Equivocación agrícola

Cuando el presidente Hugo Chávez asume la conducción del país en Febrero de 1999, luego de esa abrumadora votación del pueblo venezolano que cifró sus esperanzas en que las cosas cambiarían para bien de todos, se comenzaron a producir diferentes eventos y aires renovados de cambio, propios de un nuevo gobierno.

El juramento sobre la moribunda constitución, unido al llamado a constituyente, comenzaron a marcar los pasos de un nuevo devenir para Venezuela, los grupos económicos y los personajes del mundo empresarial, creyeron ciegamente que aquí tenían un nuevo pitcher que les lanzaría pelota suave o bombitas, para que siguieran bateando como siempre lo habían hecho, con el viento siempre estaba a su favor.

Se recordará como en aquellas primeras giras al exterior se le pegaron a Hugo Chávez como ventosas, los que siempre habían medrado a la sombra del estado y específicamente en el campo agropecuario, los que habían vivido de las importaciones y negocios agrícolas patentados y certificados a través de las organizaciones agropecuarias que representan.

Por un momento el sector agrícola venezolano llegó a pensar y creer que por fin había llegado el tiempo de "sembrar el petróleo" y que ahora si Venezuela iba a tener una agricultura sólida, floreciente y soberana; pues ese era el mensaje y algunos síntomas que se veían en el espectro político agroalimentario.

Todos apostó a esas nuevas iniciativas de desarrollar integralmente el campo, darle el justo valor que el sector agrícola representa tanto en lo económico como en social, el seguir aprovechando los inmensos recurso humanos, tierra y agua, junto a la infraestructura desarrollada hasta el momento en riego, vialidad, mejoramiento genético, producción de semillas como el caso de maíz y café, el parque agroindustrial para darle valor agregado a las materias primas; en fin estaba abierta la posibilidad de apostar por una nueva agricultura sostenible en el tiempo, a la que indudablemente había que introducirle mejoras.

El órgano rector columna vertebral y responsable del sector agropecuario comenzó a desarticularse y parecía más bien que se ejecutada la práctica de ensayo y error, al extremo que a cada rato se le cambiaba su nombre, se le adscribían otras instituciones y al rato le quitaban, en fin dada la real sensación que se estaba jugando a una perniciosa política de desintegración, sin recordar aquella máxima: "nada es posible sin la gente, pero nada es duradero sin las instituciones"

Fueron nombrados diferentes ministros con diferentes visiones y encargos, y el sector agrícola comenzó a trastabillar, las estadísticas que aún se manejaban comenzaban a mostrar signos negativos que encendían las alarmas, indicando que había la necesidad de revisar las agro políticas que se estaba implementando, pero no fue justamente la Revisión, Rectificación y Reimpulso, las tres erres que debieron enmendar la plana y enrumbar la agricultura.

Los asesores le vendieron al Presidente Hugo Chávez y luego al Presidente Maduro, la falsa idea que los problemas y nudos críticos de la agricultura estaban en el procesamiento industrial de las materias primas; emprendiendo una brutal y desesperada carrera de expropiaciones, que le permitieron tener en manos del Estado el 70% del almacenamiento, dominar con el 64% la cadena de lácteos, el 52% de la harina precocida, 40% del arroz, el 25% de los aceites, el 52% del azúcar; pero jamás les dijeron a los Presidentes, lo qué es una cadena productiva, dónde comienza y dónde termina, qué factores la integran; por eso descuidaron el proceso productivo por ejemplo del café al igual que los demás rubros, supliéndolo con importaciones que como antes dejaban buenas comisiones, destruyendo la agricultura como patrimonio estratégico, por lo que la producción nacional se fue al suelo y aquí están los resultados.

Jamás les explicaron a los presidentes de la República, lo que es el proceso productivo agropecuario aguas arriba y aguas abajo, y eso al decir de los entendidos fue exprofeso porque había chorrera de dólares que permitían hacer y deshacer, por eso hoy está el país donde esta agrícolamente, con unas vacas que no producen leche sino lastima, con un sector agrícola bastante afectado, pero seguro que si hay verdaderamente rectificación y reimpulso otros gallos cantarían con esta agricultura equivocada.



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Juan Alberto Sánchez García


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