Con todo respeto al Padre de la Patria

¡Si Bolívar se baja del caballo!

En una oportunidad en la Plaza Bolívar, de Puerto La Cruz, allá  por los años 70, con ocasión de una ofrenda floral al Padre de La Patria por parte de las autoridades de turno, escribí, creo que en El Tiempo, de Puerto La Cruz, algo así como “Ojalá y Bolívar se baje del caballo. Seguro que no queda una sola autoridad viva; sólo se salvarían los obreros que limpian la plaza, el pueblo, que de vez en cuando va a la placita a leer los periódicos y a componer mundo por la mañana. Y también los músicos de la Banda del Estado. Y a lo mejor le da una patada a las coronas florales”. Quise con eso plasmar el desencanto del Libertador ante lo hipocresía de los homenajes rendidos en su memoria por quienes oprimían a su amado pueblo.

      Bolívar no es un héroe. No es un jinete y un caballo moldeado en bronce. No es un homenaje ni una ofrenda floral. Bolívar es un luchador social que aún no ha concluido su obra. Tampoco es una corona de flores y una sesión de honor. Ni una epopeya historiográfica. Bolívar es un hombre de carne y hueso salido de las entrañas de la historia para lograr la emancipación y la libertad absoluta del pueblo venezolano. Es un revolucionario. Un socialista.

      Bolívar nunca murió. Y parafraseando a Facundo Cabral: “Cómo pueden decir que Beethoven ha muerto si acabo de escuchar nuevos acordes en la Sinfonía 9”. Asimismo como pueden decir que Simón Bolívar ha muerto si ha resucitado en Zamora, en El Caracazo y en el 4 de febrero. Sí se hizo gobierno revolucionario con Chávez, Constitución en 1999. Y se afirmó el 13 de abril de 2003. Y reencarnó en el ALBA, UNASUR. Cómo pueden decirme que murió si reencarno en Evo Morales para liberar a su hija predilecta, Bolivia.

      De la mano de la Revolución Bolivariana de Venezuela Bolívar salió  de la urna de plomo para reencontrarse de nuevo con el pueblo. Fue un reencuentro emocionante y lleno de amor por la patria y por El Libertador. Un hecho que removió el sentimiento del Alma Nacional. Algo difícil de graficar con palabras.

            A Bolívar lo tenían secuestrado igual que su documentación. Y los que se burlan hoy de la exhumación de sus restos son los mismos que se mofaron cuando sus papeles, sus archivos, su catalogo epistolario fueron depositados por Ley y por Derecho, en el Archivo General de La Nación.  Hoy esos documentos están en Internet. Pertenecen a la humanidad entera y no a un grupito que no se los enseñaban a nadie.

      Y como escribe muy bien Carmen Bohorques en Rebelión “Y no se trata de una mera especulación de nuestra parte. Lo confiesa uno de sus más estimados intérpretes, el director de la Academia Nacional de Historia, Elías Pino Iturrieta: “Esto es un avance peligrosísimo de la reescritura de la historia de Venezuela y América Latina que hace Chávez. El está mostrando al pueblo que es dueño de una de las piezas fundamentales de la memoria: lo que queda físicamente de Simón Bolívar". Sólo nos preguntamos, ¿peligrosísimo para quién? Evidentemente, no para el pueblo, sino para quienes habían secuestrado y puesto a su servicio esa memoria.

      ¡Claro! Secuestro que mantuvo en la memoria del pueblo venezolano gracias al empeño de los historiadores  y gobernantes al servicio de la rancia oligarquía a través de un bojote de años, la creencia que el 19 de abril de 1810 fue incoado por los mantuanos, por la élite civil caraqueña, siendo que en realidad fue un movimiento cívico militar compuesto por negros, pardos, mantuanos de pacotilla y un grupo de jóvenes caraqueños preñados de ansias libertarias. Existen documentos históricos, hoy en propiedad del Estado y antes en manos de oligarcas, que revelan ese detalle. Pero que nunca fueron dados a conocer porque ellos siempre han considerado que los excluidos, los pobres, los incultos, por ignorancia y desconocimiento nunca han tenido derecho a rebelarse contra el yugo que los oprime, que los estrangula.

      Hoy más que nunca Bolívar está vivo porque la Revolución Bolivariana de Venezuela es su propia Revolución. Es la cristalización de su sueño. Es la ratificación de que nunca aró en el mar. Es su reencuentro  con su ejército libertador. Es estar de nuevo en la batalla. Es la continuación de su lucha por brindar al pueblo el mayor cúmulo de beneficios. Bolívar salió de su secuestro de la urna de plomo, donde lo encerraron los que nunca lo amaron porque era un luchador social que guerreaba por liberar al pueblo. Porque era la contra de los imperialistas españoles y su corruña criolla.

     El caballo de Bolívar. 

Bolívar jamás tuvo un caballo: tiene un pueblo. 
Uno tenía y era color de trigo y se lo regaló a José Martí.  
C
uando murió Martí se lo regaló a un argentino y el argentino  
a un chileno y el chileno a un jinete que venía de Nicaragua,  
y el jinete de Nicaragua no lo desensilló:

Bolívar cabalga todavía.

Orlando Araujo 
 
 americoarcadio@yahoo.com
 


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Américo Hernández


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