Táchira siempre presente

El Táchira por ser una porción del territorio limítrofe con La República de Colombia, ha estado, está y estará presente por siempre en el acontecer local, nacional e internacional; es la esquina caliente del país por todo lo que significa su posición geopolítica y la conformación de grupos humanos, una región tan dinámica donde disciplinas como la sociología y la economía tienen su mejor laboratorio vivencial, para analizar lo que significa ser frontera.

En los actuales momentos histórico – políticos, los análisis de quienes gobiernan o ejercen la oposición, toman los atajos más cortos y cómodos que a la postre estiman les produzcan más renta política, justificando con ello una u otra posición; por eso los unos, criminalizan la protesta del tachirense y los otros hasta desde afuera del país venden la idea de unos "gochos" con los coj…. bien puestos.

Pero ambas corrientes se esconden en el escudo del olvido o el desconocimiento para fácilmente justificar lo muchas veces injustificable y para muestra un botón: la depresión del Táchira tiene su punto más bajo de la cordillera de los andes justamente en San Antonio del Táchira, de allí que sea el paso expedito para el tránsito de los conglomerados de poblaciones y mercancías, por eso es catalogada como una de las fronteras más dinámicas de América Latina.

No por casualidad o antojo la campaña Admirable de 1813 la emprende nuestro Libertador Simón Bolívar por Cúcuta, atravesando San Antonio del Táchira, y como cuan rocinante trepó Los Andes venezolanos hasta llegar triunfalmente a Caracas.

La Revolución Liberal Restauradora protagonizada por Cipriano Castro lanza los andinos a la conquista del poder en mayo 1899, casi que con el mismo periplo de la campaña Admirable, y fue precisamente la región fronteriza Norte de Santander – Táchira, su base de operaciones y de inicio.

La dictadura de Marcos Pérez Jiménez fue combatida duramente desde el Táchira con dignidad y decoro por líderes como Leonardo Ruiz Pineda por citar uno de los más emblemáticos, pero indudablemente que en toda la geografía local hubo líderes que ofrendaron hasta su vida contra esa oprobiosa forma de gobierno.

En 1960 el General Jesús María Castro León, inicia en el Táchira un movimiento para derrocar el recién gobierno constitucional de Rómulo Betancourt; acción que resultó fallida: pero es también desde esta esquina caliente que estalla en enero de 1962 la huelga de transporte que rápidamente se extiende por todo el territorio nacional, sentando cátedra de organización, combatividad y lucha.

Curiosamente fue también el Táchira donde el golpe de Estado del 4 de febrero de 1992 tuvo la menor repercusión, y eso lo demostró solo el hecho de que rápidamente se levantó el toque de queda que imperaba nacionalmente, ya parecía que la fogosidad y combatividad del Tachirense comenzaba a apagarse.

Entonces no busquen justificaciones con esta entidad que históricamente ha combatido, combatirá y disentirá de dictaduras y democracias, dándole títulos peyorativos a su pueblo y a sus acciones: lo que pasa es que ahora quienes detentan el poder y que ayer también protestaron, quemaron carros, participaron en luchas sindicales, acompañaron al pueblo en sus justos reclamos, usaron la universidad y el liceo como trinchera, pertenecieron a la lucha armada, llevaron plomo, cárcel, torturas, desapariciones y gas del bueno; hoy hacen casi lo mismo, satanizan y banalizan la protesta, pero con axiomas modernos y con un escenario político diferente, pero igual de frustrante.

No menos es cierto que en los últimos decenios, el Táchira ha venido perdiendo el cultivo de nuevos liderazgos locales, corajudos, combativos y conocedores de su entorno sociológico; por el contrario ha sido gobernada y administrada por forasteros que circunstancialmente apareciendo en el revolcón político, como los peces a la orilla del rio después de la creciente y fueron colocados al frente de los destinos de estos pueblos.

Será el tiempo y las circunstancias las encargadas de volver a parir dirigentes locales con apego regional y visión de país, para que desaparezca por siempre el oscurantismo que pareciera apropiarse de esta aguerrida comunidad tachirense siempre presente.



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Juan Alberto Sanchez Garcia


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