Sencillo o complicado depende de ti y de mi

¿Hay vida inteligente ahí fuera? Ondas de radio. La Paradoja de Fermi de principios del siglo XX. ¿Qué se ha buscado? ¿Cuáles son las probabilidades? ¿Hay capturas? El gran filtro y el inmenso desperdicio si así fuera.

Hasta dónde conocemos el planeta Tierra, qué hay en el Universo, existe vida animal e inteligente como aquí, son preguntas que en algún momento nos hacemos en busca de posibles presencias que de algún modo se relacionan con nosotros, si es cierta la teoría del Big Bang, todo se creó entonces y dio paso a la evolución de la realidad de lo que existe, el resto es imaginación de nuestra parte y de lo que pensamos según tengamos fe y creencias, es plausible que entendamos las cosas de alguna manera, puesto que cada quien conoce algo, lo intuye en su fuero interior y busca explicar las cosas desconocidas, trabajo de la ciencia para hallar respuestas que alcancen a saber. Somos extraterrestres, puesto que la vida se genera en el planeta a partir de los impactos de objetos de distinto tipo que llega del espacio exterior; alienígenas por extraños al sitio que se llaga a ocupar, y donde nos asentamos donde se generan una serie de procesos de todo tipo que hacen que hagamos cosas, que inventemos y construyamos, para activar la creatividad y tener en qué ocupar el tiempo de ocio, aquél que sobra después que se cumplen los aspectos indispensables de la existencia y para poder vivir. En nuestra mente se ha ido constituyendo un recuerdo, una memoria que nos permite ir avanzando y superando la etapa anterior, de modo que no tengamos que comenzar de cero, pues la experiencia previa nos impulsa desde el presente a lo que viene a continuación. Con todo esto, muchos se preguntarán por Dios, pues la racionalidad se enfrenta con un punto de partida y otro de llegada, según sea la cultura de que se trate, y bien la teología tiene su explicación para quienes quieran ahondar en tales aspectos.

En cuanto a si hay o no un algo que no puede tener nombre, dejaría de ser lo que es para ser cosa, objeto, materialidad, lo que dejaría poco margen a la imaginación de que alguien pudiera no ser y ser a la vez, pues qué lógica habría en todo eso. Una de las ideas originales que se esgrimen tienen que ver con nuestra aproximación al tema desde nuestra más profunda conexión con nosotros mismos, ejercicio nada sencillo ni fácil, puesto que conlleva a tener que sopesar todas las opciones disponibles y compararla con otras que se hayan formulado, lo que hace que la complejidad entre en juego y donde se barajeen los elementos que podamos ir incorporando al asunto que desde hace mucho tiempo se ha venido desgranando y observando en sus manifestaciones y cómo se constituyen y forman parate de algo más. Se contabiliza y cuenta que hace 13.7000.000.000 de años es el tiempo que empezó a transcurrir para que algo comenzara a ser otra cosa, y otra y otra pero en combinación perfecta con la anterior para que se formaran expresiones con formas y figuras de la que luego surgirá ya como un todo la vida tal como pensamos que es para nosotros, desde la dualidad con la que nos hemos ido acostumbrado a hacerlo desde que nos vamos constituyendo los hoy 7.7 mil millones de personas, de seres humanos, lo suponemos, se presume, pero no lo podemos saber con certeza, pues volviendo al principio dijimos que existe la posibilidad de que no estemos solos ente un cosmos en el cual nos sumergimos para tratar de saber sin duda qué hay.

Con un simple ejercicio podemos ir captando la idea síntesis sobre lo que hay, y vamos a empezar por preguntarnos que fue primero, si el huevo o la gallina, pregunta que de entrada parece sencilla, pero no lo es, y además produce ruido, descompone, altera, causa risa y extrañeza a la vez, nos deja lelos como quien ve la luna en medio de una noche estrellada y es demasiado, es todo, hermoso, increíble, inmenso, asombroso, inconmensurable, vasto, y nos deja perplejos; gratamente embelesados. Pero volviendo al punto, muchos se dirán, pero si hay huevo hay una gallina que lo pone, sí, claro, pero cómo se crea el huevo en la gallina, y aquí es que surge el asunto curioso, pues dónde queda el gallo que no se ha mencionado, ¿dónde está? Tremenda paradoja, pues pareciera que las cosas son y no son al mismo tiempo y a la vez, y atónitos en ese preciso momento se nos ocurre pensar que falta algo, que tiene que haber un gallo, que se aparee con la gallina y de ahí que se forme un huevo que empollado de un pollito. Fácil y claro hasta aquí, eso todo el mundo lo sabe, es lo que comúnmente creemos, pero no es así, de ahí a que algo falta y nada sobra; las preguntas requieren respuestas, y éstas nuevas preguntas, y así por el estilo se irá tejiendo el denso tupido entrecruzar de movimientos dirigidos a dar puntadas una tras otra, según el modelo y estilo personal que es una elaboración dentro de la creación que el hombre hace y dice a imagen y semejanza de lo que crea y cree él con su creador, si es que así lo crea; pues cabe la posibilidad que sea de otra forma y se crea a sí mismo como el motor de la creación que sale de la matriz y entra a la matrix, donde todo es sofisticado, complejo, cosa de eruditos esotéricos y exotéricos, que no ignoran que ignoran y que saben que no saben, para darle ese tono de tótem a las cosas que hace para que todo sea, es decir realidad a partir de lo real, que se hace a cada instante, desde el aquí y ahora, presente, consecuente, atento, fijando la mirada inteligente desde la intuición meditativa enfocado, despierto, no soñando, sino causando las consecuencias del devenir que se originó en su mente. Eso es solo su parte, su esencia, apenas la aproximación, el esbozo de una silueta que alcanza a ir definiéndose en la medida en que los trazos logren la perfección pura de la expresión que está puesta en el mundo de sus ideas sencillas, en combinación con las más complicadas, sal de la vida, estímulo de la existencia, experiencia que logra el equilibrio y se mantiene en armonía, difícil de detectar, no imposible, que se busca en el sendero que se recorre siguiendo la luz que bordear el límite entre principio y fin.

