La lista de compatriotas
y camaradas honestos y eficientes desechados es larga, al igual que
los desatinos graves cuyas consecuencias estamos cancelando amargamente,
y aquí siempre es el pueblo el que padece por los errores cometidos,
camaradas como Samán, Lina Ron, Tascón, Müller Rojas, Cristina González,
por decir de algunos, ¡ y cuantos más!, unos han partido y otros inmolados
por la injusticia de la Revolución, pero todos condenados al ostracismo,
pero que pertenecen a la memoria y el querer del pueblo Revolucionario
constructor, precisamente ese que cada día le recuerda al Comandante
Presidente que “EL PODER ES PARA EL PUEBLO” no para unos pocos,
que una revolución no se construye a punta de dádivas ni de realazos
y mucho menos con ideas venáticas, que para que una Revolución triunfe
debe derrotar los dogmas y las leyendas, aunque con ello derramemos
lagrimas de sangre encima de nuestras propias creencias, que no podemos
seguir cayendo en la contradicción de seguir incentivando el racismo
y la discriminación entre blancos, negros, afro descendientes, ricos
y pobres, militantes, PSUV, polo patriótico, religiosos, cristianos
etc., etc., aumentando las separaciones entre el pueblo cuando en esta
tierra se construye el Socialismo del siglo XXI que predica la Igualdad
entre hermanos y entre los pueblos ¿No es tiempo de que hagamos lo
correcto y bien a 12 años de Revolución?
No basta decir
que estamos construyendo el socialismo del siglo XXI, si mantenemos
los mismos estamentos de la cuarta republica, en donde la escala piramidal
estaba a la orden del día, no basta decir “con las bases me
la juego” pero le quitamos la posibilidad de plebiscito a las bases
y nombramos a dedo una y otra vez a los mismos de siempre, ni siquiera
se le informa y mucho menos se le consulta al pueblo acerca de decisiones
transcendentales tan graves como aquellas que puedan ocasionar la perdida
de la Revolución; no basta invocar la Constitución de la República
Bolivariana de Venezuela que dice que nuestra forma de gobierno es “Protagónica
y participativa” cuando al pueblo ni se le escucha y mucho menos se
le da crédito a sus opiniones, en donde el paternalismo de estado nos
da “vivienda digna y bien equipada” priorizando a unos en detrimento
de otros, pasando por encima del “principio del trabajo” enunciado
primigenio del Socialismo; no basta dar un curso “Cash” de doctrina
y política como decían en el INCE de la cuarta república si no le
enseñamos al pueblo ETICA Y MORAL, en donde no solo la política y
la doctrina partidista es importante, sino las normas de convivencia
y el grado de moralidad, pero no la moral pusilánime ni hipócrita
que se escucha a diestra y siniestra, sino la verdadera, en donde mi
derecho termina en donde empieza el del vecino, en donde el derecho
a disentir de las opiniones del Comandante presidente sean respetadas
y mas cuando las consecuencias nos involucran a todos ¡quien sabe si
allí esta el meollo del asunto, la clave del problema y su solución!;
no basta decir que somos un país de promisión en donde se respetan
los derechos humanos en el principio de solidaridad y asistencia, cuando
nos solidarizamos con el concepto de “Terrorista y terrorismo” del
imperio más sanguinario y malévolo que ha existido sobre la Tierra,
no basta Camaradas, compatriotas, decir que luchamos contra la delincuencia
cuando los verdaderos “Capos” civiles y militares, están amparados
por la debilidad, el sentimentalismo, la pusilanimidad y la conchupancia
de algunos, de la cual se aprovechan para no pagar su deuda con el pueblo
de La República Bolivariana de Venezuela, en donde como siempre, es
el que paga todos los errores, porque aquí somos todos co- participes
de las decisiones que, queramos o no y siempre a “la brava” se toman
en nombre del pueblo que al parecer “es ciego, sordo y mudo además
de débil mental”, como para que el estado tome en consideración
siquiera sus opiniones, etc. etc., esto es un rosario interminable que
de seguir tendríamos que pedirle a los compañeros de APORREA que abrieran
un espacio para la lista interminable de letanías.
La gran duda nos acosa, porque aunque no se quieran ver los errores cometidos y se persista en las solidaridades automáticas en decisiones solitarias e impensadas, la voz del pueblo “siempre será la voz de dios” ¿tendremos el valor de hacer lo correcto, o persistiremos en seguir cometiendo más y más desatinos poniendo en peligro, no solo la paz y la solidaridad, la hermandad que como pueblo misionero tenemos que tener con el mundo, la credibilidad que el hacer y el ejemplo, la señal que le estamos enviando a la humanidad de que aquí en estas tierras esta su esperanza, de que a pesar de las infamias y las calumnias, de los ataques del Imperio y sus aliados, de la conspiración de nuestros enemigos endógenos y de nuestros propios y graves errores, La República Bolivariana de Venezuela es capaz de enfrentarlos manteniendo su dignidad de pueblo justo, para que con el acompañamiento de las humanidades libres del mundo y sobre todo de la providencia, llevemos a feliz termino nuestro cometido? O seguiremos por la ruta del despeñadero inmersos en nuestros propios errores, en nuestro propio soliloquio sin querer reconocer de que estamos a un tris de perder todo lo que hemos construido, nuestras luchas y las de nuestros ancestros, el ejemplo de dignidad, hermandad y solidaridad, la oportunidad de construir la comuna y lo que es peor, la oportunidad de dejarle a la humanidad un camino en libertad.
Confiamos en el Líder.