Barack Obama: relaciones exteriores norteamericanas con la revolución bolivariana ¿son factibles?

José Vicente Rangel fue enfático en su programa: “José Vicente hoy” (09/11/08) cuando manifestó que: “…con la elección de Obama no se debería ni pontificar ni satanizar…” (Palabras más, palabras menos). Es necesario, diríamos nos, el obligado análisis frío, objetivo y calculado en la medida que se “desarrollan los acontecimientos”. La elección de Barack Obama ha roto paradigmas a lo interno de la sociedad norteamericana pero no implica que los nuevos paradigmas que se vayan desarrollando tengan que ver e influir, en todas sus facetas, en nuestras políticas tanto internas como exteriores. La elección de Barack Obama es un “asunto interno” del Imperio y es allá donde las futuras contradicciones entre los neocons y los “futuristas” se desarrollaran. En este sentido, Fidel Castro, siempre Fidel, el Caballo, ha sido quien ha puesto el punto en la letra “i”. Ha sugerido al ganador que sea prudente con su seguridad.

Barack Obama ha dicho que a Guantánamo hay que buscarle una solución; George W. Bush le ha dicho a Obama que si quiere que le dé “platica” a la industria automotriz, le tiene que aprobar el Tratado de Libre Comercio con Colombia. ¡zacatá! Decimos: ¿no les parece un tanto exagerada la actitud del “camarada” Bush en su trato hacia Obama? Y eso que dijo que iba a ser la “transición más pacífica” que se ha realizado en los Estados Unidos de América. José Vicente no quisiéramos satanizar pero el “camarada” Bush está haciendo todo lo posible porque desconfiemos en el verdadero poder de Barack Obama ya que si el Presidente Bush, en salida, se atreve a proponer un “quid pro quo” en temas tan graves como el sostener a la industria automotriz, proveedora de la Secretaria de Defensa, por el TLC con Colombia dándole una importancia, supremamente, importante y elevada a Colombia, ahí hay “gato encerrado”.

¿Por qué se empeña Bush y los neocons que los demócratas, que controlan el Congreso norteamericano, y que el novel Presidente-electo afro-descendiente, tengan que aprobar el TLC con Colombia? La objetividad de los beneficios del TLC con Colombia para los EEUU de América, en estos precisos momentos de profunda crisis del sistema capitalista, a las puertas de “la recesión” mundial y a las puertas de la reunión del G-20 en Washington, cuando Barack Obama ha informado, a quien le quiera escuchar, que no asistirá a la “Reunión de la Tabla Redonda” sino que enviará a dos muy importantes representantes del “puntofijismo” norteamericano; es decir, que no avalará las decisiones, en toda su extensión, que tratara de buscar sus propias soluciones para la restructuración del sistema capitalista-globalizado.

En ese marco de lógica formal, la aprobación del TLC la consideramos como que es sobredimensionar la importancia del TLC como solución fundamental para las políticas económicas nacionales de los EEUU de América; por ello, ese empeño del “camarada” Bush suena a que algo “se está cocinando en casa”. Si a ello le agregamos la visita de don Álvaro Uribe Vélez a Méjico, donde propuso el pago de recompensas, al mejor estilo del “Lejano Oeste”, en la aplicación del “Plan Mérida”; la renuncia del señor militar y las acusaciones y renuncias de un muy importante sector de la oficialidad colombiana involucrada en políticas de los “falsos positivos”; y, en ese mismo orden, las políticas aprobadas en Perú sobre la modificación de la ley del canon minero la cual significa que el “status quo” peruano está “golpeando” a una de las clases sociales fundamentales de la economía peruana pero prefiriendo ceder a las necesidades de minerales y maderas para la construcción del mercado norteamericano. Parece que la “lucha de clases” comienza a despertar por donde se pasea la “Espada de Bolívar”.

La Revolución Bolivariana ya no se circunscribe, solamente, a la geografía venezolana. Es un proceso político que se está manifestando en el continente americano desde el sur del rio Bravo hasta las heladas tierras de la Patagonia. La Revolución Bolivariana se está expresando en dos niveles: a los niveles de la elección, democráticamente realizada, de líderes para los ejercicios correspondientes de Gobierno, Legislativo y otros poderes del Estado; mientras que el otro nivel revolucionario se corresponde a los movimientos sociales, adscritos o independientes, a partidos políticos pero, generalmente, reunidos alrededor de “colectivos”.

En el primer caso, se presentan gobiernos de diferentes expresiones ideológicas dentro del proceso de “avanzada” ideológica de izquierda al muy característico estilo suramericano. En este escenario nos encontramos con Gobiernos como los de Brasil, Argentina, Uruguay, Ecuador, Chile Bolivia, Nicaragua, Paraguay, Venezuela, Honduras, Cuba, y algunos países soberanos de El Caribe. Lo curioso es que dentro de la diversidad, la madurez política de la dirigencia suramericana ha logrado concluir políticas de “mutuo interés” en la recién creada UNASUR. En ese marco, se han logrado no solo acuerdos sino lenguajes políticos que son de “mutuo interés” para las partes interesadas e involucradas. Esta dinámica, posiblemente, permita que los países soberanos de Centroamérica y El Caribe analizarán las ventajas de “hablar con una sola voz” en función de “un solo interés” continental que los llevará a ver a la UNASUR como una referencia más confiable que la Organización de Estados Americanos.

