Un derecho social

Siempre genera emociones altas marchar el 1º de mayo junto a los trabajadores de Venezuela y más cuando uno tiene como abanderado a un Presidente Obrero. Este jueves no fue una excepción y allí nos hermanamos para evocar al Comandante Inmortal que nos legó la Ley Orgánica del Trabajo, los Trabajadores y Trabajadoras (Lottt), un sueño colectivo, que aunque durante décadas fue de explotación capitalista, hoy es una realidad que contempla beneficios únicos comparados con cualquier legislación laboral continental.

Estoy persuadido que ya es un Derecho Social irreversible y progresivo que defenderemos hasta las últimas consecuencias.

En el Ministerio para el Comercio, que tengo el alto honor revolucionario de dirigir, cumplimos las normas e instalamos la Cultura del Trabajo Feliz indispensable para alcanzar eficiencia y eficacia con excelencia y satisfacción por la misión cumplida.

Nosotros cuidamos y capacitamos a nuestro talento humano desplegado en todo el país, al que saludo con emoción y agradecimiento. Sin ellos hubiera sido imposible quebrar el cerco maligno que con características de guarimba se había creado a comienzos de año para desestabilizar desde la escasez prefabricada.

Esa dedicación y responsabilidad social de nuestros servidores públicos, totalmente identificados con nuestros principios y estilos de gerencia pública, hoy se traducen en opiniones de satisfacción y elogio de parte de miles y miles de ciudadanos en todos los estados. Persistiremos en esa senda para derrotar definitivamente la guerra económica y garantizar abastecimientos sostenibles.

Lo que viene es avanzar cada día. Ir asumiendo responsablemente y con criterio incluyente cada batalla que se nos plantea por producto, particularmente en nuestra incumbencia lo que tiene que ver con la higiene personal.

Hoy también podemos decir que cientos de empresarios de todo el país se están sumando a las Conferencias de Paz y Economía. Juntos vamos creciendo en lo que respecta a la producción; y nosotros, como Estado, seguimos cumpliendo nuestros deberes de desburocratizar, apoyar y controlar.

Por suerte estamos conjugando a la patria como un verbo, con sentido nacionalista, buscando vivir con lo nuestro, sustituyendo importaciones y generando más y mejores empleos. Es posible. Los estamos demostrando.

Amigos: junto con el sol del 1 de mayo, asomaba una República renovada, convencida de que el único camino es hacia la Venezuela potencia que nos merecemos y que somos capaces de edificar.

¡Un fuerte abrazo y viva la patria productiva!


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Dante Rivas


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