Asidero

Xi, el chino que se olvidó de Wuhan por rediseñar la nueva Ruta de La Seda

En este tiempo de violencia por cualquier vía expedita, la represalia es simplemente una excusa útil para actuar como guerra ideológica., donde el Estado aplica sus propias acciones como represarías por el terrorismo del adversario., donde cada bando definirá sus propias acciones. En Venezuela, se viene aplicando distintas facetas del terrorismo, donde no hay un fin último, obviando que en este ciclo la guerra es bacteriobiológicas y que el coronavirus es una consecuencia de un conjunto de mutaciones de las bacterias y anofeles que buscan evitar las altas temperaturas y buscan como refugio primario cualquier terreno baldío donde se encuentren depósitos de basura, ratas, chiripas, cucarachas o animales en niveles de abandono.

Los norteamericanos, abren cabeceras de playa en América Latina, aparte de sus bases militares, para intervenir en un solo conjunto en Venezuela. Apreciando las diferentes modalidades de ataques y el enfoque literal es muy sencillo. El partido oficialista viene manejando un criterio de ataque visceral hacia el diputado Juan Guaido, sin saber que el representa un falso positivo y como presidente de la Asamblea Nacional, solo tiene noventa días para llamar al pueblo venezolano a elecciones, cuya etapa de transición determinará quien seria el nuevo presidente o presidenta del país bolivariano.

El coronavirus es una excusa para ajustar los precios del crudo y los impuestos que favorecerían a la Bolsa de Valores estadounidense y a la Casa del Tesoro, manejada por descendientes de judíos dedicados a la banca internacional. Pero, estamos en una tierra latina llena de ignorantes y desfasados que no aprovecharon, en nuestro caso, las recomendaciones de altos jerarcas del gobierno y la oposición al no leer obras fundamentales del campo político como social.

La protesta romántica contra la modernidad capitalista se formula siempre en nombre de un pasado idealizado, real o mítico. ¿Cuál es el pasado que sirve de referencia al marxista Walter Benjamin en su crítica de la civilización burguesa y las ilusiones del progreso? Si en los escritos teológicos de la juventud a menudo es una cuestión del Edén bíblico, en los años 30 es el comunismo primitivo el que desempeña este papel, como también con Marx y Engels, discípulos de la antropología romántica de Maurer, Morgan y Bachofen. La idea de un paraíso perdido –el comunismo primitivo de la teoría marxista, el matriarcado según Bachofen, la "vida anterior" de Baudelaire– atormenta los últimos escritos de Benjamin e inspira la idea de la utopía, de una sociedad sin clases, sin Estado y sin dominio patriarcal. Este último aspecto merece ser subrayado, en la medida en que era bastante raro en el marxismo de los años 30.

El relato de Bachofen, escrito por Benjamin en 1935 (en francés), es una de las claves más importantes para entender su utopía de inspiración a la vez marxista y libertaria, romántica y matriarcal. La obra de Bachofen, escrita basándose en "fuentes románticas", ha fascinado a marxistas y a anarquistas (como Elisée Reclus) con su "evocación de una sociedad comunista en los albores de la historia". Refutando las interpretaciones conservadoras (Klages) y fascistas (Bäumler), Benjamin se refiere a la interpretación, inspirada en Marx y Freud, de Erich Fromm. Subraya que Bachofen "había escudriñado en una profundidad inexplorada las fuentes que a través de las épocas alimentaron el ideal libertario que Reclus reivindicaba". En cuanto a Engels y Paul Lafargue, su interés también fue atraído por la obra del antropólogo suizo en las sociedades matriarcales, en las que habría existido un grado considerable de democracia e igualdad civil, así como las formas de comunismo primitivo que significaron una verdadera "agitación del concepto de autoridad. Es indudable que es en Bachofen en quien Benjamin piensa cuando escribe en París capital del siglo XIX (1935) que los sueños del futuro están siempre "casados" con elementos provenientes de la historia arcaica (Urgeschichte), es decir de una "sociedad sin clases" primitiva. Depositadas en el inconsciente colectivo, las experiencias de esta sociedad, "en conexión recíproca con lo nuevo, dieron nacimiento a la utopía" .

Aquí observamos, destaca Benjamin, una dialéctica histórica en el campo de la moral: "en nombre del cristianismo, un sacerdote se opone a las atrocidades (Greuel) que se cometen en nombre del catolicismo", del mismo modo que otro sacerdote, Sahagún, salvó en su obra la herencia india destruida bajo el patrocinio del catolicismo .