En lo que se corresponde con los “colectivos” podríamos considerar la variedad en la unidad revolucionaria. Cualquier asiduo lector de los variados correos que atraviesan el espectro de las telecomunicaciones, podrá conocer el “infinito” número y nombres de colectivos a lo largo y ancho de todo el continente americano incluido los Estados Unidos de América. Las propuestas son variadas, los análisis, generalmente, sobre situaciones-denuncias locales y movimientos pro-Derechos Humanos y la búsqueda de la participación política más comprometida y exigida a los gobiernos revolucionarios. Se conocen los variados movimientos de estudiantes, de obreros, pueblos originarios, mujeres, de género, migrantes y para usted de contar. Es un movimiento social que se está moviendo y expandiendo por todo el continente americano.

Ambas expresiones políticas son realidades objetivas que buscan y tratan de expresarse al mejor estilo latinoamericano incompresible para las derechas internacionales y para los movimientos neoconservadores anglosajones. Son expresiones no solo de carácter político sino ideológico, económico, socio-cultural y religioso. Son movimientos que se están expresando en toda su capacidad como cuando las sociedades francesas se expresaron durante la Revolución Francesa. Son expresiones sociales que buscan no solo romper esquemas tradicionales sino, también, imponer, y permítasenos repetir el vocablo, “imponer”, la cultura autóctona que se ha desarrollado desde sus propias raíces con los pueblos originarios americanos como las particulares influencias de las culturas judeo-cristianas: católicas y anglosajonas que se impusieron como expresiones de los imperios europeos a partir del “encuentro” y las culturas imperialistas a partir de finales del siglo XIX. Son verdades que se llevan en el subconsciente colectivo americano porque si no fuera así no entenderíamos las expresiones de triunfo de los pueblos originarios bolivianos, La Minga en Colombia, en Guatemala con las constantes y orgullosas expresiones del Presidente don Álvaro Colom, y el objetivo triunfo de un afro-descendiente norteamericano como Barack Obama y las alegrías y esperanzas que “ha levantado”.

Frente a estas realidades incontestables, este próximo sábado (15/11/2008) se reúnen dos tendencias ideológicas del sistema capitalista: los librepensadores que proponen el “libre mercado” y aquellos que consideran que sería necesario controles por parte del Estado, es decir, los que suscriben al “Estado como benefactor social”. Para decirlo en palabras más comprensibles: se enfrentan las políticas que promueve el Poder (Mûller Rojas dixit) a través de George W. Bush y las políticas que suscriben, aparentemente, Barack Obama, Gordon Brown y Rodríguez Zapatero. Es una reunión de dos niveles: los países desarrollados y los países en desarrollo. ¿Asimetría en las discusiones sobre las causas y efectos de la crisis del sistema financiero que provocó la crisis en el sistema capitalista? Bien dice Jordi Corominas que “…la mundialización…históricamente va de la mano del colonialismo y del imperialismo…” (Corominas, Jordi. “La Globalización desde una perspectiva cultural” en Resistencia y Solidaridad. Ed. Trotta, 2003, pp.41-54) Es decir, que dentro de los objetivos que se propone la reunión en Washington es lograr mantener los paradigmas que promueven las políticas del “libre mercado” y consolidar las políticas de la “dependencia” tan importante para el mantenimiento del Poder del Imperio. ¡Triste Historia (con mayúscula) podrían representar los países en desarrollo sino van con políticas comunes en función de las reales necesidades de sus representados!

Independiente de las primeras conclusiones a las que lleguen los pares en esa Tabla Redonda, la recesión irá, paulatinamente, ocupando sus espacios en las economías de los “países desarrollados” con efectos importantes en la quiebra de compañías, el aumento vertiginoso del desempleo, crisis profundas en los sectores sociales de la clase media, obrera y lumpen-proletariat. Se verán situaciones sociológicas como un constante aumento de las “huelgas y manifestaciones” que serán reprimidas y acusadas de “terroristas”, aumentará la delincuencia y el tráfico de estupefacientes y el piso sociológico del capitalismo se verá seriamente afectado.

En ese marco objetivo ¿Cómo quiere el afro-descendiente, Barack Obama, desarrollar sus relaciones con los países al sur del rio Bravo? Mala señal nos ha mandado Barack Obama al designar a Madeleine Albright (¿Iraq?) como una de sus representantes a la reunión de Washington. La otra persona, James Albert Smith "Jim" Leach, republicano, representante que presidio el Comité de Servicios Banqueros y Financieros de la Cámara de Representantes y el Subcomité para Asia y el Pacífico así como la Comisión Ejecutiva Especial del Congreso para China. Pero lo importante con estas designaciones es que ambos académicos y políticos pertenecen al más rancio “establishment” del Poder (Mûller Rojas dixit).

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Miguel Ángel del Pozo


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