Crónicas de ayer del municipio Guásimos (VI)

En Patiecitos, cuando las casas se podían contar y los nombres de las familias era fácilmente identificables, frente a la familia de Don Eufracio Vivas; existía una explanada, donde hoy se levantan toda una diversidad de centros comerciales; allí había un estacionamiento de vehículos de todo tipo, que hubiese sido una atracción para esos coleccionistas que apuestan una fortuna por adquirir y remodelar cualquier unidad y modelo de su preferencia. Su propietario fue el señor José del Carmen Chacón, quien se había convertido en un comprador compulsivo de cuanto vehículo fuese abandonado por sus dueños por presentar cualquier desperfecto. Este cementerio, como dirían algunos, era la vorágine de la Venezuela del petróleo, de aquella que una vez despertó con la presencia del Zumaque I y que ya había hecho acto de presencia por aquí mismo en Rubio. Esa Venezuela del petróleo dio pie a la importación de vehículos y con ello a estos tipos de "cementerios", arrancados de las entrañas de la bonanza y del derroche.

La Aldea La Victoria:

Esta aldea ubicada a escasos kilómetros de la capital de Guasimos, fue algo así como el Ateneo del municipio; llego a tener un centro educativo, lo que no tenía lo que es hoy la capital del municipio. Fue sede de la Escuela Experimental Graduada Gervasio Rubio; mucho antes que comenzara a funcionar el Grupo Escolar Monseñor Sanmiguel. Hasta allí tenían que dirigirse los jóvenes para aprender las primeras letras. El 14/01/1945 se creó allí en terrenos propiedad de Don José Antonio Ramírez, que no tuvo reparos en donarla a la que sería la sede de la Escuela Rural Gervasio Rubio. Cabria preguntarnos quien era este señor; un terrateniente, hombre de letras poseedor de tierras en la inmediaciones de Bramón, que los destinó para la siembra del café, que con el tiempo llegó a tener un espacio privilegiado en el cultivo de este rubro. El 09/12/1794 funda a Rubio, que sería luego la capital del municipio Junín. Luego la escuela es mudada para Bramón y con ella el nombre del prócer Gervasio Rubio. Así es que la escuela de la Victoria queda sin nombre, que luego de haber sido discutida en una terna de candidatos, le dan el nombre a la institución de profesora Altamarina Guerrero de Flórez, una docente que le dio luz y saber a centenares de estudiantes que desfilaron por estas aulas, dejando su nombre prendados en todos ellos. Su primer docente fue el señor José Rosales Parilli, luego pasarían por allí el Profesor José Hilario Manrique y toda una generación de profesionales en la docencia que le han dado lustre y proyección a la institución.



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Luís Roa

Licenciado en Administración de Empresas (ULA). Luchador social. Jubilado de CVG Alcasa

 Luisroa519@gmail.com

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