Incluso si se trata de un pequeño informe, el texto de Benjamin es una aplicación fascinante de su método, interpretar la historia del pasado de América desde el punto de vista de los vencidos, utilizando el materialismo histórico. Es también notable su observación sobre la dialéctica cultural del catolicismo, casi una intuición de la futura teología de la liberación.

Digo esto, porque el presidente chino Xi Jinping en vez de amurallar a Whuan , como centro industrial y científico de China, se dedico a elaborar un mapa estratégico para llevar la hoja de coca de Bolivia hasta alguna ciudad de este Estado Oriental, la nueva Ruta de La Seda ha sido rediseñada como dos veces, pero, la realidad no surte efecto, porque Rusia mediante su presidente Vladimir Putin esta ocupado en el Ártico en el asunto del gasoducto y en la crianza de lobos para ser ejercitados por el ejército ruso, incluso observo a Daniel Ortega algo retirado del presidente bolivariano Nicolás Maduro Moros, cuando al comandante sandinista vio focos de subversión en su territorio nicaragüense, en días lo aplaco, en Venezuela observamos más de doce años en esto.

¿Por qué designar el Progreso como una tormenta? El término también aparece en Hegel, quien describe "el tumulto de los acontecimientos del mundo" como una "tormenta que sopla sobre el presente". Pero en Benjamin la palabra probablemente proviene del lenguaje bíblico, que evoca la catástrofe, la destrucción: es en una tempestad (de agua) que la humanidad se ahogó en el diluvio, y es por una tormenta de fuego que Sodoma y Gomorra fueron arrasadas. La comparación entre la inundación y el nazismo es también sugerida por Benjamin en una carta a Scholem de enero de 1937, en la que compara su libro Deutsche Menschena con un "arca –construida según el modelo judío– frente al aumento del diluvio fascista".

Pero este término también evoca el hecho de que, para la ideología conformista, el Progreso es un fenómeno natural, gobernado por las leyes de la naturaleza y, como tal, inevitable, irresistible. En una de las notas preparatorias, Benjamin critica explícitamente este enfoque naturalista positivista del evolucionismo histórico: "El proyecto de descubrir leyes para la sucesión de eventos no es la única, y mucho menos la más sutil de las formas que ha tomado la asimilación de la historiografía a la ciencia natural".

La crítica de la ideología burguesa del Progreso es, por lo tanto, inseparable para Benjamin de este positivismo. En una carta a Horkheimer, el 22 de febrero de 1940, escrita en francés, le explica a su amigo el objetivo de sus notas sobre el concepto de la historia: "establecer una escisión definitiva entre nuestra manera de ver y las supervivencias del positivismo que acechan incluso, las concepciones históricas de la izquierda" El positivismo aparece así, a los ojos de Benjamin, como el denominador común de las tendencias que él crítica: el historicismo conservador, el evolucionismo socialdemócrata, el marxismo vulgar (especialmente de factura estalinista).

La crítica que Benjamin formula al historicismo está inspirada en la filosofía marxista de la historia, pero también tiene un origen nietzscheano. En una de sus obras de juventud, De l’utilité et de l’inconvénient de l’histoire pour la vie (citado en la epístola de la Tesis XII), Nietzsche ridiculiza la "admiración desnuda del éxito" de los historicistas, su "idolatría por lo factual" (Götzerdienste des Tatsächlichen) y su tendencia a inclinarse ante el "poder de la historia". Puesto que el Diablo es el maestro del éxito y del progreso, la verdadera virtud consiste en levantarse contra la tiranía de la realidad y nadar contra la corriente histórica. Existe un vínculo evidente entre este panfleto nietzscheano y la exhortación de Benjamin a escribir la historia gegen den Strich. Pero las diferencias no son menos importantes: mientras que la crítica de Nietzsche al historicismo es en nombre de "La vida" o del "Ser heroico", la de Benjamin habla en nombre de los vencidos. Como marxista, este último se sitúa en las antípodas del elitismo aristocrático de la primera, y opta por identificarse con los "condenados de la tierra", los que yacen bajo las ruedas de estas majestuosas y magníficas carrozas llamadas Civilización y Progreso. De la misma idea .

