Por lo anteriormente expuesto era necesario que nuestra Fuerza Armada Nacional Bolivariana se constituyera en un cuerpo patriótico, popular y anti-imperialista como fue solicitado en Venezuela en el año 2008 para la reforma Constitucional, en su Artículo 328. Ventajosamente, nuestra gloriosa Fuerza Armada Bolivariana reconoció desde esa fecha, sin comunicarlo y a través de sus acciones loables para con el país, el rol que le corresponde en este Proceso Bolivariano y Socialista. La descalificación y el desprecio hacia la Fuerza Armada no han tenido límites por parte de la oligarquía y capitalistas de Venezuela. Esos oposicionistas venezolanos se desvelan por seguir siendo lacayos ¡no duermen! ¡Sueñan despiertos con ver convertida a Venezuela en Colonia del Imperio!
Es necesario que las Fuerzas Armadas de todos los países con gobiernos progresistas de nuestra América y las de otros países del mundo -igualmente víctimas del Imperio- se proclamen en forma libre y consciente anti-imperialistas y se constituyan en sólo cuerpo como desde hace ya algún tiempo lo está haciendo la nuestra en Venezuela. Muy recientemente un General del Ejército venezolano, Henry de Jesús Rangel Silva, se declaró, gallardamente y sin complejos, casado con la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela y por lo tanto anti-imperialista. ¡Cuánto orgullo y seguridad sentimos! Esa es la vía para garantizar la soberanía de las naciones cuyos presidentes piensan y trabajan incansablemente por sus pueblos, y de esa manera preservarlas de cualquier ataque externo o interno.
Derechos de las Minorías. Desde hace once años en Venezuela las minorías no son tratadas de manera desigual o diferente por grupos mayoritarios de poder. Nadie los suprime y sus derechos están protegidos por leyes e instituciones democráticas. Igualmente, desde hace once años en este país existe un fenómeno de esos derechos: las minorías irrespetan, subestiman e ignoran a las mayorías. Las minorías tildan a las mayorías de “chusma”, “hordas”, “círculos del terror”, “desdentados”, “pata en el suelo” entre otros epítetos; y últimamente el seudo-líder de la ultraderecha venezolana del partidito Acción Democrática Henry Ramos Allup le ha dado por llamar a sus propios compañeros y de su misma clase media: “quejones”, “chismosos” y “lambucios” (quizás quiso decir lambones). ¿El motivo? ¡Ah! porque esa clase media está denunciando, ante el gobierno socialista venezolano, a los capitalistas estafadores de sus viviendas. Desde hace cuatro, seis y hasta diez años gran parte de la clase media venezolana entregó por ingenuidad -a los verdugos capitalistas constructores privados de viviendas- todo lo que tenía y en otros casos gran parte de sus recursos económicos a los estafadores de cuello blanco para que les construyeran y/o terminaran sus casas o apartamentos y eso nunca se materializó. “Señores” capitalistas, eso se llama apropiación indebida de la propiedad privada. Gracias al Estado venezolano, que haciendo uso de lo que está tipificado en el Artículo 55, Capítulo III de Los Derechos Civiles de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela, la clase media venezolana está recuperando lo que estafadores “empresarios” de la construcción privada les ha venido robando. Esa es la misma Constitución que la clase media rechazó, odió y por la que no votó en el año 1999. ¡Ojala! no la sigan irrespetando como lo hacen con el pueblo al que también rechazan.
La defensa de los derechos de esa clase media que forma parte de lo que se denomina democráticamente la minoría, que bien sabemos nunca apoyó este proceso democrático y socialista, es la clara evidencia de que sus derechos también están protegidos por las leyes socialistas venezolanas. Lo más sano y democrático sería aprender a respetar a las mayorías como nos correspondió a los que estábamos en la acera de enfrente en otra época, solo con la salvedad que las minorías de la cuarta República éramos grupos que por nuestras características o rasgos fuimos tratados de manera desigual o diferente de parte de grupos mayoritarios que tenían el poder. A esa minoría de la clase media, que ha tenido la suerte de vivir en un gobierno revolucionario y socialista por el que la mayoría votamos y lo seguiremos haciendo, les recuerdo que en la cuarta República se suprimía a las minorías y nuestros derechos no estaban protegidos por leyes e instituciones “democráticas”.
