El Presidente Nicolás Maduro cumplió ayer 63 años y fue felicitado por Vladimir Puitin con una carta personal. Se nota que con su comportamiento ante la amenaza descarada de ofrecer un premio de 50 millones de dólares por su detención; algo nunca visto en política internacional que se ofrezca una recompensa por la captura de un Jefe de Estado; una clara incitación a la rebelión y traición de algún ávido comandante de las fuerzas armadas bolivarianas. A esa ilegal oferta de recompensa por parte del gobierno norteamericano como si de un delincuente común se tratara siguió un cuento totalmente inventado sobre un supuesto Cartel de los Soles dedicado a exportar drogas a Estados Unidos, del cual el Presidente Maduro sería el Padrino.
La invención de ese nombre se debe a que en Venezuela al igual que en Estados los generales lucen estrellas en Venezuela los generales lucen soles como símbolos de su rango. Con la invención de ese epíteto se pretende insinuar que todo el alto mando del ejercito venezolano está involucrado en el tráfico de drogas. Para enfatizar esa calumniosa insinuación, también se ofreció recompensa por la captura del Ministro de la Defensa el general Vladimir Padrino López, un militar de carrera. Uno pudiera reírse de esa burda mentira que es parte de la narrativa descalificatoria bastante tosca y absurda sino fuese porque luego el gobierno de Washingto desplegó 8 naves de guerra cerca de las costas de Venezuela en el mar Caribe entre ellos un submarino a propulsión nuclear, con el declarado propósito de interceptar un supuesto narcotráfico que existe entre las costas de Venezuela y los Estados Unidos. Un pretexto bajo el cual han asesinado, sin ninguna prueba o cargo comprobado a unas sesenta personas presuntamente inocentes que tripulaban lanchas que surcaban las aguas del Caribe atacadas con artillería de largo alcance.
Me pregunto si el submarino nuclear ronda por esas aguas en caso de que sea necesario torpedearlas. Me imagino el absurdo despilfarro que sería malgastar un torpedo para asesinar a la tripulación de una lancha que se desplaza con motores fuera de borda. No me extraña por ello que haya renunciado a su corgo el jefe del Comando sur de la Armada de Estados Unidos. El despliegue ya bastante absurdo se ha complementado con el portaviones Gerald Ford el más grande (300 mts de eslora) del mundo desplazado del Mediterraneo al Caribe. Un desplazamiento muy costoso en un momento en que el gobierno norteamericano está tan mal de fondos que cayó en cesación de pagos y se suspendió el tráfico aéreo interno porque no tenía como pagar a los controladores aéreos. Parece un cuento surrealista que todo ese costoso despliegue se haya hecho solo con la intención de asustar al Presidente Maduro y que huyera del pais despavorido.
El resultado ha sido todo lo contrario. El Presidente Maduro permaneció inalterable y firme y desafiante en su lugar. Un hecho que lo engrandece y suscita admiración ante el mundo entero. Ha ganado mucho prestigio como estadista sereno y valiente. Es probable que esa desafiante serenidad la ayuden los juguetes de guerra que le envio su amigo Vladimir Vladimirovich para su cumpleaños. No hay lugar para dudar que después de esta crisis en aguastropicales habrá un cambio en el juego de equilibrio mundial de poder y que el Presidente Nicolás Maduro una vez consolidado en el poder por la misma crisis con la que buscaban derrocarlo va a tener un merecido lugar como dirigente latinoamericano en el Nuevo Orden Mundial.