No todo estadounidense es un imperialista

La importante meta de construir con los Estados Unidos de América una relación de respeto a la soberanía popular e igualdad entre los Estados ha sido una aspiración principal en la política exterior de la Revolución Bolivariana desde su comienzo.

Es posible dialogar con el gobierno de Washington si en aquella élite se comprende que el 1,5% de ventaja que le dio la victoria electoral a Obama como Presidente reelecto, es tan válido y legítimo como la misma cifra porcentual que Nicolás Maduro alcanzó en Venezuela. Tan apegado a la Constitución y las leyes es el resultado electoral en EEUU como lo ha sido en nuestra Patria Bolivariana, en consecuencia, ese es el punto de partida para el diálogo respetuoso dentro de los valores de la soberanía, la independencia y la autodeterminación de los pueblos.

Las conversaciones entre el Secretario de Estado (canciller) John Kerry y su homólogo venezolano Elías Jaua no deben ser tomadas con triunfalismo sino con moderado optimismo, aunque las nuevas declaraciones injerencistas de Samantha Power signifiquen una perturbación inaceptable en un proceso de normalización de relaciones binacionales. Lo cierto es que cuando constantemente funcionarios de tercer nivel pronuncian ofensas contra un Estado soberano, es porque hay un Alto Gobierno hipócrita que convalida esa actuación y pretende lavarse las manos.

La política madura debe apoyarse en la paciencia, mantener los principios de dignidad nacional que fueron personificados por Hugo Chávez, y al mismo tiempo comprender que el interés fundamental del Gobierno de Obama es que le sigamos vendiendo petróleo. Es posible mantener el comercio con EEUU sin renunciar a los principios socialistas bolivarianos, de hecho, así se ha demostrado desde 1999 hasta hoy. Cualquier provocación o invitación a radicalizar las diferencias entre Caracas y Washington es una trampa de sectores que no llevan la Patria Venezolana y pretenden conducirla a escenarios de conflicto que pueden ser evitados. La obligación de los revolucionarios es ser dignos e inteligentes al mismo tiempo, transitemos los caminos de la diplomacia responsable sin necesidad de "trapos rojos" o infantilismo de izquierda.

A modo de contribuir con aquellos que manosean doctrinas como el marxismo, el socialismo, el chavismo, pero que hasta hace muy poco fueron adecos y copeyanos; deseo contribuir con su aprendizaje político desde mi posición de revolucionario marxista de toda la vida, que jamás ha trajinado por los pantanos del oportunismo, el jalamecatismo ni la socialdemocracia que hoy tanto salpican a Venezuela, tanto en uno como en el otro polo.

Los que repiten calificativos sin pensar como "pitiyanquis" o "imperialistas" con el afán de mostrarse como la reencarnación más radical del Che Guevara u otros de su jerarquía, deben investigar que la óptica del internacionalismo revolucionario el Imperialismo Yanqui  y el pueblo estadounidense no constituyen un mismo sujeto, ya que el primero es la élite totalitaria que desde ese país dirige el poder político y económico, mientras que el segundo es un conglomerado (mayormente clase trabajadora) donde crece el descontento por las acciones antipopulares de la cúpula oficial.

Verdaderamente imperialistas son la banca especulativa que opera desde las grandes capitales de EEUU, al igual que los empresarios del guerrerismo y los jefes (sector público y privado) de los demás programas expansionistas yanquis destinados a explotar la mano de obra barata y apoderarse de los recursos de otros pueblos. Pero imperialistas jamás fueron quienes públicamente promovieron la objeción de conciencia contra la guerra, la segregación racial y la restricción de los derechos civiles, como los asesinados Martin Luther King, Malcoml X, o el aun viviente Muhammad Ali, quien ante la invasión a Viet Nam manifestó: “Por qué este Gobierno me pide ponerme un uniforme y viajar diez mil millas a descargar bombas y balas sobre los amarillos de Vietnam mientras los negros de acá somos tratados como perros.”

En pleno siglo XXI es factible establecer alianzas culturales, sociales y de diversa naturaleza con colectivos de la sociedad estadounidense, tales como organizaciones sindicales, fundaciones, iglesias, organizaciones no gubernamentales, iglesias e incluso líderes políticos que representan minorías raciales, todos ellos con proyección pacifista, progresista y manifiestamente comprometidos con los ideales de igualdad social, internacionalismo, antineoliberalismo y respeto entre los países.

Es por estas consideraciones que caracterizar la composición poblacional de EEUU de acuerdo a la dialéctica revolucionaria es un requisito obligatorio para ejercitar una plan integral de diplomacia constructiva que tenga entre sus cualidades más importantes la articulación de alianzas con los numerosos sectores progresistas de la sociedad norteamericana que, al igual que en Venezuela, abogan por la efectiva restitución del multilateralismo como doctrina jurídica y política para garantizar un mundo de paz y el cese definitivo del intervencionismo militar imperialista como supuesta alternativa para solucionar conflictos.


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Jesús Silva R.

Doctor en Derecho Constitucional. Abogado penalista. Escritor marxista. Profesor de estudios políticos e internacionales en UCV. http://jesusmanuelsilva.blogspot.com

 jesussilva2001@gmail.com      @Jesus_Silva_R

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