Pluralismo Social, Económico y Político. “En una sociedad democrática el gobierno es sólo un elemento que coexiste en un tejido social formado por gran número y variedad de instituciones, partidos políticos, cooperativas, sindicatos, grupos empresariales, organizaciones y asociaciones”. A esa diversidad se le llama pluralismo y se supone que en ella los múltiples grupos o instituciones organizadas no dependen del gobierno para su existencia, legitimidad o autoridad. Ese principio debe sonar muy melodioso y entonado para la minoría de venezolanos apátridas de nuestra querida Venezuela pero, según el Diccionario de la Real Academia la palabra COEXISTIR quiere decir “Existir una persona o cosa a la vez que otra” y la COEXISTENCIA supone el repudio de la guerra como recurso para solucionar los antagonismos o diferencias. Si retomamos el principio de “Gobierno de las mayorías” la diversidad a la que se le denomina pluralismo, en el principio citado anteriormente, debe reconocer y respetar a los gobernantes que fueron elegidos por voluntad mayoritaria. Por lo tanto, el hecho de existir otro principio señalado como “Derechos de las Minorías” no le da atribuciones a ninguna ONG, Sindicatos, Organizaciones y partidos políticos a recibir orientaciones, libretos de corte terrorista y apoyo financiero de la CIA a través de sus variadas máscaras para derrocar gobiernos legítimos como ha sucedido en muchos países de Latinoamérica, del Caribe, de otras partes del mundo y muy recientemente en Venezuela, año 2002, con el apoyo de todos los “medios de comunicación” privados de Venezuela para el sabotaje petrolero, eliminación de los poderes públicos, secuestro e intento fallido de magnicidio, golpe económico en el cual los capitalistas y “empresarios” nos negaron el derecho de comprar nuestra comida; escondiéndola, cerrando sus negocios y botando alimentos como fue el caso de la leche. Esos “señores” terroristas aún andan libres y conspirando. En esa oportunidad se perdió más alimentos que cuando se descompusieron los pollos de la red de alimentos, subsidiados para el pueblo, PDVAL y hubo que botarlos para no ocasionar problemas de salud en el pueblo venezolano. Estos otros, trabajadores de PDVAL, están presos por sus descuidos respectivos.
Igualmente, no debemos olvidar que los apátridas que trabajaban en PDVSA nos negaron, entre muchos otros derechos los insumos básicos para transitar libremente y para cocinar, la gasolina y hasta el gas con la finalidad de hacernos rendir por hambre. Todas esas acciones terroristas fueron creadas, introducidas, y monitoreadas por el pentágono y cuerpo de inteligencia de los EE.UU. (CIA). Para tales actos terroristas el gobierno de los EE.UU. le pagó para su ejecución y continúa pagando, hay pruebas de ello, a la organización no gubernamental de Venezuela (ONG) SÚMATE, integrada por todo el entramado de partiditos de la ultraderecha venezolana, dirigida hasta la presente fecha por la principal cabecilla señora María Corina Machado, oposicionista recién electa por la ultraderecha venezolana como diputada para nuestra honorable Asamblea Nacional, con algunos residuos de oposicionistas lacayos. Es lamentable que la oposición venezolana elija -como sus representantes- a cualquier delincuente con el único objetivo de creer que, con semejante elección, van a salir del Presidente de las mayorías. Es por eso necesario que la ley prohíba a las Asociaciones con fines políticos lo concerniente al financiamiento y contribuciones privadas con recursos provenientes del extranjero, tal como fue solicitado en Venezuela en el año 2008 para la reforma Constitucional en su Artículo 67, a través de una consulta en la cual el pueblo no logró entenderla o faltó pedagogía para explicarla. Presidente Chávez, muy respetuosamente le sugiero que ¡NO IMPLOREMOS!, vamos a exigir se prohíba tal financiamiento para los lacayos apátridas que se organizan en ONG para acabar con la paz de este país. La minoría que no esté de acuerdo ya sabe lo que tiene que hacer.
Con mucho respeto aclaro a los lectores, que mi exposición de recuerdos, no se trata de un refrito de una comprimida parte de la historia política venezolana reciente. Sólo renuncio a la tétrica idea que -por falsedad de la información de las empresas de propaganda y de terrorismo mediático las cuales se hacen llamar “Medios de Comunicación”- esos perros de la guerra y veteranos del fascismo logren en usted el olvido y perdón después de tanto daño ocasionado. Por tantos motivos no nos cansaremos de recordar y de repetir lo que algunos creen ya superado. Con la ultraderecha venezolana no debe haber reconciliación ni acuerdos posibles ¡Nada hay que negociar con esa gente! quien actualmente está innovando otros ensayos desde los EE.UU. para consumar.
(*)Prof.
