Ruralidades

Salario mínimo y los viejitos

Esos adecos y copeyanos sí que son fanfarrones cuando les dan cancha, como ahora con el “dictador” Chávez. Pero no son tan pendejos, se agazapan cuando de gritar consignas reivindicativas por las que ellos nos avergonzaban con sus planazos, cuando tenían la cacha en la mano, previo a un chorro que nunca supimos si era del Guaire por donde no nadan las ballenas.

Ahora se quedan echándose fresco de ese sabroson que se irradia en la Asamblea Nacional; apoltronados en esa curul a la que, de repente escalaron a pesar del “rrrégimen”. Veteranos (ojo, políticos) ahora se valen de los camellos en que se han convertido los brinca talanquera y los corre camino, como Alfredo Ramos y el carajito de Petare, para hacer peticiones que, en la jerga periodística, son consideradas como fiambres. No porque dejen de ser importantes para el colectivo, si no porque hace un rato de diez años que la verdadera revolución, dirigida por Hugo Chávez, las tomó en cuenta y las que no se dan dado, están en camino.

Por ejemplo, esa que “campañó” Alfredito de la tarjeta o “cesta-ticket”, para la compra de los medicamentos de hombres y mujeres de edad avanzada, ya esta en manos del Presidente Chávez, quien en cualquier momento nos sorprenderá positivamente. En cuanto al salario mínimo, no fue Alfredo Ramos quien recibió planazos por una asignación pírrica de 2.000 bolívares que fue lo que nos pagaron Carlos Andrés y Lusinchi, hasta que llegó Chávez y nos equiparó, por ley, al salario mínimo. Los viejitos no nos quejamos. Pero, no obstante, si en lo general para los camaradas trabajadores no es suficiente, lo primero que deben hacer los demagogos es emprender una lucha contra los especuladores comerciantes. A ellos les sería menos difícil, amigos como son de Fedecamaras.

Ah, pero eso no es todo, en cuanto a que a Fedecamaras “ni con el pétalo de una rosa” ellos, incondicionales de la cúpula de los empresarios, no se atreven a abrir los fuegos de las peticiones directo a los patronos privados. Esperan que Chávez haga los anuncios. Entonces, dice uno, lo que es igual no es trampa. Chávez, al contrario de sentar la pauta, debe reglamentar la meta para que esos seudo dirigentes gestionen directamente con los empresarios privados las reivindicaciones de los afiliados, si es que reciben de estos las autorizaciones.

Otra. Esta sí para el camarada Presidente Hugo Chávez Frías (absténganse agoreros. No es con ustedes). Cuando le oímos decir a usted, Presidente amigo, que “no debe quedar ni una persona de la “Tercera Edad” sin la pensión del Seguro Social, vemos a nuestro alrededor, la querida Casa del Abuelo de Barcelona que Ud. fundó con Pérez Fernández, donde compartimos como hermanos en la que no ha llegado Chávez. Y que no obstante su esfuerzo, la mayoría de los viejitos y viejitas no han sido favorecidos con esa reivindicación, de la que gozan pescadores y campesinos, protegidos por la revolución socialista. Unos cuantos han muerto últimamente, camarada Presidente, sin ese beneficio. Y no es por desidia, más bien por resignación ocasionada por la rémora de una burocracia que acá no sabemos dónde o a qué nivel está, más arriba de esta entidad.



Patria, Socialismo o barbarie

*pedromendez_bna@yahoo.es


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Pedro Méndez*


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