Uribe necesita exterminar el poder político de familiares de secuestrados

Si algo se evidenció con la historia del niño Enmanuel, es que el gobierno colombiano cuenta con un sofisticado equipo de inteligencia norteamericano, además de un equipo militar poderoso apoyado con el Comando Sur de los Estados Unidos. De allí nace la confianza y valentía de Uribe. Sin embargo, su punto débil es la política y los espacios que esta pueda abrir para develar problemas concretos con sus respectivas soluciones. Ejemplo: la expropiación de millones de hectáreas a campesinos colombianos por parte de los paramilitares y con la complicidad del ejército colombiano. Pero volviendo al punto débil, cuando Chávez anuncia el plan de canje humanitario con el apoyo de una representación de la comunidad internacional, lo hace basándose en el poder político que le delegan los familiares de los secuestrados, quienes tienen la suficiente moral para exigirle al gobierno colombiano que cumpla con el canje. No obstante, los familiares temen, y tienen razones para ello, que al pretender ejercer ese poder político sus familiares corren peligro. El temor a convertirse en las Madres de Mayo de Argentina obedece a que corren peligro incluso los familiares que todavía gozan de libertad. La misma senadora Piedad Cordova, que se arriesga a su propuesta política es amenazada de muerte por la elite colombiana. Un país donde las amenazas se cumplen aterroriza a la población.

Para el campesinado colombiano, la situación es peor, o migran a las ciudades urbanas colombianas como Bogotá, Cali y Medellín, para ser excluidos sin oportunidad de nada, o integrar células guerrilleras urbanas que los obliga a enfrentarse de manera violenta con las células paramilitares amparadas por el gobierno colombiano y el narcotráfico. La otra alternativa que tiene ese campesino colombiano es formar parte de la guerrilla en la selva o movilizarse a países vecinos como Venezuela, es decir, todas sus opciones se orientan a la resignación de ser excluido y sobrevivir en la pobreza, o asumir una cultura de violencia que le permita resistir a los planes de destrucción del gobierno colombiano.

¿Y por qué un gobierno colombiano estaría interesado en el exterminio silencioso de un sector de su población? Ello se explica por la política expansionista de Estados Unidos, que necesitan un territorio colombiano libre de campesinos que pongan resistencia al robo de sus tierras para el saqueo de materia prima y el narcotráfico. La aplicación del Tratado de Libre Comercio y otros proyectos expansionistas de la economía norteamericana beneficiará a un sector de colombianos que permitan la masacre de sus compatriotas. Ese sector colombiano que sobrevive heredó la experiencia de la entrega de Panamá, lo cual significa, que están convencidos de poder administrar una parte del país centrada en las principales ciudades urbanas, donde habita la mayoría de la población. Son la mayoría que vota y cree por manipulaciones mediáticas, de educación, la Iglesia, que su pobreza y exclusión se debe a un proceso natural de su cultura. Y por supuesto, la esperanza es que en el canibalismo capitalista uno de ellos pueda llegar a vivir como la rica sociedad norteamericana.

El reto de los familiares de los secuestrados por las FARC es demostrar y vincular al mundo en el cese de una guerra absurda, neutralizar los planes militares de la Casa Blanca a través de Uribe. Presionar el canje humanitario y darle una oportunidad a planes pacíficos, que deberán pasar por la revisión del sistema electoral, la reforma agraria y excluir al gobierno norteamericano del negocio del narcotráfico. Una utopía en este momento, pero una esperanza para los campesinos y familiares de secuestrados si se unen y asumen el rol político al que están obligados por las circunstancias.

Davidjavier18@gmail.com


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David Javier Medina


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