Mérida a 462 años de la llegada de los "colonizadores" españoles

Se cumple otro aniversario del arribo a "Mérida", de quienes habrían de conquistar y colonizar parte de las tierras andino-venezolanas. Fue un mes de octubre, hace 462 años (1558), cuando una banda de ladrones y asesinos que buscaban metales preciosos en primer lugar, y que posteriormente buscarían enriquecerse a costa de la apropiación de las tierras que daban de comer a los indígenas y de la explotación brutal de la mano de obra nativa en actividades agropecuarias, dio inicio a la destrucción progresiva de sociedades aborígenes asentadas con mucha anterioridad. Tal cual como hicieron los europeos en el resto de lo que hoy día se conoce como Hispanoamérica tras la llegada de Colón y otros "descubridores", los invasores de los Andes merideños sometieron a sangre y fuego a los indígenas, forjando poco a poco la sociedad colonial mediante la violencia armada y el terrorismo religioso, o la espada y la cruz.

Tal fue la brutalidad mostrada por los españoles en lo que es el estado Mérida hoy día, que llegaron al extremo de incendiar bohíos con todo e indígenas en su interior, de pasar por la espada a decenas de mujeres, ancianos y niños, de empalar a aquellos que se atrevían a resistir de diferentes maneras, e incluso de hacer que sus perros devoraran a varios nativos. Y si bien el grado de violencia ejercido por los colonizadores europeos en tierras merideñas aún es minimizado por una parte de la ciudadanía en general, incluidos los intelectuales prohispanistas, para quienes la conquista y colonización significaron únicamente progreso y civilización, es más que evidente que la invasión europea y posterior forjamiento de la sociedad colonial en las Indias occidentales y por supuesto en Mérida, es comparable con episodios de inmenso derramamiento de sangre ocurridos durante la historia de la humanidad. A manera de ejemplo considérese el siguiente comentario de la antropóloga Jacqueline Clarac de Briceño, dentro del que se incluyen citas del etnógrafo Julio César Salas:

"Al respecto hace Salas la reflexión que ‘la aberración de la consciencia social ha sido en todos tiempos patrimonio de la humanidad’, y compara lo que hicieron los españoles en aquel tiempo en América con lo que pasaba en su propia época en África con los ingleses y franceses, y en China, donde los ingleses, que se proclamaban los ‘portaestandartes del progreso’, ‘derramaron ríos de sangre para conquistar el derecho de envenenar con opio la cuarta parte de la humanidad (…)" Jacqueline Clarac de Briceño, "Los grupos étnicos andinos venezolanos en la visión de Julio C. Salas y la de investigadores contemporáneos", en Boletín Antropológico. Mérida: Universidad de Los Andes; Museo Arqueológico, nro. 47, septiembre-diciembre de 1999, p. 35.

De manera que el proceso colonizador en las Indias y los Andes merideños fue traumático en extremo para los aborígenes, causante del progresivo descenso poblacional nativo y de la extinción lenta pero irreversible de culturas asentadas allí quizá desde hacía miles de años. Para colmo los españoles que nos invadieron eran de lo peor en sus lugares de origen, unas verdaderas lacras:

"A nosotros nos llegaron los que habían nacido para ser limosneros y ladrones, criminales y aberrados sexuales. Cuando en la propia España de entonces existía una disposición racial que para salvaguardar la reputación de los gremios, se generalizó la costumbre de no permitir como aprendices a los negros, mulatos, o descendientes de esclavos o judíos o penitenciados por la Inquisición; y mucha de esta gente que por fuerza acababa cometiendo delitos contra el Estado, se iba a las Indias. Si a esto se añade que los administradores que enviaron a esta región eran imprevisores, intolerantes, carentes de sensibilidad, malos políticos, pésimos administradores (…), podemos calcular la categoría de súbditos que tuvo la Corona en estas tierras". José Sant Roz, "España: Despecho y virtud", en Actual. Mérida: Universidad de Los Andes; Dirección General de Cultura y Extensión, nro. 23, octubre de 1992, p.69.

Entonces, ¿cómo es que algunos siguen creyendo y quieren que la sociedad andina aún crea que el proceso hispano-colonizador en las tierras merideños fue de tipo pacífico y civilizador, más aún cuando fue llevado a cabo en gran medida por individuos de dudosa reputación, como corruptos, homicidas y violadores?

Nota sobre la cita anterior: De acuerdo a la última parte de la cita, está claro que la corrupción, la mala gerencia, el burocratismo y otros vicios y desaguisados vinculados desgraciadamente al manejo del Estado venezolano, son en gran parte una nefasta herencia hispana.



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Rubén Alexis Hernández

Licenciado en Historia, Magíster en Historia de Venezuela. Antiimperialista, izquierdista y ateo

 ruhergeohist@yahoo.com

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