Son han propuesto hipótesis, formulado teorías, aportes de cuantos proponen que siendo por caso que se disponga de ciertos elementos y contenidos que constituyan entre fenómenos y fuerzas, parte del paradigma, entonces el complejo mundo habitado de ideas, de pensamientos, de lo factual de la expresión singular por primordial, de la que emana y surge la cuota parte inicial del primer eslabón de la cadena de acontecimientos, formas y expresiones de los organismos bióticos que medran y se relacionan en dependencia unos a otros, que suman y se reproducen, se transforman y dan paso a lo que sigue, siempre que nada obstaculice el proceso y ponga fin de manera abrupta y extraña a lo que debió continuar detenido por azar, un imprevisto. Lo macro y lo micro han sido observados desde hace tiempo, para ello se han creado instituciones como por ejemplo la NASA, el SETI, y otros en diferentes países que observan con fruición el espacio exterior e interior de las partículas, desde la singularidad, y apoyados en datos, en vestigios que se muestran sobre lo que fueron y ya no son hoy en día, pues acontecieron hace millones de años luz, y permanecen como en una especie de memoria en la pantalla del cosmos en la que se proyectaron, no inmóviles como si de una fotografía se tratara, por que conservan su movimiento, en aquellos momentos pretéritos, y nos ayudan a acceder a tales informaciones que se ubican detrás de la aparente identidad que se disipa en la medida en que se logra avanzar y acercarse a lo que realmente es.

Con método, observación, colección, pruebas, estudio, investigación, datos apoyados en evidencias, en potentes aparatos, flashes, láser, proyectados al espacio buscando señales de vida inteligente. La realidad es curiosa y hay caminos que se abren al espacio de las certidumbres de vestigio allá afuera, idea sobre tantas y muchas cosas en las que se ha pensado insistentemente. Nuestra especie, colmada a plenitud con todos los dones provistos por la naturaleza, pero cuya gracia no ha sido bien distribuida, pues se queda entre muy pocos de los muchísimos que somos sobre el planeta, y es el factor que causa los grandes contrastes y situaciones adversas, que llevan al borde las posibilidades de continuar con la existencia de la especie humana, amenazada de extinción, por un sistema que no responde adecuadamente, sino que se inclina en favor de los grupos y sectores que se han constituido como instituciones de poder y control, a través de discursos montados en la modernidad, y van de salida para el viejo orden de cosas en el mundo, que se tornó posmoderno y especulativo de la vida y sus posibilidades ciertas para el grueso de la población mundial. Salimos de la oscuridad hace cinco siglos, pero todavía no hemos abierto los ojos completamente, porque seguimos confiando en que hay algo arriba, que ve para abajo, Dios, que tiene sus instituciones, la Iglesia, un Estado, y cuanto implícitamente representan, apoyados en el ejercicio del convencimiento y de la fuerza, que con contundencia impone una manera de ver, de ser y de existir, por ahora.

Lo que ayer fue hoy ya no es, ni volverá a ser como antes, la percepción que hay sobre las cosas de la realidad son tan abrumadoras que rayan en la ficción, con adelanto en lo tecnológico, con intervención cuántica, que surge de la mística, con Inteligencia Artificial y sustitución de los humanos, última generación, pues en adelante ya serán trashumamos, y con relación a la vida biónica, aplicadas a soluciones prácticas con técnicas aplicadas a diferentes sistemas en la arquitectura, diseño, ingeniería y tecnología que arrancan con la modernidad, Leonardo da Vinci y embriones humanos en 1510; y los oído biónico presentado en la Real Academia Europea de Doctores en 2017, implantes cocleares. Una concatenación en conjunto de sistemas biológicos y electrónicos, resta pensar en los resultados desde la bioética y cuanto afecta los principios en la conducta apropiada de los seres humanos y la vida, extensiva al resto de los seres vivos, del ambiente y las condiciones aceptables, que a todas luces no se cumplen, dado el caos sobre la biósfera, en la que Dios tiene poco que participar, puesto que al parecer ya nada puede hacer para que los millardos de seres que pululan y deambulan como zombis sobre el planeta mundo, quedan a la espera de nuevos colonizadores que del espacio bajen a continuar lo que está pendiente por hacer. Toda la dependencia de los niveles tecnológicos, y lo que pueden aportar los filósofos al respecto darán un nuevo aspecto a lo que ocurrirá cuando pase esta primera etapa en la que nos están preparando para lo que está por venir, su impacto será de tales niveles de conflicto, ya que no seremos como los ancestros de las edades de la piedra, sino de nuevos paradigmas estelares.



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Franco Orlando


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