar a la disidencia e impedir la libre discusión de la ideas. Pero hay que saber diferenciar estas cosas. Ignorar ahorita la amenaza de una intervención directa del imperialismo en Venezuela ante la cual, solo unidos podemos enfrenta con posibilidades de éxito,, es una irresponsable temeridad  

El  primer encuentro nacional sobre Control Obrero que se dio en Guayana, a pesar de que la participación de los propios trabajadores sidoristas no fue muy buena, pero si fue un evento, que pudo servir para aislar e identificar con claridad al divisionismo; pero la torpeza política inaudita, de sectores que se dicen revolucionarios y partidarios del Control Obrero,  lo quieren convertir en un  nuevo elemento para profundizar la división y servirle en bandeja de plata a las quinta columna del capitalismo y a los cogollos regionales, el fracaso del Control  en las Empresas Básicas de Guayana, acusando indiscriminadamente y con falsificadas generalizaciones, al gobierno de impedir y sabotear la implementación del Control Obrero en Guayana. Ignorando que ha sido y es el Presidente quien aprobó e impulsó el Control Obrero en las Empresas propiedad del estado Venezolano…  

La articulación efectiva del Control Obrero en las fábricas solo es posible en un sistema socialista. Creo que es una ilusión, implantar el Control Obrero en una industria sin antes construir el socialismo. Y en este sentido los trabajadores, deberían asumir su papel, dentro de la sociedad venezolana, como vanguardia de la Liberación Nacional con rumbo al socialismo y darle el lugar que les corresponde, a sus luchas reivindicativas dentro del capitalismo. Le llega el momento, a la clase obrera, de dejar de ser una clase oprimida y explotada, encasillada  y limitada en su lucha por sobrevivir, de convertirse en guía y norte de toda la sociedad para devolverle al trabajo, su papel en la evolución de la vida de creador y recreador del ser humano. Sin embargo solo unida la clase obrera tiene la fuerza y la claridad política e ideológica para asumir el reto y triunfar.  

Las acusaciones y ataques personales no contribuyen para nada a poner las cosas en su sitio y para permitirnos, señalar y debatir nuestras diferencias. Atacan la perversión y la epidemia divisionista sembrada por las fuerzas de la voracidad imperialista y la parasitaria oligarquía venezolana, con las armas equivocadas, los procedimientos y los vicios de la  cultura capitalista, diseñada para,  en vez de unir; separar. Y en vez de sanar;  enfermar. 

ajmachete@gmail.com


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José Machete


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