La nueva ofensiva de Guyana y la Exxon

El 23 de julio, en Guyana se publicó la Gaceta Oficial Extraordinaria 1.629 donde se establecen los nuevos límites marinos y puntos de partida desde los ríos Demerara, Berbice y Esequibo. Un día después David Granger participó como orador de orden en la graduación del “Centro de Estudios para la Defensa del Hemisferio William J. Perry” (Washington), donde afirmó que “La Iniciativa para la Seguridad de la Cuenca del Caribe” era necesaria, pero no suficiente. Invocó una nueva ofensiva política en El Caribe.

Los arbitrarios límites fijados por Guyana toman las bocas del río Esequibo con una línea que incluye las islas Wakenaam y Leguan y ubican un punto de partida entre las comunidades de Suddie y Anna Regina con lo cual proyectan una línea que abarcaría nuestros límites marinos en la fachada atlántica desde el Delta del Orinoco. Este anuncio no es una simple provocación, es parte de la nueva ofensiva de un plan bien dirigido por el Departamento de Estado y la Exxon.

La pretensión de Guyana es tomar los puntos 1 y 2 de los límites arbitrarios del rio Esequibo como referentes de partida para definir su Mar Territorial (12 millas náuticas), la Zona Contigua (12 millas náuticas) hasta alcanzar las 200 millas náuticas que conformarían su Zona Económica Exclusiva. Quedando las bocas del Esequibo como parte de sus “aguas internas”. Esa proyección permite justificar la extensión del Bloque Stabroek y darle sustento legal a la presencia de la Exxon, como concesionaria, en el Delta del Orinoco. Limitando nuestra salida estratégica al atlántico y cercenando nuestra Zona Económica Exclusiva.

La estrategia de Guyana está al descubierto. Pretenden desconocer al “Acuerdo de Ginebra” para acudir a la Corte Internacional de Justicia de la ONU y buscar una decisión contra Venezuela. Tienen aliados para intentarlo y la orientación del Departamento de Estado como socio esencial le ha permitido avanzar hacia ese objetivo. En este contexto se puede entender la presencia de David Granger en EEUU y su participación en el Centro de Estudios para la Defensa del Hemisferio Willam J. Perry ampliamente elogiada por Rebeca Bill Chavez, Asistente del Secretario de Asuntos de Defensa del Hemisferio Occidental, y por Mark Wilkins, director de esa institución, quien destacó la importancia de Granger en la presidencia de Guyana como garantía para la defensa y seguridad de los intereses de EEUU en El Caribe.

Es oportuno recordar que el pasado 13 de julio, el Ministro de Asuntos Exteriores de Guyana, Carl Greenidge, y el Encargado de Negocios de la Embajada de EEUU en Georgetown, Bryan Hunt, firmaron una Carta de Intención en el marco de la “Iniciativa para la Seguridad de la Cuenca del Caribe” que contempla la transferencia inmediata de 50.000 dólares como complemento a los 850.000 transferidos anteriormente como apoyo a la logística de un desconocido programa de seguridad que, supuestamente, incluye la lucha contra el narcotráfico y la corrupción. Este miserable aporte permite reafirmar que estamos ante un plan financiado y orientado desde el Departamento de Estado utilizando a Guyana como epicentro por su ubicación estratégica.

Al mismo tiempo, la Exxon sigue el desarrollo de un plan de exploración y explotación que contempla una inversión inicial de 200 millones de dólares. Un plan a 10 años dividido en 3 grandes etapas. La primera etapa comenzó con la presencia del barco-taladro “Campeón de Aguas Profundas” (Deepwater Champion), bajo la coordinación de la empresa “Esso Exploration and Production Guyana, Ltd” (subsidiaria de la Exxon con oficinas en Georgetown y Puerto España). Este transoceánico, dotado con una avanzada tecnología para la recolección de información estratégica, estuvo 4 meses trabajando en el bloque Stabroek y se marchó una vez que cumplió su misión. Sería ingenuo creer que salió huyendo por las acciones de Venezuela. Eso equivale a pensar que repartiendo cedulas de identidad en el Esequibo vamos a recuperar el territorio despojado. Antes de cantar victoria deberíamos preocuparnos por la valiosísima data que, suponemos, deben tener en su poder.

Hasta ahora, las acciones del Gobierno Nacional han colocado la controversia territorial por el Esequibo como parte de los grandes temas nacionales convirtiendo nuestro justo reclamo en una Política de Estado que exige la unidad nacional. El Presidente Nicolás Maduro ha dado pasos muy importantes en el ámbito diplomático y jurídico-legal con la promulgación del Decreto que reafirma las Zonas Operativas de Defensa Integral Marítima e Insular (ZODIMAIN), las diligencias directas ante la ONU y la divulgación del tema a través de los medios de comunicación públicos.

Hoy, nos corresponde redefinir nuestra estrategia porque quedarnos sólo en el esbozo historiográfico del despojo del territorio Esequibo por parte del imperio británico puede descuidar el avance de la Exxon en el Delta del Orinoco. Cualquier solución a la controversia territorial puede llevar tiempo, la salida de la Exxon del bloque Stabroek y su incidencia en el Delta del Orinoco debe ser inmediata. No admite espera porque es un plan de ocupación lento, pero continuo.

Esta nueva ofensiva deja claro que el objetivo estratégico inmediato es el Delta del Orinoco. Los límites abusivos anunciados por Guyana ponen en peligro nuestros límites marinos en fachada atlántica y nuestra Zona Económica Exclusiva. Es necesaria y urgente la presencia disuasiva de la Fuerza Naval en esta zona y el anuncio de un Plan de Inversiones que garantice la ocupación planificada de este territorio y la conformación de Frentes Regionales por la Recuperación del Esequibo y la Defensa del Delta del Orinoco.






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Darío Morandy


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