La verdad es infinitamente más liviana que la apariencia por ello siempre sale a flote

Existen muchos ¿por Qué? que con el tiempo habrán de obtener respuesta. Lo que parece indudable es que el caso del Señor Joaquín Becerra es una trampa bien planificada con el fin de destruir la confianza puesta en Chávez. Y los que se afincan sin clemencia, llamando todo aquello que forma parte de la búsqueda de una explicación o a aquello que se atreve a defender la integridad del Líder venezolano: “criminalización de víctimas, partidos o protestas”, también generan un sinfín de ¿POR QUÉS?

Ya este pueblo no es pendejo, ni puede ser engañado por obsesivos, aunque corra el riesgo de ser llamado “traidor, reformista y anticomunista o que viven del robo, el hambre y la corrupción”. Mi duda es: será que esa clase de gente se conoce el “plan de las fuerzas oscuras” (solo es una presunción) y está ejerciendo la parte que le corresponde. ¿Por qué tanta insistencia y obsesión en criminalizar a Chávez?, pero no se atreven a quemar la foto del líder sino las de sus ministros. ¿Qué sabe Joaquín? ¿Quién será la verdadera victima de este sainete? Alguien dijo, mintiendo, que Joaquín estaba incomunicado, desnudo, comiendo comida podrida y sometido a tortura., pero este fue entrevistado con suma libertad y expresó muchas de las cosas que atacan a Chávez, muy parecidas a las que pregonan sus denodados defensores, pero de su situación actual no dijo nada. Y como dijo Chávez: ¿Quién lo invitó a Venezuela?, ¿No estarán los verdaderos traidores dentro de los que ahora se levantan ofendidos por la entrega del señor Joaquín? ¿QUIEN verdaderamente “entregó” a Joaquín? Al fin son solo interrogantes que al transcurrir del tiempo habrán de ser respondidas o puestas a la luz de la interpretación objetiva. La subjetividad hace de las suyas ahora.

También existen algunos actores, que asumen la defensa a ultranza del señor Joaquín Becerra y el ataque a la decisión del Presidente de entregarlo, con exagerada intolerancia. Y a pesar de que se dicen aliados del proceso bolivariano, son capaces estar de acuerdo con imputaciones como esta: “El secuestro exprés y entrega al terrorista estado colombiano del refugiado político Joaquín Pérez Becerra es el hecho que termina por configurar un patrón de conducta del gobierno del comandante Hugo Chávez frías que denota un claro alinderamiento con la contrainsurgencia Colombiana”. Y lo repiten y repiten hasta la saciedad, con la deliberada intención de convertirlo en verdad.

Y a los que se atreven a contradecir o refutar sus posiciones reciben una imprecación como esta: “Sólo los traidores, reformistas y anticomunistas que viven del robo, el hambre y la corrupción pueden decir: "no critiquen, que eso ayuda a la derecha"....

A final de cuentas lo mejor es no hacer caso de estas huestes minoritarias que pareciera que solo lo que andan buscando es un protagonismo que nunca alcanzaron, y que jamás lograran alcanzar.

Responden con ofensas, dejándose llevar llevar por la ira, cuando deberían guardar la compostura y así de ese modo demostrarían al mundo que son individuos con la suficiente calidad humana para ir por los caminos pregonando la búsqueda de la justicia y la solidaridad con los que sufren la maldad de los inmisericordes capitalistas. La subjetividad no es buena consejera. Quienes se ofuscan hasta llegar a la injuria y el agravio, cuando lo dicho por otros les contradice o refuta, no son dignos de confianza. Mucho menos están en el nivel de convertirse o elevarse en jueces y verdugos de las decisiones de un gobernante.

El imperio y los enemigos del proceso Bolivariano, saben que al eliminar el liderazgo de Chávez darían al traste con esta naciente revolución, por ello es que en la búsqueda estratégica de la permanencia del proceso, se hace imperativo la multiplicación o formación de los cuadros que sean capaces de mantener imperturbable la confianza de las mayorías y por supuesto asumir el liderazgo en caso de una falta temporal o perenne de Chávez. En estos momentos, hay que decirlo, no existe ningún actor capaz de mantener esa confianza, no existe aun nadie que pueda sustituir al Presidente Bolivariano en su liderazgo reconocido por el pueblo.

Claro que es necesaria la crítica, pero una crítica bien conducida, no aquella que emula la de los enemigos, esa crítica que se lanza a los cuatro vientos hace daño, más que bien. Ante la presencia del objeto de la crítica expresemos todas nuestras contrariedades y desacuerdos, desmole tiempo de dar sus argumentos. El acoso y la obsesividad solo contribuyen a la destrucción de la confianza.

La autocrítica también es necesaria. No convirtamos este aparente error en un escalón que sirva para el ascenso de nuestras ambiciones de poder.

enmanuel1@cantv.net


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Luis Daza


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