La filosofía de la historia de Hegel representa una versión más dialéctica del dogma progresista. Hegel reconoce que la historia aparece, a primera vista, como un inmenso campo de ruinas donde resuenan "las lamentaciones sin nombre de los individuos", un altar donde "se sacrificaba la felicidad de los pueblos [...] y la virtud de los individuos". Frente a esta "imagen aterradora", frente al "espectáculo distante de la masa confusa en ruinas", uno estaría inclinado a "un dolor profundo, inconsolable, que nada puede apaciguar", una profunda rebelión y aflicción moral. Sin embargo, debemos ir más allá de este "primer balance negativo" y superar esas "reflexiones sentimentales" para comprender lo esencial, es decir, que estas ruinas no son sino medios al servicio del destino sustancial, el "verdadero resultado de la historia universal": la marcha de la Razón, la realización del Espíritu universal

Se encuentra un eco de este "ardid de la Razón" (List der Vernunft) hegeliano en ciertos textos de Marx: por ejemplo, sobre la colonización de la India. Por otro lado, el capítulo sobre la acumulación primitiva de El capital está muy lejos de esta visión de la temporalidad histórica como un Progreso inevitable. Esto no impide que predomine en el marxismo del siglo XX, ya sea en su forma socialdemócrata o comunista (estalinista).

Walter Benjamin, el judío de cultura alemana, y José Carlos Mariátegui, el brillante intelectual peruano, representan dos visiones disidentes en el campo del marxismo. Ambos pertenecen a universos geográficos, culturales e históricos muy diferentes, y cada uno ignoraba los escritos del otro. Benjamin no conocía nada sobre el marxismo latinoamericano, y Mariátegui conocía bien la cultura marxista europea, pero no leía alemán. A pesar de esta distancia, tienen muchos elementos comunes: podemos hablar de una verdadera afinidad entre sus pensamientos. Ambos comparten una crítica romántica de la civilización occidental moderna y un rechazo al dogma del progreso en la historia. Nos ocuparemos aquí especialmente de este aspecto, pero también tienen otras convergencias: adhesión (en una forma poco ortodoxa) a las ideas comunistas, simpatía por la figura de León Trotsky, un gran interés por Georges Sorel, una verdadera fascinación por el surrealismo y una visión religiosa del socialismo. Esta afinidad es aún más asombrosa porque, como hemos señalado, no hay ninguna influencia de uno sobre el otro.

Hay una documentación interesante en todo esto, por primera vez, el gobierno de los Estados Unidos de Norteamérica se preocupa por los químicos utilizados en sus laboratorios para procesar alimentos, ya que hay muchos enfermos de cáncer de próstata y de mamá. En alimentos para niños puso bajo vigilancia el uso de Plomo, Cadmio, Ftalatos y el Bisfenol A. En el 2007, los Estados Unidos fue el primer Estado- Washington- en prohibir substancias tóxicas resistentes al fuego, como prohibir la producción de juguetes con elementos de laboratorio que fatigarran la capacidad mental y orgánica de los menores en edad escolar.

Bernie Sanders, pierde su candidatura al partido demócrata por una serie de errores en la elaboración de su campaña y por expresar criterios que ningún hombre público expresaría ante el manejo de los viejos discursos, olvidando que los norteamericanos son conservadores y no quieren nada con comunismo al estilo cubano- venezolano.

Lo más triste en Venezuela, es que el chavismo se esfuma y se reorganizan factores de poder alrededor de la figura de Nicolás Maduro Moros, pero, es una vieja estrategia de Henri Ramos Allup, quien ha logrado colocar sus adeptos al control de las cajas CLAPS, ante la visión del mismo dirigente nacional y policial Freddy Bernal, quién no se desprende de ese simbolismo desde la época de Carlos Andrés Pérez.

Estas desviaciones y distracciones políticas han logrado que el coronavirus entre en los Estados progresistas, a la vez, el campo geopolítico y territorial es reorientado para provocar situaciones irregulares de Golpe de Estado como Ecuador y Bolivia



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Emiro Vera Suárez

Profesor en Ciencias Políticas. Orientador Escolar y Filósofo. Especialista en Semántica del Lenguaje jurídico. Escritor. Miembro activo de la Asociación de Escritores del Estado Carabobo. AESCA. Trabajó en los diarios Espectador, Tribuna Popular de Puerto Cabello, y La Calle como coordinador de cultura. ex columnista del Aragüeño

 emvesua@gmail.com

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