La anarquía de las candidaturas en los partidos políticos

Murieron los partidos políticos Acción Democrática y COPEI. Nacieron muchos más, Causa R, Convergencia, Primero Justicia, MVR, PPT, y demás organizaciones que fueron opacadas por el fenómeno político Hugo Chávez, quien ha ganado casi todos los proceso electorales en el país. El presidente Chávez crea un nuevo partido, el Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV). Millones de venezolanos se inscriben y por primera vez en la historia se realizan elecciones internas para definir candidaturas a todas las alcaldías y gobernaciones. Pero una minoría que manifestó creer en el PSUV ante de las primarias, hoy niega los resultados y cuestiona la legitimidad del proceso. Manuitt, Acosta Carlez, Gilberto Villarroel, Manuel Arciniegas, entre otros, lanzan sus ataques contra el PSUV por una sola razón, no fueron electos como candidatos.

La cultura del sectarismo y la forma parasitaria de ver la política, y lo que es peor, la ausencia de una ideología que pueda llevarse a la práctica con hechos y no frases vacías, ayudan a proliferar candidaturas estériles y planes divisionistas.

Ocurre algo curioso, Sergio Hernández, sin ser político en menos de dos semanas lanza su candidatura y obtiene los votos del PSUV. Pero Orlando González se le opone porque no ha podido superar que en tres aspiraciones a la alcaldía ha perdido reiteradamente. Hasta Lenin le venció cuando no aceptó las candidaturas del MVR. Y hoy de manera mediocre pretende aspirar la alcaldía de Heres con el único argumento de enlodar a Sergio Hernández, como si la gente votara por el que más insulta. Atendiendo sus argumentos, ellos tienen el pueblo, las bases chavistas, las credenciales revolucionarias, solo porque él lo dice. Pero en hechos concretos nadie vota por ellos ni en primarias ni en elecciones. Cuestión de política, pues siguen con la doctrina de que dos más dos es igual a cinco, es decir, pierden todas las elecciones, pero hay que seguir creyendo que son líderes. No obstante en el PSUV hay un lineamiento muy claro de Chavez: o aceptas la disciplina o te vas pal carajo. Es la única manera de ir eliminado los parásitos de la política que dañan la credibilidad del proyecto bolivariano.

En la oposición es imposible el concepto de unidad y la foto de Velásquez, Molina y Rojas Suárez es un monumento a la hipocresía. Desde que Molina inició su campaña en El Palmar, descubrió que no tiene votos ni para concejal, así que la estrategia es parasitar de otras candidaturas. Su negociación es muy sencilla, ¡vamos a unirnos que no tengo de que palo ahorcarme cuando ya no sea diputado!

Más que contradicciones, hoy suceden posturas exageradamente cínicas que alimentan la abstención y la apatía a las organizaciones políticas. Ejemplo, el candidato de la oposición, Andrés Velásquez, acuerda en secreto con Acción Democrática para perjudicar a su contendor en la oposición, Rojas Suárez. Pero en el pasado miembros del partido blanco casi lo mataron a golpes en su primera aspiración a la gobernación, se salvó porque lo dieron por muerto. En su discurso, Velásquez exhorta a los sidoristas a rebelarse contra el gobierno nacional, pero se toma de la mano con Teodoro Pekoff, un padrino político que en el pasado privatizó SIDOR y tercerizó más de 8 mil trabajadores. Su principal propuesta de gobierno es jurar por su madre que Rangel construyó un ascensor para carros en el Palacio de Gobierno, el mismo edificio que estuvo 18 años abandonado. No es mentira el argumento, está grabado su juramento.

Su opositor Rojas Suárez también gusta de las contradicciones, pues luego de encarcelar a la secretaria regional de Acción Democrática, la convirtió en jefe de campaña para su reelección. Tiene dos propuestas, insultar al candidato oficialista y la fórmula 90-0, que al parecer solo la conocen los policías detenidos por ajusticiamiento cuando asesinaban supuestos delincuentes, incluyendo inocentes por supuesto. En los archivos de la antigua IPOL tenemos cifras parecidas 76-4, 76 secuestros en 4 años y 32-1, es decir, 32 secuestros en un año. Cifras para no olvidar. Es la política en la que dos más dos es igual a cinco. ¿Cinco?, pues sí, un analfabetismo voluntario y funcional que permite traicionar principios sin vergüenza alguna.


