Crónica de un encuentro de Chávez con las mujeres en la feria de comida navideña

La multiplicación de las hallacas

Estaba ayer mi comandante presidente visitando una feria de comida navideña que se desarrollaba en la Plaza Caracas, en el centro de nuestra ciudad capital. Rodeado de mujeres en su mayoría, nuestro “presi” como le dicen últimamente a Chávez sus mujeres revolucionarias, comenzó su conversa preguntando sobre los componentes de una “hallaca” que preparaban entre tod@s. La hallaca, para los lectores de otras latitudes, es un plato navideño cuya historia deviene de la colonia española, que consiste en una masa de maíz dentro de la que se colocan distintos alimentos y que se envuelven en hojas de plátano para luego ser cocinadas en agua hirviendo. Se cuenta que fue un invento de los esclavos y que lo que ponían a cocinar dentro de esta masa eran las sobras de la comida de los amos. “De allá y acá” es decir de lo que les quedaba en las mesas de los amos, el repele, pues.

Lo cierto es que al comenzar a dialogar con estas hermosas mujeres lo que hubo fue una hallaca ideológica bestial, cada vez que estas damas habrían la boca, lo que expresaban era un nivel de conciencia de clase social realmente impresionante, al punto que nuestro mismo comandante quedó sorprendido. Las citas de Lenin y de Marx no brillaron por su ausencia, la concepción sobre el papel de la mujer dentro de la sociedad capitalista y su explotación, el cuestionamiento al machismo, la alimentación como medio de dominación imperial era desbaratada por eruditos estudios de alimentación integral y sana, anteponiéndose al consumo de alimentos chatarra y faltos de conciencia nutritiva.

La verdad es que yo de igual manera me quedé muy impresionado con la cayapa ideológica que se sucedió ayer en esta feria. Nuestro jefe citó a Jesús para hacer una cita cristiana y dos de las presentes a quien el les preguntó si creían en Cristo, le respondieron que eran ateas, otra le refuto con las palabras de Marx sobre la religión como el opio de los pueblos y luego de barajar el discurso un rato, una misma de ellas le dijo al presidente que ese no era el debate importante, que la gente más bien creía en religiones como una forma de defenderse de un imperio que por siglos lo sentenció a la explotación, que el debate era la discusión sobre las clases sociales.

Quedamos impresionados el comandante presidente y yo, claro el allá y yo en frente de mi televisor, cuando una de estas combativas mujeres nos informaba que hay muchos estados de EE.UU. en donde está penado que la mujer amamante a su hijo en público y nos daban las cifras de cuantas fueron enviadas a prisión por cometer este delito. Una maldición de las fabricas de leche en polvo.

Total a final de cuentas lo que debía ser una feria que apuntaba a ofrecer al pueblo recetas y alimentos para que nuestras hallacas fueran más económicas, se torno en un encuentro ideológico en donde sorprendieron estas jóvenes mujeres con una claridad ideológica marxista sorprendente, que pasó por la explicación de nuestro presidente de tener conciencia de que es la sociedad la que estás enferma y que era el capitalismo salvaje el que nos enfermaba con alimentos fertilizado con agrotóxicos venenosos tan solo por lograr cosechas más rápidas y comerciales, habló del alcohol y las drogas como parte de esta enfermedad que nos lleva a una sociedad en donde todo lo celebramos con alcohol: el nacimiento de un hijo, su bautismo, su primera comunión, su boda, sus cumpleaños y hasta la muerte ahora se festeja bebiendo.

Al final estas mujeres de miradas llenas de futuro le pidieron al presidente su apoyo para algo que llamaron “el encuentro de mujeres” un congreso mundial de mujeres que se celebrará en Marzo en nuestro país y de lo que nuestro comandante no estaba enterado y a lo que pidió se le diera todo el apoyo necesario. Pero les digo, se que se quedó con la feliz alegría de ver estos retoños hijos de la gesta revolucionaria. Sus últimas palabras al despedirse de las combativas muchachas de la feria fue una de sus mejores sonrisas de felicidad y la palabra repetida varias veces: “multiplicaos, multiplicaos, multiplicaos.

Yo no se de donde salieron y trataré de encontrarlas, no se si del Instituto Nacional de Nutrición, pero de donde sea mi más caluroso aplauso a todas, mi ruego porque obedezcan a su presi y multipliquen eso que vio Venezuela en las pantallas: eso no es otra cosa que una tremenda conciencia de clase, revolucionaria y socialista, de verdad verdad.

Venceremos!!

brachoraul@gmail.com


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Raúl Bracho


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