El gobernador neoespartano es un hombre show

Los margariteños nacieron soñando, pegados a la placenta de la felicidad política, al tener como gobernador a un adeco que, no tiene nada que envidiarle al líder espoleta Ramos Allup y, cuidado sino trepa más alto y toca techo raso que su jefe, pues se lo lleva en los cachos de Norte a Sur y algo de Este a Oeste, es lo que se dice, un Castro en Margarita con los ojos cerrados con música bajo la luna.

Cualquiera que comience a explorarlo como estudiante de sociología o de caprichos secuenciales sin límites, se dará cuenta que tiene sangre de bohemio de múltiples facetas, sin horizonte perdido, es decir, está ligado como tinta indeleble al sentir y padecer de los margariteños y, más de los navegados que lo único que podemos agradecerles es que, nos cambiaron nuestro futuro de ingenuos y confianzudos que, soñábamos cuando éramos niños que, podíamos ser mejores en nuestro mar de padeceres in situ, pero con la llegada de tantos de ellos nos contaminamos de grandeza que, más bien parecemos desconocidos dentro de la isla, por lo que Margarita flota en el mar por ellos y, nosotros seguimos remando.

Pero ése no es el caso, el caso atípico, memorioso, peliagudo, distintivo y hasta ceremonioso es el gobernador: Alfredo Díaz Figueroa, que no es importado en vientre, ni vino de contrabando de otro mundo que es pequeño como el buen perfume -no colombiano, sino europeo- bien conservado en plena juventud con una voz de cura en sermón mañanero, bilingüe, ya que habla el margariteño callejero, bien estirado y, además el papiamento de las Antillas como ratón comiendo queso, sin ojeras, ni rastros de padecer de deglución lisonjera, de sonrisa liviana y libre de pecados, ni de ofrecimientos incumplidos, tampoco pestañea, ni habla con la boca llena, de dientes cortantes y dicen, que muy de mañana va a coger buches de agua salada y a hacer gárgaras en cualquier playa antes de llegar a la gobernación, de voz de mando y, lo más pintoresco no camina ligero como los políticos de la IV-R.

Hasta el momento nos preguntamos más de uno, me incluyo, si en verdad tenemos gobernador y, quienes lo eligieron como que se pelaron de cabo a rabo en su escogencia, a no ser que ellos pensaban en lo made in USA a futuro, o le guste lo malo y como un castigo de mala intención de ellos como, salimos de uno que tampoco no fue de lo mejor, ni tampoco se conocía como tal, se desquitaron con el actual que en vez de mejorar que, nos ofreció ferri para Coche y Cubagua y que íbamos a volar entre pueblos en parapente a bajo precio, patrocinados y administrados, por su gobierno, pero nos dejó volando a pie como siempre y, nadando en seco entre esas islas y, los que nos llegó como gobernador es un hombre show, bien preocupado por su imagen y la de su señora que no se queda atrás en esa presencia de dama de clase de exquisitos gustos que, donde esté él está ella,o sea que, como que no le tiene mucha confianza de dejarlo solo al desamparo de su figura, ni para comer empanadas en La Asunción, que no distrae como un galán del cine mudo ni de otro mundo como para no dejarlo respirar a solas ni a la machinberra.

Y en esa recurrencia de situaciones impredecibles, nada catastróficas (gracias a Dios), pero sí presenciales festivas, casi sin sosiego, que nos fermentan el ánimo y nos ponen a divagar si, al comprar El sol de Margarita o abres su dirección por Internet, lo primero que vas a ver es al gobernador y a su señora esposa, a la izquierda, o la derecha o, detrás de él, pero no lo pela, entonces se lee a todo dar con la exquisitez de quien escribió el comentario: el primero que se presentó a ver la competencia de gateos de niños en Altagracia fue el gobernador y su señora con un combo de teteros, chupones y cortauñas o, sino, el gobernador fue a cortar la cinta de la partida de bicicletas en Tacarigua y después se acercaron a comer cachapas con queso y de lo más elegantes se toman su guarapo de caña sin pitillo y, en otra nota leeremos, el gobernador y su esposa estuvieron en La Vencidad en la feria del cangrejo y vean como juega con las tenazas de uno, y otra, el gobernador Alfredo Díaz, probó con esmero el cruzado de chivo con ovejo en cazuela cercadeña en El Maco y fue tanto lo que comió que véalo con la boca llena mientras, que su señora bailaba el tumbaíto en ropa deportiva y, para mayor felicidad de su público leímos, el gobernador inauguró la regata acuática que tuvo lugar en Pampatar y, él de lo más complacido en traje de baño azul enseña su cuerpo y -no se le nota ni un gramo de grasa en su cuerpo- que buena vida la de él y, su señora lo acompaña a su lado como una sirena deslumbrante fuera del agua.

Entonces, la gente del pueblo pregunta cuando hay tales espectáculos en cualquier pueblo, ¿vendrá el gobernador? Claro, si es el primer invitado, entonces de qué nos quejamos -nos dicen- si el gobernador gobierna y muy bien a su manera, y lo que pasa es que Margarita no sirve para ser gobernada, porque no tiene problemas, lo tiene todo que viene del gobierno central que, nadie en la isla está preocupado, ni pendiente por la ayuda humanitaria, sí la isla, lo más que tiene son peces para matarle el hambre a quien sea y, por eso el gobernador hace el papel de parlante, o de director que donde lo inviten o no, va y su señora también. Y, que no se den mala vida que, los podemos perder.



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Esteban Rojas


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