Murieron los partidos políticos Acción Democrática y COPEI. Nacieron muchos más, Causa R, Convergencia, Primero Justicia, MVR, PPT, y demás organizaciones que fueron opacadas por el fenómeno político Hugo Chávez, quien ha ganado casi todos los proceso electorales en el país. El presidente Chávez crea un nuevo partido, el Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV). Millones de venezolanos se inscriben y por primera vez en la historia se realizan elecciones internas para definir candidaturas a todas las alcaldías y gobernaciones. Pero una minoría que manifestó creer en el PSUV ante de las primarias, hoy niega los resultados y cuestiona la legitimidad del proceso. Manuitt, Acosta Carlez, Gilberto Villarroel, Manuel Arciniegas, entre otros, lanzan sus ataques contra el PSUV por una sola razón, no fueron electos como candidatos.

La cultura del sectarismo y la forma parasitaria de ver la política, y lo que es peor, la ausencia de una ideología que pueda llevarse a la práctica con hechos y no frases vacías, ayudan a proliferar candidaturas estériles y planes divisionistas.

Ocurre algo curioso, Sergio Hernández, sin ser político en menos de dos semanas lanza su candidatura y obtiene los votos del PSUV. Pero Orlando González se le opone porque no ha podido superar que en tres aspiraciones a la alcaldía ha perdido reiteradamente. Hasta Lenin le venció cuando no aceptó las candidaturas del MVR. Y hoy de manera mediocre pretende aspirar la alcaldía de Heres con el único argumento de enlodar a Sergio Hernández, como si la gente votara por el que más insulta. Atendiendo sus argumentos, ellos tienen el pueblo, las bases chavistas, las credenciales revolucionarias, solo porque él lo dice. Pero en hechos concretos nadie vota por ellos ni en primarias ni en elecciones. Cuestión de política, pues siguen con la doctrina de que dos más dos es igual a cinco, es decir, pierden todas las elecciones, pero hay que seguir creyendo que son líderes. No obstante en el PSUV hay un lineamiento muy claro de Chavez: o aceptas la disciplina o te vas pal carajo. Es la única manera de ir eliminado los parásitos de la política que dañan la credibilidad del proyecto bolivariano.

En la oposición es imposible el concepto de unidad y la foto de Velásquez, Molina y Rojas Suárez es un monumento a la hipocresía. Desde que Molina inició su campaña en El Palmar, descubrió que no tiene votos ni para concejal, así que la estrategia es parasitar de otras candidaturas. Su negociación es muy sencilla, ¡vamos a unirnos que no tengo de que palo ahorcarme cuando ya no sea diputado!

Más que contradicciones, hoy suceden posturas exageradamente cínicas que alimentan la abstención y la apatía a las organizaciones políticas. Ejemplo, el candidato de la oposición, Andrés Velásquez, acuerda en secreto con Acción Democrática para perjudicar a su contendor en la oposición, Rojas Suárez. Pero en el pasado miembros del partido blanco casi lo mataron a golpes en su primera aspiración a la gobernación, se salvó porque lo dieron por muerto. En su discurso, Velásquez exhorta a los sidoristas a rebelarse contra el gobierno nacional, pero se toma de la mano con Teodoro Pekoff, un padrino político que en el pasado privatizó SIDOR y tercerizó más de 8 mil trabajadores. Su principal propuesta de gobierno es jurar por su madre que Rangel construyó un ascensor para carros en el Palacio de Gobierno, el mismo edificio que estuvo 18 años abandonado. No es mentira el argumento, está grabado su juramento.

Su opositor Rojas Suárez también gusta de las contradicciones, pues luego de encarcelar a la secretaria regional de Acción Democrática, la convirtió en jefe de campaña para su reelección. Tiene dos propuestas, insultar al candidato oficialista y la fórmula 90-0, que al parecer solo la conocen los policías detenidos por ajusticiamiento cuando asesinaban supuestos delincuentes, incluyendo inocentes por supuesto. En los archivos de la antigua IPOL tenemos cifras parecidas 76-4, 76 secuestros en 4 años y 32-1, es decir, 32 secuestros en un año. Cifras para no olvidar. Es la política en la que dos más dos es igual a cinco. ¿Cinco?, pues sí, un analfabetismo voluntario y funcional que permite traicionar principios sin vergüenza alguna.


Davidjavier18@gmail.com


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David Javier Medina


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